Una sección de
El Bis en exclusiva para The
Adversiter Chronicle
DON´T WORRY, BE HAPPY
(1988)
Forma
parte imprescindible en toda fonoteca de los 80´s que se precie de
tal, pese a que se lanzó ya en el tramo final de la década, y ha
quedado grabada a fuego en la memoria musical de varias generaciones
gracias a que ha figurado de banda sonora en películas, series,
versionada a lo largo de los años y que sigue manteniendo la
frescura del día de su lanzamiento un 17 de octubre de 1988 e
interpretada por Bobby McFerrin, cantante a palo seco sin
instrumentos y director de orquesta estadounidense que ya iba por su
cuarto LP y este tema sería su primer sencillo y que lograría tres
premios Grammy en 1989. Tema histórico por ser el primero
interpretado a capela que alcanzaría el primer puesto en las listas
estadounidenses y se mantendría en el mismo durante dos semanas, que
entonces era todo un éxito. Caló además en multitud de países
donde también alcanzaría el número uno de las listas.
Y
también llegó al número uno en España donde el tema se hizo
archipopular gracias a la frase que da título a la canción,
sencilla de traducir y fácil de pronunciar, que se convertiría en
frase del populacho y dicha a la pareja, a los padres e incluso con
agentes de policía y a la altura en popularidad del famoso `si bebes
no conduzcas´. Lo cierto es que es una canción un tanto taladrante
que si se escucha en dosis masivas o intravenosas terminas con deseos
psicopáticos de estrangular al bueno del Bobby McFerrin y destrozar
el reproductor sin importar el cachivache analógico u digital donde
se esté escuchando. El rollo es que la frasecita de marras se hizo
coletilla habitual y posiblemente logró que el público español se
atreviera a decir una frase en inglés con pleno conocimiento de su
significado. Tiene también su leyenda, como que el autor es Bob
Marley o que Bobby McFerrin se suicidó tras grabarla. Crónicas y
leyendas urbanas aparte, la canción hizo historia y sigue plenamente
vigente con su mensaje optimista frente a la pesimista realidad...
El
videoclip destila algunas de las esencias de toda la década, artista
interpretando un personaje, las imágenes al servicio de la historia
con calidad cinematográfica donde se suplía con imaginación en el
montaje la parquedad de la producción. Sigue el videoclip tan fresco
como la canción pese al tiempo transcurrido y hay multitud de
versiones en varios idiomas y distintos estilos que no logran superar
la sencillez compleja del tema original de Bobby McFerrin que,
insisto, si se escucha mucho y de seguido crea un efecto taladrante
en los tímpanos que puede llevar a estados convulsos de consciencia
y que broten granos cada vez que se escucha en la vida, aviso.
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