The Adversiter Chronicle

martes, 15 de abril de 2025

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

ESCAPE DE ABSOLOM (1994)
          (No Escape)

Hay películas en el género de mundo postapocalíptico, género inaugurado con Mad Max o al menos el título icónico que dio lugar a una saga y a un puñado de títulos en la memoria cinematográfica popular y que sigue vigente con revisiones y nuevos títulos que beben de fuentes comunes. Pues hay películas que en el momento de su estreno la crítica fue inmisericorde y sólo veían vueltas de tuerca de lo mismo ya visto. Es lo ocurrido en 1994 cuando se estrena esta producción dirigida por el siempre solvente y correcto de Martin Campbell con guion de Michael Gaylin y Joel Gross, cuando el género daba muestras de agotamiento pero seguía teniendo un público fiel que asistían a los estrenos y alquilaban en el videoclub. Es una película con el encanto de una serie B y hechuras hollywoodienses que captó la atención de los espectadores pese a que tiene los típicos tópicos de dos grupos humanos enfrentados en un mundo del que no hay salida salvo sobrevivir día a día con los pocos recursos que quedan del mundo que conocían y personajes arquetípicos, desde el científico cuchufletas que crea un medio de escapar a un mundo mejor al líder semi mesiánico sin que falte el villano cruel y despiadado que dirige una horda de salvajes como él. Como es de suponer, el equipo de cata cinematográfica no podíamos ponernos a currar y perder el visionado de la película, así que aparcamos los trastos de faena y bien provistos de birras frías y pistachos nos fuimos al despacho del gerente a disfrutar de una agradable velada cinematográfica y posterior tertulia hasta la hora de fichar para salir...

Es una película para paladear si ya se ha visto y para descubrir a quienes aún no lo hayan hecho. El guion esconde en su aparente simplicidad una deliciosa complejidad que bebe de otros títulos en pequeñas dosis, la isla imposible de salir por el oleaje que estrella todo contra las rocas recuerda a Papillón; el espíritu carcelario donde imperan unas normas y una jerarquía, sin mujeres y un solapado ambiente homosexual muy sutil que casi pasa desapercibido y esa redención que proporciona la resignación a no salir nunca de la isla y donde todos, incluyendo los malos, se redimen de sus actos creando una comunidad de la nada, devolviendo la humanidad ante la alternativa de convertirse en un salvaje sin recuerdo de ser civilizado. El elenco de artistas en estado de gracia contribuyó a su popularidad, en una minoría porque para puristas del género no deja de ser una variante sin pena ni gracia aunque ha ganado con el tiempo. La trama es típica, en este caso un contratista penitenciario que lleva a una isla remota a los convictos recalcitrantes y para ocultar que su sistema carcelario no es tan perfecto como lo venden. En la isla habitan dos grupos de convictos enfrentados, civilizados unos y salvajes los otros, ambos con un líder carismático, los malos apoyados por el delicioso y perverso alcaide interpretado por Michael Lerner. La llegada del capitán John Robbins, culpable de asesinar a su oficial jefe, y sus ansias por salir de la isla prisión le verán metido en una lucha por acabar con el orden salvaje existente y dar a conocer en el exterior la realidad de la prisión a la opinión pública.

La estrella es un Ray Liotta pleno de hermosura que enamora a la cámara, interpretando un personaje con psicosis de guerra tras masacrar una población engañado por su superior. Está muy bien arropado por Lance Henriksen en otro de sus personajes que parecen el mismo de siempre y es completamente distinto; un Kevin Dillon cuyo sacrificio bebe de la mítica Espartaco de 1960 sin olvidar a Ernie Hudson como el encargado de la seguridad de la comunidad civilizada; no falta el mecánico apañado para todo, el que firma contratos para quedarse con las botas del vivo cuando muera por causas naturales o no, el que fabrica alcohol casero que destroza la garganta y hasta el personaje homosexual, algo repulsivo, que lo mismo hace un fármaco hirviendo hojas silvestres que recibe a los nuevos y de paso es el chivato del alcaide. Y luego está el grupo de asilvestrados dirigidos por lo mejorcito de la película, con permiso de Ray Liotta, que es la magistral interpretación de Stuart Wilson como villano y líder de los asilvestrados...

Stuart Wilson borda su papel utilizando todos los recursos, desde gestuales a miradas, dotado de cultura que le proporciona un cruel humor irónico gracias a que lleva siete años en la isla cuando la media de vida en la misma es de seis meses. Cruel y refinado, típico líder postapocalíptico que en realidad está sólo sin nadie con quien filosofar y que termina siendo el más salvaje entre los salvajes que cuando saca lo que le queda de humanidad está empañado por el sadismo del salvaje. Está genial y es la réplica a un Ray Liotta enigmático que descubre que hay un camino de redención.

Ya decimos que para paladear y como nota histórica del momento de su estreno hay que destacar los helicópteros que son soviéticos, embarcados para operaciones antisubmarinas y que eran novedosos para el público occidental cuando la URSS ya era historia. También el tema de monitorizar la isla mediante satélites y nos hizo derramar una lágrima de nostalgia el ver los monitores de tubo de ordenador y los grafismos que eran la repanocha en 1994. La película entretiene, tiene hasta su pequeña vena filosófica y un reparto competente con guion con varios guiños cinematográficos y que como las buenas películas tiene varias formas de verla, ya sea como mero espectáculo, exponente de un género y guiños cinéfilos para sibaritas. Y un Ray Liotta junto con Stuart Wilson sublimes.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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