The Adversiter Chronicle

lunes, 21 de abril de 2025

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
El hombre vigilado
-Recuerdos a partir de expedientes de la policía secreta-
Autor: Vesko Branev
Editorial: Galaxia Gutenberg
Traducción: Naomí Sobregués Arias
Edición: 2009

La propuesta de hoy es un viaje a la vida dentro del totalitarismo, comunista en este caso. El país no podía ser ninguno más satélite de la URSS que Bulgaria, país que durante la Guerra Fría estaba completamente dominado desde Moscú. No se trata el protagonista del típico disidente del sistema comunista que hace campañas clandestinas y pasado de tapadillo sus escritos a este lado del muro, es un ciudadano que decide no ser miembro con carnet del partido y que ya desde joven sintió los brazos del totalitarismo para atraerle, sí pertenece a la casta intelectual y sus negativas a formar parte del sistema de control de la población y negarse a ser miembro del partido hizo que las autoridades le sometieran durante toda su vida adulta a vigilancia. El libro relata cómo vivió el autor sin saber que era vigilado y cuando toma consciencia es cuando empieza a observar que cualquiera de su entorno familiar, laboral y social puede ser un chivato de los servicios de seguridad. Comparte con el lector lo absurdo e inútil de la cantidad de recursos que el sistema comunista búlgaro dedica a sus servicios de seguridad, no a prevenir que entren agentes de una potencia extranjera a Bulgaria, sino a evitar que la ciudadanía búlgara se fuera al extranjero, donde cualquier viaje al mundo comunista era vigilado movilizando los recursos de seguimiento de los servicios de seguridad del país visitado. Pero también la rebeldía del autor, la capacidad de engañar a quienes le siguen demostrando que no es parte del monolítico sistema basado en el miedo del ciudadano al Partido...

Vesko Branev nació en Sofía, en 1932, (y falleció en Quebec en 2014). Vivió en Sofía hasta la caída del telón de acero en 1988, salvo un viaje de estudios a Alemania Federal que realizó en su juventud y que acabó con una breve visita a una cárcel de la RDA, acusado de intentar escapar a la zona occidental. Tras ser repatriado a su país de origen, intentó, intentó labrarse una carrera como escritor, periodista y cineasta, siempre bajo el férreo control del Estado totalitario búlgaro. Finalmente consiguió emigrar a Canadá, y más tarde pudo acceder, gracias a la desclasificación de la documentación del periodo comunista, al voluminoso dossier – más de ochocientas páginas de informes- que confirmaba sus sospechas respecto a la estrecha vigilancia a la que fue sometido por los órganos de la policía búlgara durante el periodo que va de 1958 a 1974, cuando fue considerado un elemento potencialmente peligroso. El hallazgo de aquella `biografía no solicitada´ fue el detonante que le movió a escribir El hombre vigilado, donde narra sus vivencias de esos años.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de edición y en Internet podéis encontrar más información acerca del autor. Y sin más preámbulos, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Un joven estudiante búlgaro en la RDA por viaje de estudios...
"Una mañana, muy temprano, la propietaria de la buhardilla en la que vivo llama a la puerta y me dice que un hombre pregunta por mí. Salgo en pijama. El hombre parece salido de una película de cine negro: bien plantado, sombrero de ala ancha sobre un rostro alargado y abrigo de cuero negro. Me muestra un carné de policía y me ruega que me vista y lo acompañe. Me pregunto qué quieren de mí sin preocuparme demasiado. Al rato circulamos en un coche negro. Nos detenemos en la Karl Marx Allee, la antigua Stalin Alle. El hombre entra en una cabina telefónica y hace una llamada, luego sale y vuelve a colocarse a mi lado. Cinco o seis minutos después se detiene otro coche, del que desciende un hombre bajito con la cara llena de cicatrices. Se dirige a mí en ruso. Las frases que llegan a mis oídos me parecen desagradables: `Sabemos perfectamente quién es usted... Puede sernos útil... Le espera una vida interesante e incluso gloriosa´. Evidentemente, si me niego, mi vida nada tendrá de gloriosa y quizá puede llegar a ser de lo más miserable. Me da tres días para que lo piense y me estrecha la mano con fuerza, con una cordialidad típicamente eslava. Luego los dos hombres suben al coche y se marchan. Deambulo largo rato por las calles con la sensación de que un capítulo de mi vida acaba de concluir, sin ser consciente de que en realidad mi vida había dado ya un vuelco. Sabía que bajo ningún concepto aceptaría esa amenazadora oferta, pero cabía la posibilidad de que me enviaran de vuelta a Bulgaria, o, todavía peor, de que desapareciera por una larga temporada, incluso para siempre, en la inmensa Rusia."

Detenido por la Stasi en 1958...
"El responsable de la instrucción, ese tal Kelner, un hombre bajito de rostro inmóvil e inexpresivo, quería a toda costa mostrar que lo único que sentía por mí era desprecio. Pero yo me tragaba mi orgullo y me instalaba en ese clima de desprecio, que prefería a la grosería y a la arrogancia que suelen caracterizar a esos órganos de poder. Arrastraba encantado mis zapatillas amarillas hasta la oficina de instrucción dos veces al día, ya que sin las conversaciones con Kelner los días me parecían terriblemente largos. Durante esos interrogatorios confesaba algunos hechos y silenciaba otros, como por ejemplo la dirección de las personas mencionadas. En general estaban al corriente de todo aquello sobre lo que me interrogaban, y por mi parte no tenía gran cosa que esconder. Lo que me parecía extraño era que el responsable de la instrucción se negara a escuchar y consignar los motivos de mi huida, vinculados con los servicios secretos soviéticos o alemanes. `Venga ya, amigo mío, ¿qué me estás contando?´, me interrumpía, y luego pasaba a otro tema con evidente aburrimiento."

Ser periodista en la Bulgaria comunista...
"La jornada laboral en el periódico era de siete de la mañana a una del mediodía, y a mí me iba muy bien, porque, como mi pasión por escribir era cada vez mayor, podía dedicar las tardes a mi trabajo personal. Así pues, mi vida transcurría con cierto orden establecido: por las mañanas trabajaba como periodista, por las tardes me metía en la piel del escritor, y las noches quedaban reservadas para los amigos, es decir, para la diversión. Había firmado una especie de pacto con el mundo que me rodeaba. Transcurrido un tiempo, mi actividad de escritor volvió a despertar la inagotable curiosidad de la Seguridad del Estado. ¿Qué escribía? Relatos que presentaban en redacciones de periódicos y revistas, y que algunas veces aparecían en sus páginas. Estas publicaciones me proporcionaron cierta popularidad, no tanto en medios profesionales como entre todos aquellos chicos y chicas que soñaban con escapar de aquella vida mediocre e insulsa y que aplaudían las tentativas literarias y artísticas de jóvenes audaces como yo."

Vigilado por quien menos se espera...
"Como he comentado, los informes operativos ofrecían características propias de las obras literarias. Aunque la función primera de esos informes era reflejar la realidad, también muestran, como la literatura, la personalidad del autor. Desde este punto de vista, las denuncias del agente `Velinov´ muestran a un hombre cultivado, preciso, muy equilibrado, sin dudas puntuales e incluso pedante, lo que coincide perfectamente con mi compañero de clase. Respecto del objetivo que vigila, no tiene piedad y no omite ningún detalle, como habría debido hacer ante su confesor, al que en este caso sustituye el oficial que lleva el caso. Mis sentimientos hacia ese compañero del colegio, uno de los principales responsables de todo lo que sucedería en adelante, están divididos. No puedo pasar por alto la difícil situación en la que vivía su familia, pero eso en absoluto elimina una cuestión fundamental: ¿se sentía humillado por la villanía que cometía, o había aceptado con filosofía que la vida en este mundo sólo podía ser pecadora? No tengo ninguna razón para creer que en algún momento llegara a sentirse culpable. Cada vez que me encontré con él posteriormente, siempre mantuvo la cordialidad, tanto conmigo como con Tzvetan Marangozov, que había sido su objetivo principal de vigilancia. Así es como, gracias a los agentes `Velinov´y `Tchavdarov´, surgió la leyenda del valeroso Branev dispuesto a derribar el socialismo con la ayuda de los franceses."

Funeral de una creyente en un régimen totalitario...
"Como ya he tenido ocasión de comentar, el régimen totalitario había creado normas de comportamiento obligatorias que jamás tenían en cuenta la diversidad humana, algo así como una confección que sólo ofreciera una talla. Pero la imaginación del hombre siempre encuentra una solución. Entre mis relaciones había un fantástico bibliotecario, más conocido en la capital como especialista en entierros. Enseguida lo llamé para pedirle consejo, y he aquí lo que me contestó con voz lenta y articulada, como un maestro dirigiéndose a su aprendiz:
-Tu mujer era actriz, es decir, un personaje público, de modo que no puede tener un entierro religioso aunque fuera creyente. Así que, para empezar, que un pequeño grupo de familiares vaya a la iglesia a la que le gustaba ir y pida al cura que lleve a cabo el ritual funerario llamado `en ausencia del cuerpo´. Repito: `en ausencia del cuerpo´. En caso de que nunca lo haya hecho, será su oportunidad de hacerlo pro primera vez. Es lo que suele hacerse desde el socialismo, y se hace con un retrato del difunto que llevaréis vosotros. Al día siguiente, durante el entierro, ponéis tranquilamente en la tumba la pirámide roja con la estrella del partido que os darán los enterradores. Esa misma noche -pero sólo por la noche- vas al cementerio y clavas en el lugar de la pirámide una cruz de madera que habrás encargado en una tienda eclesiástica. Y recuerda tirar por ahí la pirámide, pero no olvides borrar el nombre de la muerta con un cuchillo, porque de lo contrario puedes tener problemas. ¿Está claro?
-Sí.
Fue lo que hice, e incluso mandé inscribir un epitafio en nombre del teatro, porque sus colegas habían olvidado hacerlo. Y así fue como Yana se marchó de mi vida y de este mundo."

Breves pinceladas de un libro casi imprescindible ahora que el totalitarismo vuelve a intentar el asalto al poder tanto a diestra como a siniestra del espectro político en el mundo democrático y recomendable a las generaciones digitales que encuentran en el fascismo y el comunismo una opción, desconocedores de lo que son ambos sistemas que es uno solo: el régimen totalitario donde la persona está al servicio del Estado y si no, es un enemigo del Estado. Leer las peripecias de los investigadores en sus informes y descubrir que los informantes podía ser cualquier conocido, resulta hoy algo cómico, casi hasta chusco, pero el acierto del autor es que sabe transmitir la opresión cotidiana del Estado en todos los aspectos de la vida y hasta de la muerte. Lectura ideal para puentes festivos, mesita de noche y estancias hospitalarias que no dejará indiferente al lector a medida que descubrimos que el Estado totalitario siempre nos está vigilando por medio de quien menos podamos imaginar...

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV

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