Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
ESCAPE DE ABSOLOM (1994)
(No Escape)
Hay
películas en el género de mundo postapocalíptico, género
inaugurado con Mad Max o al
menos el título icónico que dio lugar a una saga y a un puñado de
títulos en la memoria cinematográfica popular y que sigue vigente
con revisiones y nuevos títulos que beben de fuentes comunes. Pues
hay películas que en el momento de su estreno la crítica fue
inmisericorde y sólo veían vueltas de tuerca de lo mismo ya visto.
Es lo ocurrido en 1994 cuando se estrena esta producción dirigida
por el siempre solvente y correcto de Martin Campbell con guion de
Michael Gaylin y Joel Gross, cuando el género daba muestras de
agotamiento pero seguía teniendo un público fiel que asistían a
los estrenos y alquilaban en el videoclub. Es una película con el
encanto de una serie B y hechuras hollywoodienses que captó la
atención de los espectadores pese a que tiene los típicos
tópicos de dos grupos humanos enfrentados en un mundo del que no hay
salida salvo sobrevivir día a día con los pocos recursos que quedan
del mundo que conocían y personajes arquetípicos, desde el
científico cuchufletas que crea un medio de escapar a un mundo mejor
al líder semi mesiánico sin que falte el villano cruel y despiadado
que dirige una horda de salvajes como él. Como es de suponer, el
equipo de cata cinematográfica no podíamos ponernos a currar y
perder el visionado de la película, así que aparcamos los trastos
de faena y bien provistos de birras frías y pistachos nos fuimos al
despacho del gerente a disfrutar de una agradable velada
cinematográfica y posterior tertulia hasta la hora de fichar para
salir...
Es
una película para paladear si ya se ha visto y para descubrir a
quienes aún no lo hayan hecho. El guion esconde en su aparente
simplicidad una deliciosa complejidad que bebe de otros títulos en
pequeñas dosis, la isla imposible de salir por el oleaje que
estrella todo contra las rocas recuerda a Papillón;
el espíritu carcelario donde imperan unas normas y una jerarquía,
sin mujeres y un solapado ambiente homosexual muy sutil que casi pasa
desapercibido y esa redención que proporciona la resignación a no
salir nunca de la isla y donde todos, incluyendo los malos, se
redimen de sus actos creando una comunidad de la nada, devolviendo la
humanidad ante la alternativa de convertirse en un salvaje sin
recuerdo de ser civilizado. El elenco de artistas en estado de gracia
contribuyó a su popularidad, en una minoría porque para puristas
del género no deja de ser una variante sin pena ni gracia aunque ha
ganado con el tiempo. La trama es típica, en este caso un
contratista penitenciario que lleva a una isla remota a los convictos
recalcitrantes y para ocultar que su sistema carcelario no es tan
perfecto como lo venden. En la isla habitan dos grupos de convictos
enfrentados, civilizados unos y salvajes los otros, ambos con un
líder carismático, los malos apoyados por el delicioso y perverso
alcaide interpretado por Michael Lerner. La llegada del capitán John
Robbins, culpable de asesinar a su oficial jefe, y sus ansias por
salir de la isla prisión le verán metido en una lucha por acabar
con el orden salvaje existente y dar a conocer en el exterior la
realidad de la prisión a la opinión pública.
La
estrella es un Ray Liotta pleno de hermosura que enamora a la cámara,
interpretando un personaje con psicosis de guerra tras masacrar una
población engañado por su superior. Está muy bien arropado por
Lance Henriksen en otro de sus personajes que parecen el mismo de
siempre y es completamente distinto; un Kevin Dillon cuyo sacrificio
bebe de la mítica Espartaco de
1960 sin olvidar a Ernie Hudson como el encargado de la seguridad de
la comunidad civilizada; no falta el mecánico apañado para todo, el
que firma contratos para quedarse con las botas del vivo cuando muera
por causas naturales o no, el que fabrica alcohol casero que destroza
la garganta y hasta el personaje homosexual, algo repulsivo, que lo mismo hace un
fármaco hirviendo hojas silvestres que recibe a los nuevos y de paso
es el chivato del alcaide. Y luego está el grupo de asilvestrados
dirigidos por lo mejorcito de la película, con permiso de Ray
Liotta, que es la magistral interpretación de Stuart Wilson como
villano y líder de los asilvestrados...
Stuart
Wilson borda su papel utilizando todos los recursos, desde gestuales
a miradas, dotado de cultura que le proporciona un cruel humor
irónico gracias a que lleva siete años en la isla cuando la media
de vida en la misma es de seis meses. Cruel y refinado, típico líder
postapocalíptico que en realidad está sólo sin nadie con quien
filosofar y que termina siendo el más salvaje entre los salvajes que
cuando saca lo que le queda de humanidad está empañado por el
sadismo del salvaje. Está genial y es la réplica a un Ray Liotta
enigmático que descubre que hay un camino de redención.
Ya
decimos que para paladear y como nota histórica del momento de su
estreno hay que destacar los helicópteros que son soviéticos,
embarcados para operaciones antisubmarinas y que eran novedosos para
el público occidental cuando la URSS ya era historia. También el
tema de monitorizar la isla mediante satélites y nos hizo derramar
una lágrima de nostalgia el ver los monitores de tubo de ordenador y
los grafismos que eran la repanocha en 1994. La película entretiene,
tiene hasta su pequeña vena filosófica y un reparto competente con
guion con varios guiños cinematográficos y que como las buenas
películas tiene varias formas de verla, ya sea como mero
espectáculo, exponente de un género y guiños cinéfilos para
sibaritas. Y un Ray Liotta junto con Stuart Wilson sublimes.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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