The Adversiter Chronicle

miércoles, 7 de agosto de 2024

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
El libro negro de la historia de España
Autor: Jesús Ávila Granados
Editorial: Ediciones Robinbook, S. L.
Edición: 2001

La propuesta de hoy es una deliciosa lectura ideal para periodo estival donde el autor nos lleva a los protagonistas de la Historia de España que se quedan fuera de la historia oficial por distintos motivos y razones. Abarca desde las huellas de Aníbal en Hispania hasta le reforma agraria llevada a cabo en la II República pasando por el mito de Santiago Matamoros o la figura del bandolero El Tempranillo sin olvidar deliciosas historias del ilustrado Jovellanos o el genio artístico de Goya. Un estilo ágil y ameno, casi de tertulia radiofónica que permite apreciar lo que se narra dejando con ganas de saber más...

Jesús Ávila Granados (Granada, 1950), periodista y escritor de profesión, es autor de una treintena de libros. Autor ampliamente galardonado, el Consejo de Europa le condecoró en dos ocasiones (1983 y 1984) como mejor periodista europeo. Jesús Ávila es, en nuestros días, uno de los escritores de ensayo con más proyección en España, además de conferenciante de temas culturales y viajero especializado en los senderos de la historia no oficial. Desde 1997 coordina una sección fija mensualmente en la revista Offarm, titulada `Rutas de la España mágica´.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de edición aunque en Internet podéis encontrar más información sobre el autor, y sin más rollos unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Prisciliano, el mártir rechazado por la Iglesia...
"Prisciliano, también filósofo, astrónomo, mujeriego, triunfador, era el mejor alumno de Elpìdio, y, al mismo tiempo, su predilecto; ambos, con Eucrocia y otros amigos fundaron una comunidad de pensadores en una explotación rural de las afueras de Burdeos. Entre las actividades de sus miembros, caracterizados por su túnica blanca, estaba la recogida de piedras sagradas en las entrañas de las cuevas prehistóricas de Aquitania, para convertirlas en mágicas abraxas (talismanes) de la buena suerte y amuletos aojadores; también escogían hierbas silvestres próximas a las orillas de los ríos, para hacer toda clase de infusiones y pócimas curativas; todo ello, a la luz de la luna, porque eran amantes de la noche, valiéndose de la oscuridad para incrementar la luminaria del fuego y los vestidos, además de adorar la fuerza cósmica del plenilunio, tal como hacían los antiguos celtas, mientras desarrollaban diferentes rituales satánicos, con la excusa de poner los conocimientos al servicio de la madre naturaleza, y alcanzar una mejor comprensión de los secretos del ser humano. Pero el recelo de los poderes institucionales, especialmente los de la Iglesia, dio lugar a una inmediata denuncia. Los cargos: oficiantes de misas negras, ruidosas y desenfrenadas orgías, abortos, blasfemias... resultado de las envidias provocó el cese de Elpidio de su cátedra de Universidad, mientras que la totalidad de los alumnos se vieron forzados a un destierro, que, de manos de Prisciliano, les llevaría a la céltica Galicia, tierra de brujos y magia donde las haya. Cuando Prisciliano regresa a su Galicia natal, era ya otra persona; mucho más firme en sus concepciones filosóficas, duro, parco y abierto reformador de una Iglesia como la católica que, ya en el ocaso del imperio Romano, pedía a gritos un cambio profundo de sus cimientos."

Carlos, el desdichado príncipe de Viana...
"Prisionero de su padre y desheredado, Carlos de Viana, sufrió toda clase de vejaciones; además, su madrastra, Juana Enríquez -elevada a la categoría de lugarteniente general de Cataluña (1461-1468), por su esposo Juan II de Aragón, hija del poderoso almirante de Castilla, mujer altanera, autoritaria, enérgica, malévola sin escrúpulos, también increpó a su esposo para que humillara aún más a Carlos, porque ella quería la corona para su hijo Fernando. En 1461, tras sobrecogedoras sesiones de tortura en las mazmorras del castillo de Miravit, donde estuvo encerrado hasta el 22 de junio, Carlos fue nombrado por su padre -obligado por la presión de los nobles y conselleres catalanes- como hijo lugarteniente en Cataluña, tas la concordia de Villafranca (1461), que ponía fin al conflicto. Pero la frágil salud del príncipe de Viana no pudo resistir el maremoto de intrigas y convulsiones que se respiraba en Cataluña, con la nobleza soliviantada y el pueblo levantado en armas; murió casi repentinamente, a la edad de cuarenta años, por causas aún desconocidas. Oficialmente, el príncipe de Viana falleció de pleuresía; sin embargo, numerosos historiadores cpinciden en afirmar que arrastraba una tuberculosis galopante, consecuencia de las privaciones y sufrimientos que padeció durante sus largos cautiverios, persecuciones y huidas de batallas perdidas y también del miedo que tenía a su propio padre. Algunos aseguran que realmente murió envenenado, por una ponzoña administrada por orden de su madrastra. Lo cierto es que los últimos años de su vida transcurrieron envueltos en una pesadilla, el temor a ser envenenado, lo convirtió en un paranoico espantadizo; incluso, se dice que en una ocasión su hermanastro Fernando -futuro Fernando II el Católico- se ofreció a hacer la salva porque Carlos se negaba a ingerir alimentos, por miedo a ser envenenado. Algunas crónicas sentencian, además, que fue un alquimista judío que habitaba en una casa del barón de Aranprunyá -cuya fortaleza aún se conserva entre Gavá y Begues (Barcelona)- quien elaboró la ponzoña que luego entregó a la reina Juana Enríquez, a través del citado barón, por encargo de ésta. Aquel brebaje mortal, lento pero letal, y sin posible antídoto, costó la suma de 3.000 onzas de oro."

Fin de la Inquisición en España...
"Dos décadas después, exactamente el 1 de julio de 1835 las Juntas de fe, ese sucedáneo inquisitorial surgido de la rabia enfrentado a los postulados monárquicos y pontificios fueron cesadas oficialmente por hacer uso de los procedimientos inquisitoriales. Y catorce días después, durante la regencia de María Cristina de Borbón, y siendo presidente del consejo de ministros el granadino Francisco Martínez de la Rosa, es abolida en España definitivamente la Inquisición, con los sangrientos enfrentamientos de la Primera Guerra Carlista como telón de fondo. Seis a´ños después de que el pontífice Pío VIII, el 5 de octubre de 1829, escribiera un `Breve´, por el cual se liquidaba desde la Ciudad eterna oficialmente erl tribunal de la Inquisición, aunque sin nombrarlo directamente. El clero español tuvo que acatarlo, a regañadientes, sometiéndose a los designios del Papa. Pero no fue hasta mediados del siglo XIX, exactamente en 1860, cuando la distinción oficial entre cristianos viejos y nuevos terminara de abolirse realmente de nuestro país; con ello, desapareció, por fin, el certificado de `limpieza de sangre´ que, hasta entonces, debía presentarse a la hora de ingresar en la carrera militar."

Mariana de Pineda, mártir del liberalismo...
"Los valores de Mariana en cuanto a cultura, sensibilidad y ascendencia, propiciaron que la joven fuese invitada a las tertulias de las familias de mayor renombre de aquella Granada del primer tercio del siglo XIX. Cerca de su domicilio, en el barrio de la Magdalena, se hallaba el palacete de doña María Manuela Kirkpoatrick y Civegée y don Cipriano Guzmán Palafox y Portocarrero, condes de Teba, padres de Eugenia, nacida en 1826, futura Eugenia de Montijo, nombre que heredó de su tío y padrino, el conde de Montijo quien en 1853 se convertiría en emperatriz de los franceses al contraer matrimonio con Napoleón III. Aquellas tertulias en la casa de los condes de Teba, de las más exquisitas de la ciudad de Granada, a las que gustaba asistir Mariana, estaban igualmente siendo muy controladas por el servicio de espionaje oficial. Don Cipriano Guzmán, conocido por su afrancesamiento, había sido desterrado a Santiago de Compostela tras algunos arrestos por sus intrigas políticas, además de habérsele sorprendido en muchas ocasiones colaborando con la revolución y las sectas masónicas. Es preciso recordar, además, que su hermano, Eugenio de Montijo, ocupaba el grado de segundo Gran maestre del Grande Oriente Español, logia que, a inciativa de él mismo, llegó a la ciudad de la Alhambra en 1814, cuando el conde ostentaba la capitanía general del reino. En 1828 se produce un hito que iba a marcar definitivamente la corta vida de nuestra heroína. Entre los numerosos presos que ingresan en la cárcel de corte, hubo dos parientes de Mariana de Pineda: don Fernando Álvarez de Sotomayor, primo suyo de treinta y tres años, comandante de batallón, bajo la grave acusación de haber tenido un altercado con unos soldados realistas que llevaban a unos presos; y el presbítero Pedro García de la Serrana, por haber dado desde el púlpito un enfervorizado discurso a favor del sistema constitucional. Ambos fueron recluidos en la cárcel de Granada, a la que Mariana se acercaba a diario a visitarles, además de darles toda clase de ayudas estableciendo un hilo conductor con los restantes presos revolucionarios."

Pequeño botón de muestra de un libro apasionante que deja con gana de más. Ideal para lectura playera a cobijo de una buena sombrilla, de mesita de noche donde los calores no permiten conciliar el sueño, guardias nocturnas y de fiestas de guardar y para lectores y lectoras curiosos de la historia no oficial. Ya digo que su lectura es de un tirón con datos adicionales que enriquecen el relato y con un glosario de términos y una deliciosa cronología de fechas malditas de la historia negra de España que abarca desde el 1179 a. C., hasta 1993. Ideal para amantes de tertulias radiofónicas nocturnas que tocan temas históricos.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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