The Adversiter Chronicle

miércoles, 7 de mayo de 2025

"COMPOSTURA DEL POSTUREO", por Alí Kate

CUANDO ABRIMOS LA PUERTA Y ES UN AGENTE COMERCIAL

Trato hoy de una compostura del postureo básica, imprescindible porque deberemos recurrir a ella varias veces a lo largo de la vida para enfrentarnos a uno de los peores depredadores que pululan por nuestra sociedad como es el agente comercial, auténtico tiburón que utilizará todo tipo de recursos para darnos la cantinela hasta el aturdimiento dejándonos vulnerables a firmar cualquier cosa y domiciliar los recibos. Hay que distinguir entre el agente comercial de oficina donde la compostura del postureo es de interés porque acudimos para resolver alguna cosa y el agente comercial pies planos y suelas de zapato gastadas de patear el asfalto o subir y bajar escaleras. El primero es atento y servicial, servil casi si se trata de ingresar dinero, comprensivo ante nuestro problema y ojo avizor a darnos una solución. El segundo es resabiado si es veterano, oportunista si busca engrosar sus comisiones ese mes y arriesgados, atrevidos y casi insolentes si son jóvenes en su primer empleo tras finalizar sus estudios universitarios de carrera sin complicaciones y poco complicada. La compostura del postureo para los tres casos tiene cosas en común que luego se bifurcan para cada caso concreto. La compostura del postureo común a las tres es la de, una vez abierta la puerta sin percatarnos por la mirilla de que es un agente comercial, es la de no abrir del todo la puerta, poner cara interrogante y antes de que el agente comercial termine su perorata inicial, decir que tenemos asuntos que atender, que somos teletrabajadores, que se está ocupado y a la vez ir cerrando la puerta antes de que el agente comercial reaccione a nuestros movimientos de escape cerrando la puerta con una excusa. No siempre somos rápidos y si el agente comercial es mujer resulta inevitable que el macho alfa que le abre la puerta aguante un poco la cháchara, ocurre al revés, un agente comercial de buen ver al que le abre una maruja de vida conyugal aburrida, rutinaria como ama de casa y nadie con quien hablar que hasta invitará a pasar al agente comercial y ofrecerle un café. En cualquier caso, una vez que reaccionamos tarde y hemos de enfrentarnos al hecho de tener enfrente un agente comercial, hay que decidir la compostura del postureo apropiada. Hay que tener en cuenta que lo que nos ofrece ni nos interesa, ni lo necesitamos y ni siquiera sabíamos que existía, porque la compostura del postureo es negativa de base. Si es un agente comercial joven se le puede ablandar un poco dándole la turra con nuestra triste historia entre lamentos y quejas al gobierno porque no hay trabajo con ingresos dignos de gastar en consumir o las pensiones son una mierda. La juventud del agente comercial rechazará escuchar historias de viejo carroza y por sí mismo elegirá la opción de no perder más el tiempo y pondrá en la ficha que no merece la pena picar a esa puerta porque no se venderá ni una triste rosca. Pasamos al segundo caso, un agente comercial ya con experiencia y tirando a experto en cazar incautos clientes potenciales en cuanto nos ve las trazas, un auténtico mercenario que busca una buena soldada cada mes y que no tiene escrúpulos ni compasión, buscando siempre el pago al contado que le da la mayor comisión de venta. Aquí la compostura del postureo es de alerta mas aparentando normalidad y nada de poner cara de interés porque el agente comercial captará que hay una grieta en nuestro muero de negatividad. Suelen ser estos agentes comerciales duchos en enrollarse y enrollarnos mientras canta las delicias de su producto cual si fueran los santos evangelios. Nuestra compostura del postureo será la de dejar hablar, que se agote cual boxeador que machaca al contrario hasta deformarle la cara y que ignora que sólo acelera su cansancio y cuando menos se lo espere arrearle un guantazo que le tumbe de primeras. Tarde o temprano dejará de hablar, una pausa para coger resuello, es entonces cuando desplegamos la compostura del postureo en todas su magnitud con un seco y cortante, firme y contundente `no me interesa´ e ir cerrando la puerta a la vez antes de que logre articular una respuesta. Y tenemos finalmente el agente comercial veterano de un millón de timbres, con su cartera de clientes y que le gusta pasear, si de paso hace una venta se gana un dinerillo extra, pero ha colmado sus expectativas vitales y se nota en el trato porque antes de tocar un timbre su ojo experto ya ha distingue quiénes son potenciales presas y quienes no merecen perder tiempo y saliva con ellos. Este agente comercial sabe aceptar una negativa y si reaccionamos tarde la compostura del postureo es pensar si necesitamos algo a corto plazo, podemos encontrar un amigo y un aliado que nos asesora y conduce por una gama de productos acorde a nuestras necesidades. Otra cosa es el agente comercial quemado que juega al bingo y tragaperras amén de trasegar sus buenos chupitos que dará la brasa y se puede adoptar la compostura del postureo del segundo caso expuesto anteriormente. Otra cosa son las agentes comerciales, estar solo en soledad supina y una buena turra de agente comercial acompañado de unos buenos lingotazos de moscatel puede aliviar la soledad por unas horas. La mejor compostura del postureo en todo caso es mirar por la mirilla, instalar video portero e incluso las modernas mirillas digitales, barreras defensivas ante un agente comercial a puerta fría antes de tener que enfrentarnos al agente comercial cara a cara donde tenemos todas las de caer en su verborrea y ofertas fabulosas de su cartera de productos.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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