The Adversiter Chronicle

sábado, 8 de febrero de 2014

"Días de vinilo y cassetes", suplemento musical cutre


Con la colaboración de El Bis en exclusiva para The Adversiter Chronicle

EUROVISIÓN: Ah-Bah-Nee-Bee (1978)

Tarde o temprano tocaría hablar de Eurovisión, cuando las televisiones eran públicas en Europa y las cada vez más frecuentes retransmisiones deportivas hacían necesario aunar recursos y capitales para amortizar las inversiones en la incipiente televisión satelital..
Aunque lo más recordado de los eurovisiones es la pantalla de ajuste, redonda con la orla de las letras del consorcio, y la canción de la alegría sonando en un intento de que los europeos relacionáramos la música con la nueva patria de carácter continental en formación que no formada y mucho menos conformada, pero al final ha quedado indisolublemente unida a las mentes de los cráneos que vivieron la época.
El funcionamiento es simple: las televisiones asociadas en Eurovisión tienen una cita anual en forma de concurso de canciones cuya gala se retransmite en directo a todos los países europeos, recordar que de aquella eso quería decir que pertenecían a la OTAN o al menos no eran hostiles a la misma. Luego vienen las votaciones, que eran emitidas en cada país participante por un jurado elegido por la cadena televisiva, que eran mostradas en un gran panel y donde cada país por orden de participación en la gala emitía una serie de puntos que hacían que toda la familia se congregara a verlas y ver si nos votaban...

Era la única vez en toda la retransmisión que la familia se sentaba junta durante la emisión sin olvidar el álgido momento de la interpretación de la canción patria, momento de sueños y esperanzas que se estrellaban ante la realidad de las puntuaciones...
La canción que traemos hoy es un claro ejemplo del espíritu del concurso, obviamos el grupo porque en Eurovisión, salvo contadas excepciones, pasa a la memoria por los temas aunque de aquella la gente gustaba de comprar en single de vinilo la canción ganadora que se aupaba enseguida a las listas de éxito y que supongo que ahora son polvo de neuronas en algún lugar del resorte de memoria profunda...
Grupo hortera en su puesta en escena , que mezcla el formalismo de la orquesta con una banda hippy en plena concordancia con los 70´s, y una coreografía encorsetada al ritmo orquestal, una canción ganadora de un país que participaba por primera vez, Israel, que aumentó la sensación de los contemporáneos de que realmente el certamen musical europeo rompía fronteras. Estribillo grabado a fuego y si es la primera vez que la vas a escuchar te recomiendo que te pongas tapones en los oídos o te quedarás atrapado en su bucle, que conste que advertí.
Fenómeno musical en su época, conoció versiones en español y toda la Europa televisiva sufrió una sobre saturación con la cancioncilla de marras que aumentó su efímera popularidad cuando al año siguiente Israel volviera a repetir triunfo con un naftalinado tema tan insufrible como éste...
Aunque ahora sea tan antigualla como un charlestón, merece la pena pero cuidado con oirla, porque forma parte de la historia televisiva europea...

¡Oh!, me pasan una hoja de que el festival sigue celebrándose y los nuevos cantantes siguen haciendo el ridículo...

Al final, Ilegales va a resultar que tenía razón...






The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV

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