The Adversiter Chronicle

jueves, 25 de enero de 2024

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Mi primera biblioteca pública

Aquel verano fue especial y ha dejado un grato recuerdo en mi memoria. No recuerdo cómo supe de que habían hecho una biblioteca pública infantil en el Parque de Begoña; recuerdo el edificio de planta pentagonal y, supongo ahora, era el típico quiosco de orquesta que sin orquesta que tocara reconvirtieron a biblioteca pública infantil. No era grande y yo era pequeño, había que subir unas escaleras y el consabido carnet, por entonces te daban carnet para casi todo. Tuve la dicha y buena fortuna de que en mi casa siempre me rodearon de lectura y veía a los adultos leer, así que cuando llegó la biblioteca pública y además infantil, no me lo pensé mucho. Quedaba cerca de casa y salía sobre las diez de la mañana, creo recordar que antes de esa hora no abría al público. El gran descubrimiento fue ver que estaban las colecciones de dos tebeos, de dos personajes de historietas que ahora llaman cómic, y nada menos que de Las aventuras de Tintín y de Asterix y Obelix. En mi universo infantil la cosa tenía su miga, no estaban editados por la editorial Bruguera y el precio de aquellos tebeos, encuadernados en tapa dura y más grandes que un tebeo normal no estaba al alcance de mi bolsillo, eran más caros y creo recordar que por entonces tampoco los encontrabas en el quiosco habitual junto al resto de tebeos de los que era lector voraz. Tenía mi pequeña liturgia cuando llegaba a la biblioteca, repasaba de nuevo las estanterías observando la oferta de libros y tebeos disponibles. Luego me iba a la estantería y cogía el siguiente número de Tintín o de Asterix. Me los devoré todos y fue el empujón definitivo para aficionarme a leer y puede que si aquel verano no hubiera descubierto aquella biblioteca igual no me hubiera aficionado a leer más allá de los tebeos, pero aquellas estanterías con libros que miraba siempre al llegar despertaron mi curiosidad lectora por Julio Verne, Salgari y compañía. La vida siguió y no tengo recuerdos de otros veranos en la biblioteca pública infantil en el parque que se estaba transformando como la ciudad y la propia nación. Ahora siempre que acudo a una biblioteca pública recuerdo aquel edificio y la magia de los libros y tebeos en las estanterías. Y sigo disfrutando ahora como entonces recorriendo las estanterías, mirando títulos y autores, mirando furtivamente la sección infantil donde otros niños y niñas acuden con sus mayores llevando en préstamo tebeos y libros infantiles. Es una de esas cosas que te da esperanza en el futuro que ya es corto y previsible en su meta final, pero en algún lugar del espacio-tiempo un niño abre los ojos con ilusión cuando lee aquellos tebeos que sólo podía leer en la biblioteca pública infantil.
Antón Rendueles

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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