Con la
colaboración de El Bis en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Tarde
o temprano tocaría hablar de Eurovisión, cuando
las televisiones eran públicas en Europa y las cada vez más
frecuentes retransmisiones deportivas hacían necesario aunar
recursos y capitales para amortizar las inversiones en la incipiente
televisión satelital..
Aunque
lo más recordado de los eurovisiones
es la pantalla de ajuste, redonda con la orla de las letras del
consorcio, y la canción de la alegría sonando en un intento de que
los europeos relacionáramos la música con la nueva patria de
carácter continental en formación que no formada y mucho menos
conformada, pero al final ha quedado indisolublemente unida a las
mentes de los cráneos que vivieron la época.
El
funcionamiento es simple: las televisiones asociadas en Eurovisión
tienen una cita anual en forma
de concurso de canciones cuya gala se retransmite en directo a todos
los países europeos, recordar que de aquella eso quería decir que
pertenecían a la OTAN o al menos no eran hostiles a la misma. Luego
vienen las votaciones, que eran emitidas en cada país participante
por un jurado elegido por la cadena televisiva, que eran mostradas en
un gran panel y donde cada país por orden de participación en la
gala emitía una serie de puntos que hacían que toda la familia se
congregara a verlas y ver si nos votaban...
Era
la única vez en toda la retransmisión que la familia se sentaba
junta durante la emisión sin olvidar el álgido momento de la
interpretación de la canción patria, momento de sueños y
esperanzas que se estrellaban ante la realidad de las puntuaciones...
La
canción que traemos hoy es un claro ejemplo del espíritu del
concurso, obviamos el grupo porque en Eurovisión,
salvo contadas excepciones, pasa a la memoria por los temas aunque de
aquella la gente gustaba de comprar en single de vinilo la canción
ganadora que se aupaba enseguida a las listas de éxito y que supongo
que ahora son polvo de neuronas en algún lugar del resorte de
memoria profunda...
Grupo
hortera en su puesta en escena , que mezcla el formalismo de la orquesta con una banda hippy en plena concordancia con los 70´s, y una coreografía encorsetada al
ritmo orquestal, una canción ganadora de un país que participaba
por primera vez, Israel, que aumentó la sensación de los
contemporáneos de que realmente el certamen musical europeo rompía
fronteras. Estribillo grabado a fuego y si es la primera vez que la
vas a escuchar te recomiendo que te pongas tapones en los oídos o te
quedarás atrapado en su bucle, que conste que advertí.
Fenómeno
musical en su época, conoció versiones en español y toda la Europa
televisiva sufrió una sobre saturación con la cancioncilla de
marras que aumentó su efímera popularidad cuando al año siguiente
Israel volviera a repetir triunfo con un naftalinado tema tan
insufrible como éste...
Aunque
ahora sea tan antigualla como un charlestón, merece la pena pero
cuidado con oirla, porque forma parte de la historia televisiva
europea...
¡Oh!,
me pasan una hoja de que el festival sigue celebrándose y los nuevos
cantantes siguen haciendo el ridículo...
Al
final, Ilegales
va a resultar que tenía razón...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.com
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