The Adversiter Chronicle

miércoles, 14 de agosto de 2024

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Mi amigo Arturo

Era un verano como el de hoy, un niño feliz de poder estar en casa jugando y el colegio quedaba lejano, de estar en casa de mis abuelos que se habían mudado a un piso amplio de nueva factura. La ventana de la cocina y del baño daba al patio de luces y asomarse a la ventana desde un cuarto piso era una aventura. La ventana de enfrente la ocupaban un matrimonio con su hijo, mayor que yo que sólo era un crío. Pero aquel verano fue especial porque en algún momento del año falleció el marido y padre de los vecinos de mis abuelos. No logro recordar cómo, aunque puedo ver a mi abuela animándome a jugar con Arturín el hijo de los vecinos, tal vez me dijo algo de su reciente orfandad o sólo quiero imaginarlo. Aunque yo no recordaba al difunto, sí lo conocieron mis abuelos, seguramente al estrenar vivienda, pero no recuerdo nada de él. A mitad de la mañana cogía mis juguetes y salía a la escalera con Arturo que llevaba los suyos, hablábamos de cosas que tampoco logro recordar pero es nítida la imagen de los dos sentados en los escalones que llevaban al quinto, ocultos al descansillo. Recuerdo que sentía pena porque no era capaz de imaginar que se muriera mi padre, era un concepto oscuro y denso al que me daba miedo asomarme. Arturo era un chico inteligente y tenía paciencia conmigo que sólo era un niño disfrutando de jugar. Le recuerdo triste, como si le envolviera una neblina sutil que seguramente sólo era lo que yo sentía. Si alguna vez hablamos de la muerte sería mentira afirmarlo, Arturo me seguía la corriente, y me dejaba comentar los anuncios televisivos de juguetes, hablar de las historietas de los tebeos y cosas que un niño habla, supongo, con su hermano mayor. Por la ventana sabíamos mi abuela y yo que su madre solía regañarle de forma airada, a voces que resuenan en el patio de luces como un altavoz en la ventana de enfrente donde mi abuela trajinaba en la cocina y yo leía un tebeo. Tampoco nunca hablamos de eso y cada vez que escuchábamos una regañina mi abuela y yo nos mirábamos sin decir nada. Luego el verano pasó y la vida siguió. Nunca volví a ver a mi amigo de la escalera vecino de mis abuelos cuya ventana de la cocina quedaba enfrente de la nuestra, pero le recuerdo como a un hermano que tuve durante unas semanas de verano...
Antón Rendueles

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
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