Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: PARTISANAS – La mujer en la resistencia armada contra el fascismo y la ocupación alemana (1936-1945)
Autor: Ingrid Strobl
Editorial: VIRUS Editorial
Traducción: Patric de San Pedro y Assumpta Terés Illa
Edición: Marzo de 1996
Hay varios tópicos incrustados en el imaginario
colectivo acerca de la Guerra Civil española y de la II Guerra
Mundial: todos los franceses estaban en la Resistencia, las
milicianas eran todas unas putas al servicio de la República, que
los judíos eran un pueblo sin afán de lucha contra sus
exterminadores o que Franco ganó la Guerra Civil por su talento...
¿Y las mujeres?
Desde un punto de vista feminista y con cierta nostalgia
revisionista del movimiento revolucionario internacionalista pero sin
alterar el espíritu de homenaje y memoria de si no olvidadas, sí
ignoradas luchadoras contra el fascismo desde 1936, unas veces porque
la historia la escriben los hombres y otra que relegadas en la paz a
su rol de madres y esposas, el silencio de la ignorancia hace que la
historia de estas mujeres, chicas jóvenes en su mayoría, nunca sea
contada salvo con tópicos típicos.
Se da la paradoja que mientras las españolas provenían
en su mayoría de ambientes proletarios, libertarios y anarquistas
mientras que las españolas burguesas abrazaban el fascismo a la
franquista, tres años después sus símiles europeas eran
perseguidas y ejecutadas por ser judías sin distinción de ideología
o clase social...
Pero las historias y vivencia son similares: mejorar la
sociedad y el papel de la mujer en la misma, combatir con las armas
al enemigo, demostrar que valían más tanto como un hombre en
combate soportando dolor, lágrimas y llantos, la angustia por los
familiares en la retaguardia y en los guetos, soportar la falta de
higiene ocultando la menstruación en las trincheras y por último el
temor a dormir junto a hombres y el peligro de la violencia sexual
para finalizar en sádicas torturas de la Gestapo o de la revancha de
los requetés al tomar una posición por ellas defendida y la
humillación de ser apartadas de acciones armadas para terminar
realizando tareas más propias como cocineras y costureras por sus
propios compañeros que pese a sus proclamas seguían viendo a la
mujer en un papel secundario tanto de la acción como de las
decisiones políticas pese a las ideologías liberadoras e
igualitarias que pregonaban en reuniones y pasquines
Según la contra cubierta y con datos de 1996, Ingrid Strobl nació en Austria en 1952. Estudió Filología Germánica e Historia del Arte en Viena, doctorándose con la tesis Retórica en el Tercer Reich. Ha sido durante años redactora de la revista feminista Emma y, como periodista independiente, ha colaborado con diversas revistas y programas de radio y televisión, tratando temas relacionados con la mujer, la política de población, las nuevas tecnologías genéticas, la política migratoria y el antisemitismo. Es además autora de varios libros y documentales.
Y sin más, unos breves pasajes que os inciten a su
lectura:
Rebelión militar en España...
“El
golpe de los oficiales fascistas había trastornado no sólo la
situación política, sino también la vida cotidiana de la población
con la tradicional distinción de los roles sociales de ambos sexos,
que en España era especialmente rigurosa. Muchachas de dieciséis
años cambiaron sus vestidos por los uniformes militares de las
milicias, se colgaron un fusil al hombro y se fueron a la guerra.
Amas de casa pusieron manos a la obra para organizar la vida social
de la población. Durante esos primeros días y semanas después de
estallar la guerra tuvo lugar una revolución dentro de la
revolución. Todos los testigos describirían posteriormente, con
asombro, la nueva forma de actuar de las mujeres, cosa que, por
tratarse de España, parecía todavía más sorprendente. La inmensa
mayoría de las mujeres españolas se encontraba bajo la dictadura de
la pobreza, la Iglesia y el marido. Hasta la llegada de la República,
en 1931, no tenían prácticamente ningún derecho, recibían sueldos
míseros y no había ninguna organización que representase sus
intereses. También los anarquistas, que en su programa abogaban por
la igualdad de derechos de la mujer, en la práctica, no movían ni
un dedo, ni a nivel sindical, ni mucho menos a nivel particular.”
Llegada al frente en Buitrago de Lozoya...
Cuando
llegó a Buitrago de Lozoya, su zona en el frente, les recibieron
así: `Todo el mundo abajo, esperad, ahora repartimos las cosas´.
Las cosas eran: el mono, la gorra de las milicias, un plato,
cubiertos, una cartuchera, munición y una carabina. De momento,
Rosario no sabe qué hacer con todo esto, pues no había tenido nunca
un fusil en la mano. Los voluntarios que todavía no habían hecho
ningún entrenamiento militar son enviados con los demás a
trincheras y, una vez allí, reciben una especie de curso rápido
para el manejo del arma: `Nos explicaron cómo se carga la carabina y
cómo se apunta a un objetivo. Y luego nos dijeron que , en todo
caso, teníamos que disparar continuamente para que los fascistas
notaran que presentábamos una resistencia fuerte. Y el caso es que
nuestras carabinas tenían un alcance de apenas 30 metros. Eran
fusiles viejísimos´.Rosario está en primera fila en el frente en una zona de lucha de vital importancia, pues d esa zona proviene el agua potable de Madrid y hay que conservarla a cualquier precio. Rosario recuerda: `Fue el mismísimo infierno. Se disparaba día y noche, claro que gracias a eso aprendimos muy rápido a luchar´.”
Represión franquista...
“Julia
ingresa en la cárcel de mujeres de Ventas y el 3 de abril de 1940 es
condenada a muerte por delito de rebelión. Al cabo de unos meses le
conmutan primero la pena por una condena de 30 años de prisión
mayor. La hija de Julia tiene 14 días cuando detienen a su madre.
Cuando Julia tuvo que abandonar el frente se había encontrado de
nuevo
con su novio y había vuelto a quedar embarazada, esta vez
decidió quedarse con el niño a pesar de sus condiciones de vida
difíciles y peligrosas. `Fue una criatura deseada y yo era muy
feliz. Entonces me la tuve que llevar a la cárcel. Eso fue terrible.
A mi no me torturaron, mi tortura fue la niña. Primero cogió
pulgas, luego abscesos de pus en todo el cuerpo, finalmente
meningitis´. Julia recuerda que la mayoría de los niños en la
prisión murieron de meningitis. `Gritaba y lloraba día y noche, y
yo no la podía ayudar, no podía hacer nada. Hubiese preferido la
tortura a eso´. Las mujeres suplican a las guardianas que vayan en
busca de un médico, pero no les hacen caso. Cuando muere la niña
apenas tiene diez meses y medio. Al cabo de unos años trasladan a
Julia a una cárcel del País Vasco que todavía era peor que Ventas:
`Era terriblemente húmeda. Dormíamos constantemente sobre colchones mojados´.
A causa de la humedad, Julia contrae una grave parálisis en las
piernas, no puede andar y debe permanecer dos años en la enfermería
sin poder moverse. Apenas puede volver a andar la trasladan a
Barcelona, de allí a Palma de Mallorca, luego su odisea por las
cárceles la lleva de nuevo hacia el norte, a Bilbao, hasta que por
fin llega a Almería donde recibe el indulto.”
Resistencia en los Países Bajos...
Los ocupantes nazis y sus títeres locales fascistas
reconocen el problema de la resistencia judía...
“En
agosto de 1943, tres meses después de la derrota definitiva del
levantamiento del gueto de Varsovia, el comandante del Armia Krajowa
y sucesor de Rowecki, el general Bór-Komorowski, hizo público su `Documento sobre la lucha contra las bandas´. De esta manera hacía suyo el lenguaje empleado por los nacionalsocialistas´, que describía a los grupos partisanos ante todo como bandas. Bandas armadas, constituidas por judíos y prisioneros de guerra soviéticos huidos,se dedicarían -según se afirma en la declaración de Bór-Koworowski- a aterrorizar a los habitantes de las ciudades y pueblos polacos:
`
Tanto hombres como mujeres -sobre todo judías- participan en estos ataques. Estas acciones vergonzosas de individuos desmoralizados conducen, en buena medida, a la ruina total de muchos ciudadanos que ya se encuentran gravemente afectados por los cuatro años de lucha continuada contra el enemigo´´. El comandante del Armia Krajowa lamenta que los alemanes, a quienes la población ha solicitado su ayuda, no intervengan con suficiente energía. A consecuencia de ello, `para proteger a la población inocente´, habría dado `instrucciones a mis comandantes, con el conocimiento del delegado del Gobierno, de hacer uso de las armas en caso de saqueos o presencia de elementos subversivos. (…) También he ordenado a mis comandantes garantizar la cooperación de la población local con las centrales del delegado del Gobierno, a fin de establecer sistemas de alarma y organizaciones de autodefensa locales.”
El combate...
“Alguien
da la señal de ataque. Un grupo de mujeres jóvenes, bajo el mando
de Milka Datner, Basia Kaczalska, Khaya Biala y Fania´, prende fuego
a las fábricas y talleres. Al mismo tiempo, un grupo de luchadores
ataca con ametralladoras y fusiles a los alemanes en la calle Smolna
y les obliga a retroceder. Mientras tanto, el grupo en torno a Milka
Datner comienza el asalto a la valla e intenta incendiarla, a fin de
posibilitar la fuga a las masas que tienen que pasar por la calle
Smolna de camino al punto de encuentro. Chayke Grosman: ``Éramos
conscientes de que íbamos a morir todos. Sabíamos que los que abrieran una breca en la valla, los atacantes, iban a ser un blanco perfecto del endiablado fuego enemigo, que en el mejor de los casos sobrevivirían sólo unos cuantos. Pero detrás de nosotros estaban las masas. Teníamos que romper el bloqueo para que pudieran huir. En esos momentos se encontraban reunidos allí cerca de 20,000 judíos. (…) Aun cuando cayeran cientos de ellos, varios miles podían escapar.´´.”
El
destino...
“Y
si estas muchachas, en parte, se unieron a la resistencia armada no
sólo por convicciones políticas, sino también por ciertas ganas de
aventura y el deseo de escapar al aburrido y coartante rol de mujer,
esto no podía ser suficiente por sí mismo para aguantar durante
meses y años, día tras día, la vida en el frente, en la
ilegalidad. La fuerza para continuar luchando, en tanto que
terrorista buscada, ante las narices del enemigo no podía venir sólo
de las ganas de aventura. Esta fuerza se alimentaba de la ruptura
radical con todo lo que ofrece la sociedad, con todo lo habitual, de
la transgresión de todas las fronteras. Estas jóvenes mujeres
rompían con su papel, rompían con la ley, derrumbaron el muro
protector del instinto de conservación. Habían llegado demasiado
lejos en su atrevimiento como para querer o volver atrás.”
Libro recomendable para todos lo públicos: feministas y
luchadoras ante el machismo imperante, amantes de historia bélica,
como homenaje a la memoria de las olvidadas en las crónicas
oficiales y de propaganda, al ministro Gallardón y sus grilletes
morales y a todo lector y lectora que gusten de conocer los
entresijos que dieron lugar a la formación del mundo en que
vivimos...
Y para la suegra que se cagará en todos los santos
cuando vea que en lugar de novela histérica se trata de un libro de
rojas, ateas, masonas, comunistas y
alguna que otra bollera.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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