The Adversiter Chronicle

martes, 20 de agosto de 2024

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
La tumba de Lenin 
– Los últimos días del imperio soviético-
Autor: David Remnick
Editorial: Random House Mondadori S. A.
Traducción: Cristóbal Santa Cruz
Edición: Primera edición, octubre de 2011

La propuesta de hoy es una deliciosa crónica del fin del imperio de la URSS de la mano de las gentes que vivieron con ilusión y con temor la perestroika llevada a cabo por Gorbachov cuando alcanzó el poder soviético. De la mano del autor y con ágil estilo periodístico seremos testigos del testimonio de gentes de todos los ámbitos, desde el ciudadano soviético corriente a la intelectualidad pasando por funcionarios que veían con horror como se destruía y se derrumbaba la Unión Soviética. Es también una buena lectura para tratar de comprender el actual panorama en Rusia donde el régimen totalitario de Putin se ha lanzado a guerras de conquista territorial con una sociedad rusa apretada una vez más en su historia entre el totalitarismo y el aislamiento del exterior. Han cambiado los tiempos y la tecnología, pero el régimen de Putin bebe de estructuras de mando y control de la población de la URSS y hay que recordar que Putin era un agente de la KGB que aisitió al derrumbe y colapso del régimen comunista. En ese sentido, la lectura se vuelve sobrecogedora cuando se aprecian paralelismos inquietantes entre la Rusia actual y la antigua URSS...

David Remnick (Nueva Jersey, 1958) es uno de los periodistas más prestigiosos de su generación. Comenzó en el Washington Post y llegó a ser corresponsal en Moscú entre 1988 y 1992. Volcó esa experiencia en el libro La tumba de Lenin. Los últimos días del imperio soviético, que obtuvo el premio Pulitzer en 1994 y por el que ganó el premio George Polk a la excelencia periodística. A partir de sus viajes por la URSS y sus conversaciones con ciudadanos soviéticos de todos los estratos de la sociedad, refleja el impacto histórico de ese momento, el redescubrimiento del pasado tras setenta años de dictadura comunista y el derrumbe de un sistema hasta entonces aparentemente inexpugnable. Una obra maestra del mejor periodismo narrativo.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de edición aunque en Internet podéis encontrar más información. Y sin más preámbulos, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Ser escolar en la URSS...
"Al igual que cualquier otro escolar soviético, como Pavel Litvinov, Dima creció al margen de la historia e inmerso en la mitología de su tiempo. Fue entrenado desde temprana edad para ser un `hombre soviético´. Era un asunto de política, algo que había variado muy poco desde la muerte de Stalin. `El Partido Comunista parte, como siempre lo ha hecho, de la premisa de que la formación del Hombre Nuevo constituye la tarea medular de la construcción del comunismo´, dijo Mijail Suslov, uno de los líderes del complot para derrocar a Jruschov e ideólogo de Brezhnev. En su primer año de carrera, a los estudiantes de medicina se les informaba de que existían dos clases de seres humanos: el Homo sapiens y el Homo sovieticus. Como colegial, las lecciones que escuchaba Dima versaban sobre el segundo. Aprendió a leer con libros en que el `Abuelo Ilyich´ Lenin reemplazaba a los personajes de Dick y Jane de los libros estadounidenses. Los libros de historia eran una letanía de grandes triunfos que comenzaban con la revolución y terminaban con cosechas récord en la zona de las Tierras Negras. Todos los veranos, Dima asistía a los campamentos de Jóvenes Pioneros, donde se les enseñaban las virtudes de la disciplina militar y la supremacía del grupo sobre el individuo."

Roy Medvedev...
"Antes de que Gorbachov llegara al poder, Roy Medvedev era considerado un disidente. Tras años de estudio y de enseñanza en escuelas de provincias, Medvedev se tomó el `discurso secreto´ que pronunciara Jruschov ante el XX Congreso del Partido en 1956, y el aún más virulentamente antiestanilista del XXII Congreso del Partido, en 1961, como señales de autorización. Año tras año acumuló fuentes primarias de información y entrevistas a funcionarios del Partido, a supervivientes de campos de concentración y a otros testigos de la época. Como académico exploró los límites de lo posible. Pero la osadía de Medveded era peligrosa. Para cuando terminó `Que juzgue la historia´ y la hubo enviado a Occidente para su publicación, Jruschov había dejado el poder y Brezhnev había comenzado ya un movimiento de reivindicación de la imagen de Stalin. Medveded, que había mantenido su militancia en el Partido Comunista, pronto fue expulsado de sus filas. Pero, si bien era rechazado por la burocracia, tampoco era aceptado realmente por los disidentes. En sus memorias, Sajarov raramente realiza ataques personales, pero en diversas apreciaciones deja claro que a comienzos de los años setenta no sólo estaba en desacuerdo con el marxismo de Medveded, sino que tampoco le merecía plena confianza. Sin decirlo directamente, se pregunta si Medveded no tendría al menos el apoyo tácito del KGB, o algún tipo de insípida relación con éste. Otros disidentes fueron mucho menos cautelosos en sus conjeturas."

La televisión en la perestroika...
"Pero las nuevas revoluciones traen nuevos medios de comunicación de masas. En 1985, al asumir Gorbachov el poder, su principal ideólogo y propagandista, Alexander Yakolev, declaró: `La imagen de televisión lo es todo´. Yakolev había sido embajador en Canadá durante diez años y había pasado muchas horas frente a la pantalla viendo programas de televisión canadienses y estadounidenses. Yakolev estudió, además, televisión en Moscú. Durante años trabajó en el departamento de ideología del Comité Central. Comprendía como nadie el poder de la televisión como medio de persuasión, coerción y homogeneización en un imperio tan vasto como la Unión Soviética. Aunque era un país pobre, prácticamente todos los soviéticos tenían televisor. Todos eran telespectadores. Yakolev sabía que si algún ritual podía unir a los intelectuales bálticos con los campesinos siberianos era precisamente la televisión. Por encima de todo se daba cuenta de lo esencial que resultaba `Vremya´ (Tiempo) , el noticiero vespertino oficial, ritual prioritario para cerca de doscientos millones de personas cada noche de la semana."

La `revolución desde abajo´...
"Poco más de un mes después de que el congreso finalizara sus sesiones y de que Moscú cayera en el sopor del verano, la `perestroika´ escapó de control, primero en las minas del país, de Ukrania y Vorkuta hasta la isla de Sajalin. Después de julio de 1989, el Kremlin jamás volvería a tener la certeza de ser el maestro de ceremonias. Después de julio de 1989 terminó la ilusión de una `revolución desde arriba´ dirigida por Gorbachov. La `revolución desde abajo´ comenzó cuando un grupo de mineros del carbón de la ciudad siberiana de Mezhdurechenks abandonaron el trabajo en la mina Shovikovo liderados por el dirigente Valery Kokorin. La principal queja era el jabón. Los mineros se quejaban además del estado de la maquinaria, de que l trabajo fuera miserable y estuviera mal pagado, de que la alimentación fuera escasa y de que no se les otorgaran beneficios adicionales. Pero lo que más les fatigaba era la suciedad en cada pliegue de su cuerpo, la imposibilidad de llegar a casa de vuelta del trabajo y darse un baño. No había jabón."

El disidente Sajarov...
"Sajarov respetaba a Gorbachov y lo consideraba un político valiente, pero no estaba dispuesto a rendirle pleitesía. Durante la primera sesión del Congreso, Gorbachov cedió en múltiples ocasiones la palabra a Sajarov, pero cuando éste trató de presionar a Gorbachov para que respaldara un `decreto sobre el poder´ que pusiera fin al monopolio del Partido Comunista, la respuesta de Gorbachov fue altanera y despectiva. Los santos producen irritación, y Sajarov irritaba profundamente a Gorbachov. (...) Había una parte de Gorbachov que no podía dejar de sentir un profundo respeto por Sajarov, incluso envidia; pero también lo irritaba profundamente en que un hombre al que se había dignado devolverle la libertad fuera, de alguna manera, intocable, incontrolable. Sajarov daba la impresión d eestar por encima de la política, incluso cuando tomaba parte en un acalorado debate. Cuando Sajarov fue duramente atacado por un veterano de guerra de Afganistán y abucheado por los partidarios de la línea dura, algunos telespectadores llamaron para manifestar su preocupación porque Andrei Dmitriyevich sufriera un ataque al corazón. Pero era un hombre sereno, absolutamente sereno. Tal vez fuera esa cualidad la que enfurecía a Gorbachov. Cuando el semanario `Argumenti i Fakti´ publicó una encuesta en que Sajarov aparecía de lejos como el político más popular del país, Gorbachov perdió los estribos. Incluso amenazó con despedir al director. Era muy sencillo: Sajarov representaba la dura e ineludible verdad."

La URSS se desmorona...
"Los tanques irrumpieron en Lituania el 13 de enero de 1991. Durante más de un año, el KGB y el ejército habían estado realizando operaciones en Lituania destinadas a sembrar el temor entre la gente o intimidar al gobierno popularmente elegido. Arrestaron y golpearon a los que se negaban a hacer el servicio militar; se apoderaron de varios edificios públicos, institutos e imprentas; se embarcaron en una campaña propagandística destinada a convencer a los rusos, polacos y judíos que vivían en la ciudad de que los lituanos harían de ellos ciudadanos de tercera clase; realizaron `ejercicios militares´, incluido el envío de docenas de tanques que retumbaron junto a los edificios del Parlamento en medio de la noche; crearon un Comité de Salvación Nacional encabezado por los pocos funcionarios del Partido Comunista que permanecían leales a Moscú. Durante más de un año, insinuaron que habría una ofensiva relámpago para derrocar al gobierno lituano. El 13 de enero, alrededor de las dos de la madrugada, se inició la operación. El Comité de Salvación Nacional se hizo con el poder y trataron de tomarse todos los medios de comunicación. Con el KGB y el general Valentin Varennikov al mando, los soldados dispararon sobre los manifestantes en la torre de televisión de Vilnius. Hubo por lo menos catorce muertos y cientos de heridos; fueron fusilados, golpeados o aplastados por los tanques."

Gorbachov en perspectiva...
"Algunos de los miembros más incisivos de la `intelligentsia´ urbana -los electores que Gorbachov cortejó y finalmente perdió- ahora miraban a su antiguo dirigente con un cierto aire de superioridad. `Su lenguaje es el de un hombre sin cultura. Azota el aire -dijo Leonid Batkin, uno de los líderes del movimiento Rusia Democrática- . Sin embargo, es un hombre sobresaliente a su manera, un gran `apparatchik´. Después de Stalin, Gorbachov fue el más hábil de los `apparatchiks´. Pero cuando llegó el momento de actuar como político, Gorbachov cometió una estupidez tras otra. Su papel fue sacar el corcho de la botella. Ahora, ha dejado de ser un hombre interesante´. Natalya Ivanova, crítica literaria, comparó a Gorbachov con `el hombre que dio la orden de realizar el fatal experimento en Chernobyl. Quería perfeccionar la máquina, pero la máquina escapó de su control y explotó´. (...) Incluso los críticos más sinceros de Gorbachov no comprendieron qué representaba ni quién era. Gorbachov no era Andrei Sajarov. No era un profeta moral o un gigante intelectual. Ni siquiera era un hombre de bondad excepcional. Gorbachov era, por encima de todo un político. Combinaba un tosco sentido de la decencia con una increíble habilidad para manipular un sistema que desde fuera parecía inquebrantable. Si en el lenguaje de la fábula griega Sajarov fue el zorro, un hombre con un singular sentido de los ideales políticos y morales, Gorbachov fue el erizo, un hombre capaz de engañar y de ser cruel, un hombre de valores e ideas cambiantes, pero un genio en medio de un juego sucio, un hombre irreemplazable en su momento."

Apasionante lectura para descubrir los entresijos de la `perestroika´ que dieron lugar a un cambio en la Historia y donde pueden verse aspectos del sistema soviético que el régimen de Putin ha resucitado, aunque posiblemente nunca desaparecieron en realidad de la sociedad rusa, un sistema totalitario que bebe del totalitarismo comunista soviético. Ideal para lectura veraniega de amantes de la historia, turnos de guardia hospitalaria, lectura de sombrilla y en general para comprender, tratar al menos, una época de esperanza y de afrontar miedos por parte de la sociedad soviética. Recomendable a generaciones digitales que se tragan el anzuelo de la arcadia comunista camuflada de progresismo social que lleva a la dictadura totalitaria y leer de primera mano a los sufridos ciudadanos que vivían en el paraíso del proletariado.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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