Libro: La voz de los vencidos (El exilio republicano de 1939)
Autor: Alicia AltedEditorial: Santillana Ediciones Generales, S. L.
Año de edición: 2005
Nos acercamos hoy en este número de “Lomo con tapas” a la historia de la España derrotada en la Guerra Civil. Cruzaremos los Pirineos, nos internaremos en las playas convertidas en campos de concentración de refugiados y viajaremos a lejanas tierras hermanas esperando a que los aliados decidan poner fin a la dictadura fascista aunque finalmente nunca ocurrirá tal cosa y seremos huérfanos de madre patria mientras nuestros descendientes son ciudadanos de las lejanas tierras mas cuanto más lejos de España...
Alicia Alted es historiadora, profesora titular en el Departamento de Historia Contemporánea de la UNED en Madrid (2005) e investigadora en la historia reciente española. Una parte de sus publicaciones versa sobre la educación y la cultura en los años de la Guerra Civil y el régimen de Franco. Ha trabajado aspectos relacionados con la oposición al franquismo en el interior y, desde finales de la década de 1980 estudia el exilio republicano de 1939. También se interesa por el impacto de los conflictos bélicos en los niños, así como por el fenómeno de las migraciones con especial referencia a España.
Como siempre, unos breves pasajes de esta interesante obra de investigación histórica acerca del exilio de quienes eran españoles derrotados.
Francia antes del éxodo de los derrotados...
“En el caso de España, la proclamación de la Segunda república en abril de 1931 también propició el retorno de republicanos, socialistas y anarquista que se habían exiliado en la década de 1920. La preocupación de la República por los españoles que se encontraban trabajando en Francia se materializó en la firma del Tratado de Trabajo y Asistencia Social con el gobierno francés en noviembre de 1962, y en el establecimiento de un Convenio sobre Seguridad Social. Por otra parte, ambos gobiernos tomaron una serie de iniciativas oficiales tendentes a fomentar los contactos culturales, en aras de un mejor conocimiento que incidiera en un cambio positivo en las respectivas imágenes de los países. La Casa de Velázquez en Madrid y el Colegio de España en París se concibieron como puntas de lanza de estas relaciones. Junto a esto, París siguió siendo un tradicional foco de atracción de intelectuales y artistas españoles. Según el censo general de población, en marzo de 1936 la colonia de españoles en Francia era de 253,599 personas. En general, la población francesa continuaba manteniendo una imagen despectiva de la misma por su bajo nivel social y cultural. La llegada de las primeras oleadas de población desplazada durante la guerra y después el éxodo de principios de 1939 iban a producir profundos cambios en esta colonia de españoles y en sus relaciones con la sociedad de acogida.” Desidia de las democracias...
“Los países europeos mostraron un gran desinterés hacia esta última oleada de exiliados. El Gobierno británico había ofrecido barcos de su flota militar o mercante para su traslado (de los refugiados), pero en ningún momento aceptó acogerlos. El Gobierno francés, por su parte, y ante la situación en la que se encontraban los campos de concentración en Francia, no quería recibir a más refugiados en territorios bajo su jurisdicción. Esto motivó situaciones muy penosas para los españoles que llegaban al puerto de Orán y tenían que esperar la autorización para poder desembarcar.”Españoles en la II Guerra Mundial...
Una república en el exilio...
"Desde una perspectiva política el exilio no se puede ver como algo específico al margen del conjunto de la oposición al franquismo. Exilio, resistencia, clandestinidad, represión... son términos que de forma conjunta definen una misma realidad, que, a su vez, forma parte inseparable de la propia historia del franquismo.Así, la década de 1940 es una época de predominio de la oposición ilegal al régimen, lo que se traduce en el ámbito del exilio político, en una gran actividad orientada a conseguir un reconocimiento internacional que respalde su pretensión de poner fin al régimen de Franco y de traer de nuevo la República a España. La década de 1950 es una época de transición. El exilio político no ha conseguido ese reconocimiento internacional que sí, en cambio, se le otorga a Franco, con lo que se asegura la permanencia de su régimen. De forma paralela, ese exilio va entrando en una fase de desvanecimiento. El relevo lo empiezan a tomar las jóvenes generaciones del interior que no hicieron la guerra y a las que les preocupa, en primera instancia, la situación de su país. En la década de 1969 se produce el desplazamiento definitivo de las actitudes de oposición política al franquismo del exilio hacia el interior, lo cual no implica tanto la marginación del exilio como la progresiva desaparición vital de las generaciones que hicieron la guerra.”
La última esperanza...
“El final de la Segunda Guerra Mundial significó para los exiliados la esperanza de un pronto retorno a España. Llevaban ya varios años en el destierro y todavía las <<maletas>> permanecían sin deshacerse y el mobiliario de las viviendas era provisional, porque cada Nochevieja el refugiado decía a su familia, golpeando con la mano en la mesa: ¡el próximo año en casa!, en la casa de su tierra natal. <<Pasamos a Francia- evoca Sara Berenger- siempre con la esperanza de volver, de volver mañana, tanto es así que estuvimos años esperando volver y que teníamos siempre la intención. Cuando nos reuníamos media docena de compañeros decíamos:`¿Qué vamos a hacer?´. `Por qué no cogemos una campaña abandonada en el monte y trabajamos y vivimos en colectividad y hacemos algo?´, pues sí, nos entusiasmábamos y decíamos: `Vamos a hacerlo´, pero al cabo de dos o tres días yo les decía: `¿Y si la cosa en España se arregla?, tendremos que abandonarlo todo, vale más que esperemos´. Y así hemos pasado muchísimos años>>. Y refiriéndose a la actitud de los aliados tras la guerra, Francisca Muniesa, que había colaborado en la Resistencia como enlace, comenta: <<Hace ya 53 años que estamos aquí, en Francia, y los que llegamos a lo primero, que la guerra iba a terminarse, los pobres españoles, porque había unos maquis, unos maquis franceses y unos chicos españoles ¡más majos! Decían: `Hay que ganar y luchar para Francia es luchar para nosotros y ganar la guerra para Francia es ganarla para España´. Pero fue todo lo contrario. Mussolini salió, Hitler salió y a Franco lo dejaron. ¡Ahí tuvimos un engaño muy grande los pobres españoles!>>. Libro apasionante para recordarnos que al igual que magrebíes y resto de inmigrantes que acuden a España en busca de refugio y de oportunidades escapando de la guerra, no hace tanto que hubo españoles que debieron dejar su tierra. Es la historia de la historia que quiso ignorar y exterminar la dictadura de Franco y que una vez que tenemos conocimiento de la misma, retumba en nuestras cabezas y reafirma en la certeza de que en la Guerra Civil sólo hubo vencidos, unos por la armas y otros por los fascismos, en medio, como siempre, la ciudadanía.
Recomendable a amantes de la historia y para regalar a la suegra que cuelga fotos de parientes militares victoriosos de matar a otros compatriotas.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
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