Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a tirar la basura
El
viajero cierra la puerta procurando no hacer mucho ruido, falta menos
de una hora para la medianoche y sabe que hay alguien durmiendo para
madrugar y los sonidos ya tienen ese carácter nocturno donde todo se
oye a diferencia del día donde los mismos sonidos quedan solapados
por los sonidos diurnos...
Tiene
el viajero que esperar por el ascensor, por el sonido sabe que se
encuentra varios pisos más abajo y tardará unos segundos que se
hacen eternos como todos los segundos que suponen una espera, la cual
al fin termina, con cierto desasosiego en el viajero en la espera con
la sensación de que le observan, sugestión de mirar las puertas con
las mirillas, inofensivas en apariencia y que esconden un mundo tras
las mismas. El viajero observa el ascensor mientras efectúa el
descenso en el mismo. Presenta síntomas de envejecimiento, un
rallón que trata de ser algo y que ha debido de hacer alguien alto
porque debe el viajero alzar la vista. La rejilla de las luces algo
descolgada en una esquina y ruidos varios en el exterior del ascensor
a medida que desciende hacen al viajero recordar la historia de aquel
astronauta chino que oyó como algo golpeaba el exterior de su nave
orbital, algo así siente el viajero cuando escucha los quejidos en
el exterior de ascensor y se imagina cables que se encuentran al
final de su vida operativa, o un barco que se hunde con el viajero de
pasajero en su interior crujiendo las cuadernas...
El
viajero sale al vestíbulo hacia el portal, vestíbulo vacío e
iluminado, en silencio casi molesto. En la calle siente el viajero
frío, no el frío de nieve de noches anteriores, pero agradable
dentro del frío. El contenedor queda a pocos pasos flanqueado por
coches aparcados que obligan al viajero a pasar de perfil procurando
no rozar un espejo retrovisor aquí, una defensa allá. El contenedor
no está lleno y se traga la bolsa de basura con la satisfacción de
quien se mete un manjar entre pecho y espalda, barrunta el viajero
para sus adentros dando vida gastronómica al contenedor. Cierra la
puerta del portal despacio el viajero, es una puerta que se cierra
sola con gran estrépito y molesta a los vecinos del primero aunque
siempre termina haciendo ruido por mucho cuidado que le ponga el
viajero...
El
ascenso es tan rápido como el descenso, con los ruidos quejumbrosos
en el exterior del ascensor y la sorpresa de pequeñas vibraciones.
El viajero se mira en el espejo del ascensor aunque más bien parece
el espejo mirar al viajero, tal vez aburrido de ver subir y bajar
personas todo el día, toda la tarde y alguna de noche. El frenazo
final indica al viajero que ha llegado al piso, aliviado de salir
del quejumbroso ascensor que sólo se queja con los ruidos nocturnos
aunque el frenazo final no distingue la noche del día y se capta
perfectamente por los tímpanos. Introduce la llave y abre la puerta,
la cierra despacio y echa la llave mientras piensa en ir al...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
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theadversiterchronicle@hotmail.es
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