Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
PITCH BLACK (2000)
Si
hay un género cinematográfico que suple la cortedad del presupuesto
de producción con ingenio en el guion y estado de gracia en el
momento de rodaje del elenco artístico dando como resultado pequeñas
joyitas cinematográficas con fieles seguidores, llegando algunas al
culto, sin duda es el género de ciencia ficción con sutiles gotas
de terror. Es el caso de esta producción estadounidense del ya
lejano año 2000. Dirige el siempre correcto y en ocasiones solvente
del David Twohy que firma el guion al unísono con Jim Wheat y Ken
Wheat. El reparto lo encabeza un Vin Diesel con cuatro lustros menos
logrando salir del perfil de tío cachas inexpresivo y logra enamorar
a la cámara y convencer al espectador. La sencillamente divina, en
esta película, de Radha Mitchell; el siempre inquietante del Cole
Hauser y la reconfortante presencia de Keith David en otro de sus
papeles de secundario de lujo que supone un atractivo más de la
película...
El
argumento es atractivo siendo lo de siempre, una nave en tránsito
termina por las
circunstancias, una tormenta de meteoritos que perforan el casco de la nave, en un planeta extraño y lejano en apariencia anodino y polvoriento que esconde en realidad la presencia de bichos. En este caso se trata de una nave comercial con carga de pasajeros variopintos que resulta dañada y obligada a tener que hacer un aterrizaje forzoso que destroza la nave pero no lo suficiente para que no haya supervivientes. Entre el pasaje está el fugitivo Riddick capturado por un yonki de la morfina que se hace pasar por autoridad policial cuando sólo es un mercenario. Deberán sobrevivir en compañía del resto de supervivientes donde hay un poco de todo: un peregrino a la Nueva Meca en compañía de discípulos, un sibarita del coñac y la buena vida y alguno más que van palmando por el camino. La crítica fue bastante favorable y, cuentan las crónicas, que pasó algo desapercibida en la salas europeas. Los efectos especiales sí cumplen la función de dar soporte a la historia, creíbles sin florituras y realistas una vez pegados a la pantalla.
circunstancias, una tormenta de meteoritos que perforan el casco de la nave, en un planeta extraño y lejano en apariencia anodino y polvoriento que esconde en realidad la presencia de bichos. En este caso se trata de una nave comercial con carga de pasajeros variopintos que resulta dañada y obligada a tener que hacer un aterrizaje forzoso que destroza la nave pero no lo suficiente para que no haya supervivientes. Entre el pasaje está el fugitivo Riddick capturado por un yonki de la morfina que se hace pasar por autoridad policial cuando sólo es un mercenario. Deberán sobrevivir en compañía del resto de supervivientes donde hay un poco de todo: un peregrino a la Nueva Meca en compañía de discípulos, un sibarita del coñac y la buena vida y alguno más que van palmando por el camino. La crítica fue bastante favorable y, cuentan las crónicas, que pasó algo desapercibida en la salas europeas. Los efectos especiales sí cumplen la función de dar soporte a la historia, creíbles sin florituras y realistas una vez pegados a la pantalla.
Pero
lo que hizo al equipo de cata cinematográfica aparcar los trastos de
faena nada más fichar y bien provistos de birras frías y pistachos
asaltar el despacho del Director para visionar la película es sin
duda Radha Mitchell, fermosa, sensual, sexy sin maldad y mirada en un
rostro que te desarma si la miras tres segundos. Divina,
sencillamente divina que logra que si los múltiples atractivos de la
película no te motivan, por haberlo visto antes en otras películas,
te acabas rindiendo a la divinidad de Radha Mitchell. Así que si os
gusta el género, el protagonista, la historia, el ingenioso y
socarrón guion, pues tenéis una buena película de ciencia-ficción
con algo de terror con bichos. Y si no os gusta aún así, sólo
saborear la presencia de Radha Mitchell merece el visionado.
Y no
es una atracción cinematográfica de acabar la película y acudir
raudos al baño para hacer cochinadas y aliviarse, Radha Mitchell es una
atracción superior, de devoción de caballero artúrico, quijotesca
como Dulcinea, sensual como una diosa en un lago; vamos, que la peli
está bien, pero es que Radha Mitchell está divina, sencillamente
divina...
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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