Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
–
Los últimos días del imperio soviético-
Autor:
David Remnick
Editorial:
Random House Mondadori S. A.
Traducción:
Cristóbal Santa Cruz
Edición:
Primera edición, octubre de
2011
La
propuesta de hoy es una deliciosa crónica del fin del imperio de la
URSS de la mano de las gentes que vivieron con ilusión y con temor
la perestroika
llevada a cabo por Gorbachov cuando alcanzó el poder
soviético. De la mano del autor y con ágil estilo periodístico
seremos testigos del testimonio de gentes de todos los ámbitos,
desde el ciudadano soviético corriente a la intelectualidad pasando
por funcionarios que veían con horror como se destruía y se
derrumbaba la Unión Soviética. Es también una buena lectura para
tratar de comprender el actual panorama en Rusia donde el régimen
totalitario de Putin se ha lanzado a guerras de conquista territorial
con una sociedad rusa apretada una vez más en su historia entre el
totalitarismo y el aislamiento del exterior. Han cambiado los tiempos
y la tecnología, pero el régimen de Putin bebe de estructuras de
mando y control de la población de la URSS y hay que recordar que
Putin era un agente de la KGB que aisitió al derrumbe y colapso del
régimen comunista. En ese sentido, la lectura se vuelve
sobrecogedora cuando se aprecian paralelismos inquietantes entre la
Rusia actual y la antigua URSS...
David
Remnick (Nueva Jersey, 1958) es uno de los periodistas más
prestigiosos de su generación. Comenzó en el Washington
Post y llegó a ser
corresponsal en Moscú entre 1988 y 1992. Volcó esa experiencia en
el libro La tumba de
Lenin. Los
últimos días del imperio soviético,
que obtuvo el premio Pulitzer en 1994 y por el que ganó el premio
George Polk a la excelencia periodística. A partir de sus viajes por
la URSS y sus conversaciones con ciudadanos soviéticos de todos los
estratos de la sociedad, refleja el impacto histórico de ese
momento, el redescubrimiento del pasado tras setenta años de
dictadura comunista y el derrumbe de un sistema hasta entonces
aparentemente inexpugnable. Una obra maestra del mejor periodismo
narrativo.
Datos
sacados de la contraportada y actualizados al año de edición aunque
en Internet podéis encontrar más información. Y sin más
preámbulos, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante
lectura:
Ser
escolar en la URSS...
"Al
igual que cualquier otro escolar soviético, como Pavel Litvinov,
Dima creció al margen de la historia e inmerso en la mitología de
su tiempo. Fue entrenado desde temprana edad para ser un `hombre
soviético´. Era un asunto de política, algo que había variado muy
poco desde la muerte de Stalin. `El Partido Comunista parte, como
siempre lo ha hecho, de la premisa de que la formación del Hombre
Nuevo constituye la tarea medular de la construcción del comunismo´,
dijo Mijail Suslov, uno de los líderes del complot para derrocar a
Jruschov e ideólogo de Brezhnev. En su primer año de carrera, a los
estudiantes de medicina se les informaba de que existían dos clases
de seres humanos: el Homo sapiens y el Homo sovieticus. Como
colegial, las lecciones que escuchaba Dima versaban sobre el segundo.
Aprendió a leer con libros en que el `Abuelo Ilyich´ Lenin
reemplazaba a los personajes de Dick y Jane de los libros
estadounidenses. Los libros de historia eran una letanía de grandes
triunfos que comenzaban con la revolución y terminaban con cosechas
récord en la zona de las Tierras Negras. Todos los veranos, Dima
asistía a los campamentos de Jóvenes Pioneros, donde se les
enseñaban las virtudes de la disciplina militar y la supremacía del
grupo sobre el individuo."
Roy
Medvedev...
"Antes
de que Gorbachov llegara al poder, Roy Medvedev era considerado un
disidente. Tras años de estudio y de enseñanza en escuelas de
provincias, Medvedev se tomó el `discurso secreto´ que pronunciara
Jruschov ante el XX Congreso del Partido en 1956, y el aún más
virulentamente antiestanilista del XXII Congreso del Partido, en
1961, como señales de autorización. Año tras año acumuló fuentes
primarias de información y entrevistas a funcionarios del Partido, a
supervivientes de campos de concentración y a otros testigos de la
época. Como académico exploró los límites de lo posible. Pero la
osadía de Medveded era peligrosa. Para cuando terminó `Que juzgue
la historia´ y la hubo enviado a Occidente para su publicación,
Jruschov había dejado el poder y Brezhnev había comenzado ya un
movimiento de reivindicación de la imagen de Stalin. Medveded, que
había mantenido su militancia en el Partido Comunista, pronto fue
expulsado de sus filas. Pero, si bien era rechazado por la
burocracia, tampoco era aceptado realmente por los disidentes. En sus
memorias, Sajarov raramente realiza ataques personales, pero en
diversas apreciaciones deja claro que a comienzos de los años
setenta no sólo estaba en desacuerdo con el marxismo de Medveded,
sino que tampoco le merecía plena confianza. Sin decirlo
directamente, se pregunta si Medveded no tendría al menos el apoyo
tácito del KGB, o algún tipo de insípida relación con éste.
Otros disidentes fueron mucho menos cautelosos en sus conjeturas."
La
televisión en la perestroika...
"Pero
las nuevas revoluciones traen nuevos medios de comunicación de
masas. En 1985, al asumir Gorbachov el poder, su principal ideólogo
y propagandista, Alexander Yakolev, declaró: `La imagen de
televisión lo es todo´. Yakolev había sido embajador en Canadá
durante diez años y había pasado muchas horas frente a la pantalla
viendo programas de televisión canadienses y estadounidenses.
Yakolev estudió, además, televisión en Moscú. Durante años
trabajó en el departamento de ideología del Comité Central.
Comprendía como nadie el poder de la televisión como medio de
persuasión, coerción y homogeneización en un imperio tan vasto
como la Unión Soviética. Aunque era un país pobre, prácticamente
todos los soviéticos tenían televisor. Todos eran telespectadores.
Yakolev sabía que si algún ritual podía unir a los intelectuales
bálticos con los campesinos siberianos era precisamente la
televisión. Por encima de todo se daba cuenta de lo esencial que
resultaba `Vremya´ (Tiempo) , el noticiero vespertino oficial,
ritual prioritario para cerca de doscientos millones de personas cada
noche de la semana."
La
`revolución desde abajo´...
"Poco
más de un mes después de que el congreso finalizara sus sesiones y
de que Moscú cayera en el sopor del verano, la `perestroika´ escapó
de control, primero en las minas del país, de Ukrania y Vorkuta
hasta la isla de Sajalin. Después de julio de 1989, el Kremlin jamás
volvería a tener la certeza de ser el maestro de ceremonias. Después
de julio de 1989 terminó la ilusión de una `revolución desde
arriba´ dirigida por Gorbachov. La `revolución desde abajo´
comenzó cuando un grupo de mineros del carbón de la ciudad
siberiana de Mezhdurechenks abandonaron el trabajo en la mina
Shovikovo liderados por el dirigente Valery Kokorin. La principal
queja era el jabón. Los mineros se quejaban además del estado de la
maquinaria, de que l trabajo fuera miserable y estuviera mal pagado,
de que la alimentación fuera escasa y de que no se les otorgaran
beneficios adicionales. Pero lo que más les fatigaba era la suciedad
en cada pliegue de su cuerpo, la imposibilidad de llegar a casa de
vuelta del trabajo y darse un baño. No había jabón."
El
disidente Sajarov...
"Sajarov
respetaba a Gorbachov y lo consideraba un político valiente, pero no
estaba dispuesto a rendirle pleitesía. Durante la primera sesión
del Congreso, Gorbachov cedió en múltiples ocasiones la palabra a
Sajarov, pero cuando éste trató de presionar a Gorbachov para que
respaldara un `decreto sobre el poder´ que pusiera fin al monopolio
del Partido Comunista, la respuesta de Gorbachov fue altanera y
despectiva. Los santos producen irritación, y Sajarov irritaba
profundamente a Gorbachov. (...) Había una parte de Gorbachov que no
podía dejar de sentir un profundo respeto por Sajarov, incluso
envidia; pero también lo irritaba profundamente en que un hombre al
que se había dignado devolverle la libertad fuera, de alguna manera,
intocable, incontrolable. Sajarov daba la impresión d eestar por
encima de la política, incluso cuando tomaba parte en un acalorado
debate. Cuando Sajarov fue duramente atacado por un veterano de
guerra de Afganistán y abucheado por los partidarios de la línea
dura, algunos telespectadores llamaron para manifestar su
preocupación porque Andrei Dmitriyevich sufriera un ataque al
corazón. Pero era un hombre sereno, absolutamente sereno. Tal vez
fuera esa cualidad la que enfurecía a Gorbachov. Cuando el semanario
`Argumenti i Fakti´ publicó una encuesta en que Sajarov aparecía
de lejos como el político más popular del país, Gorbachov perdió
los estribos. Incluso amenazó con despedir al director. Era muy
sencillo: Sajarov representaba la dura e ineludible verdad."
La
URSS se desmorona...
"Los
tanques irrumpieron en Lituania el 13 de enero de 1991. Durante más
de un año, el KGB y el ejército habían estado realizando
operaciones en Lituania destinadas a sembrar el temor entre la gente
o intimidar al gobierno popularmente elegido. Arrestaron y golpearon
a los que se negaban a hacer el servicio militar; se apoderaron de
varios edificios públicos, institutos e imprentas; se embarcaron en
una campaña propagandística destinada a convencer a los rusos,
polacos y judíos que vivían en la ciudad de que los lituanos
harían de ellos ciudadanos de tercera clase; realizaron `ejercicios
militares´, incluido el envío de docenas de tanques que retumbaron
junto a los edificios del Parlamento en medio de la noche; crearon un
Comité de Salvación Nacional encabezado por los pocos funcionarios
del Partido Comunista que permanecían leales a Moscú. Durante más
de un año, insinuaron que habría una ofensiva relámpago para
derrocar al gobierno lituano. El 13 de enero, alrededor de las dos de
la madrugada, se inició la operación. El Comité de Salvación
Nacional se hizo con el poder y trataron de tomarse todos los medios
de comunicación. Con el KGB y el general Valentin Varennikov al
mando, los soldados dispararon sobre los manifestantes en la torre de
televisión de Vilnius. Hubo por lo menos catorce muertos y cientos
de heridos; fueron fusilados, golpeados o aplastados por los
tanques."
Gorbachov
en perspectiva...
"Algunos
de los miembros más incisivos de la `intelligentsia´ urbana -los
electores que Gorbachov cortejó y finalmente perdió- ahora miraban
a su antiguo dirigente con un cierto aire de superioridad. `Su
lenguaje es el de un hombre sin cultura. Azota el aire -dijo Leonid
Batkin, uno de los líderes del movimiento Rusia Democrática- . Sin
embargo, es un hombre sobresaliente a su manera, un gran
`apparatchik´. Después de Stalin, Gorbachov fue el más hábil de
los `apparatchiks´. Pero cuando llegó el momento de actuar como
político, Gorbachov cometió una estupidez tras otra. Su papel fue
sacar el corcho de la botella. Ahora, ha dejado de ser un hombre
interesante´. Natalya Ivanova, crítica literaria, comparó a
Gorbachov con `el hombre que dio la orden de realizar el fatal
experimento en Chernobyl. Quería perfeccionar la máquina, pero la
máquina escapó de su control y explotó´. (...) Incluso los
críticos más sinceros de Gorbachov no comprendieron qué
representaba ni quién era. Gorbachov no era Andrei Sajarov. No era
un profeta moral o un gigante intelectual. Ni siquiera era un hombre
de bondad excepcional. Gorbachov era, por encima de todo un político.
Combinaba un tosco sentido de la decencia con una increíble
habilidad para manipular un sistema que desde fuera parecía
inquebrantable. Si en el lenguaje de la fábula griega Sajarov fue el
zorro, un hombre con un singular sentido de los ideales políticos y
morales, Gorbachov fue el erizo, un hombre capaz de engañar y de ser
cruel, un hombre de valores e ideas cambiantes, pero un genio en
medio de un juego sucio, un hombre irreemplazable en su momento."
Apasionante
lectura para descubrir los entresijos de la `perestroika´ que dieron
lugar a un cambio en la Historia y donde pueden verse aspectos del
sistema soviético que el régimen de Putin ha resucitado, aunque
posiblemente nunca desaparecieron en realidad de la sociedad rusa, un
sistema totalitario que bebe del totalitarismo comunista soviético.
Ideal para lectura veraniega de amantes de la historia, turnos de
guardia hospitalaria, lectura de sombrilla y en general para
comprender, tratar al menos, una época de esperanza y de afrontar
miedos por parte de la sociedad soviética. Recomendable a
generaciones digitales que se tragan el anzuelo de la arcadia
comunista camuflada de progresismo social que lleva a la dictadura
totalitaria y leer de primera mano a los sufridos ciudadanos que
vivían en el paraíso del proletariado.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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