The Adversiter Chronicle

jueves, 16 de julio de 2015

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre


Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

THE MECHANIC (2011)

Apetecía ver una de acción que no fuera añeja o un revival de viejas glorias con acción al estilo de los 80´s y de paso observar a Jason Statham que se ha elevado a estrella del arte de repartir mamporros, romper rótulas y utilizar cualquier cachivache a mano como arma ofensiva en películas que no dejan de ser correctos productos del género que le han permitido hacerse un hueco y se verán el día de mañana como se ven hoy las de ayer tipo El justiciero de la noche siendo un digno heredero y sucesor de distintos tipos de justiciero reunidos en su persona.

Por un lado mantiene el hieratismo de los personajes de acción de Bruce Willis donde un leve movimiento del labio, casi imperceptible pero magnífico en su densidad, que le hace pasar de rostro de cara de haba o de asesino rabioso a cínico que se ríe de su propia mierda y los ojos reflejan que ya está pensando en matarte. Tiene la rabia y el afán de un Charles Bronson así como habilidades acrobáticas de un Wesley Snipes y una fanfarría de golpes y llaves que destilan esencia de Steven Seagal pero sin turras movida zen o rollo budista siendo la relación de sus personajes con el sexo femenino una versión del Stallone pero con su propia personalidad, ya digo que esencia de otros en uno.

Pero la grata sorpresa fue ver en el reparto a un actor que nos tiene enamorados al equipo de cata cinematográfica: Ben Foster. Le hemos visto de pistolero psicópata en el lejano oeste, de abnegado y realista miembro de operaciones especiales en Afganistán y de delicioso psicópata adolescente en aquella del secuestro de la familia de un contable de la mafia para esforzados trabajos de rescate por parte del bueno del Bruce Willis y donde ya prometía lo que estamos disfrutando con sus actuaciones.

Lo cierto es que es su presencia lo que anima y pone a prueba al Jason Statham, una película cuyo argumento ya está visto otras veces: el rollo del aprendiz que mata a su maestro y pasa a ser ídem de un aprendiz que busca venganza. Es uno de esos actores que en circunstancias normales acaban encasillados en el mismo papel una y otra vez hasta quedar relegado al olvido como anécdota hasta que la palman o triunfan ya en su casi retiro laboral en una serie televisiva. Y es cierto que puede decirse que sus personajes siempre muestran alguna tara psicológica que su rostro favorece, pero cada personaje aún siendo lo mismo, los enriquece al estilo y frescura de Robert De Niro en sus años mozos...

Redondea el reparto, muy masculino como mandan los cánones del subgénero, el entrañable de Donald Sutherland cuya presencia absorbe el objetivo de la cámara con un pelo y barba plateadas que en lugar de mostrar la decrepitud del paso del tiempo que tanto destroza a actores y actrices muestran al igual que el Clint Eastwood que han llegado plenos a la tercera edad y saben que la vida es una carrera por etapas sin tratar de buscar el elixir de la eterna juventud que convierte las caras en máscaras, como la que estuvo buena, de Meg Ryan por citar un patético ejemplo...

Sublime como siempre el Sutherland.

El mayor atractivo del film, un correcto producto de acción para entretenimiento del espectador, está en los primeros treinta minutos de metraje donde se nos sirve una ración de ultraviolencia visual que no se veía desde los tiempos de La Naranja Metálica y el inolvidable tratamiento Ludovico con un Ben Foster sublime cuando va a cumplir su primer encargo como mecánico, eufemismo que esconde ser un asesino profesional con una fanfarria de paliza a manos de un fornido colega y además pervertido invertido, una auténtica ensalada de hostias como no se veían, reitero, desde la peli del Kubrick.


Película para pasar un buen rato que si bien no será un clásico sí que reúne todos los ingredientes para al menos recordarla a lo largo de la existencia vital donde dos actores de distinta idiosincrasia se complementan e interaccionan haciendo las delicias de los aficionados y que no chirría para el espectador casual que gusta de mamar de otros géneros pero que de vez en cuando les gusta paladear un poco de acción pura y dura con reparto solvente, estrellas que no defraudan y efectos digitales muy buenos porque logran lo que debe ser todo efecto especial: pasar desapercibido hasta que recuerdas o vuelves a ver la película.
No olvidéis las palomitas.

 The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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