The Adversiter Chronicle

jueves, 11 de enero de 2024

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Cambio de colegio

Pasar a 5º de EGB supuso todo un cambio en mi universo escolar. La decrépita casa indiana reconvertida en colegio fue mi universo escolar hasta ese momento, cerca de mi casa. Pero el nuevo curso significaba un cambio de colegio donde ya se cursaba hasta finalizar la EGB. El primer cambio es que pasé de ir andando a ir en autobús ya que el colegio estaba en la zona rural del municipio. Fue toda una novedad y casi una aventura. De repente los de 5º éramos los últimos en llegar así que dentro del clasismo del autobús, sólo podíamos ocupar los asientos que nadie quería de los otros cursos que copaban del medio para atrás los asientos siendo los asientos finales privilegio exclusivo de quienes iban a 8º. Había una broma donde siempre caíamos los de 5º y que consistía en que uno de los otros cursos se sentaba en el asiento de atrás. Las ventanillas eran de cristales correderos y cuando uno de los de 5º apoyaba la cabeza en el cristal, el del asiento de atrás corría de golpe la ventanilla y provocaba susto y dolor de oreja el resto del viaje. Quienes sufrían tal broma esperaban expectantes quién sería el siguiente en quedar con la oreja caliente. Visto hoy suena casi cruel, pero en aquel entonces sólo era parte de la liturgia de ir en autobús. Afortunadamente el autor de tales bromas acabó la EGB aquel año y la broma quedó en desuso, tal vez porque las profesoras, señoritas se las llamaba, que iban en el autobús pusieron coto a tal barrabasada, no recuerdo si fue porque alguien sufrió la broma pero el cristal también le descalabró la cabeza. Supongo que se quedó dormido con la cabeza apoyada en el crsital y eso aumentó el daño más allá del calentón de orejas. Otra novedad fue esperar en la parada para vover al colegio de tarde. Había una pequeña plazuela y se jugaba con una pelota algo parecido a un partido con equipos de tres jugadores. Había un espacio que se convertía en campo de juego y árboles que hacían de porterías y recuerdo a la que llamaban la loca de las palomas, una señóra de mediana edad con pelos desordenados y acarreando bolsas. Cuando no estaba de neura y algo desquiciada era bastante tratable a condición de que no osáramos molestar a sus queridas palomas a las que daba de comer formando un rebaño de palomas picoteando del suelo. La señora, cuando estaba de buenas regalaba poesías que ella escribía y recitaba. Todo ese conjunto de cosas nuevas supuso un antes y un después, no traumático sino todo lo contrario. A fin de cuentas estábamos en una isla escolar y del patio con tendejón pasamos a espacios abiertos, con árboles y hierba que convertían los recreos cuando no se terciaba una pachanga o estaba el tiempo revuelto en ir a lugares donde nos reuníamos el grupo de amigos. Mi sitio preferido era un viejo árbol que daba sombra a un banco de piedra, aunque todo el entorno era estupendo, pero a veces me iba al banco, unas veces solo y otras con algún amigo de clase jugando a las cartas de bólidos con sus características técnicas, ver jugar al brilé o planear algo para el sábado, ya fuera una pachanga futbolera o ir al cine a ver algún estreno del viernes. Ya iba a 5º y eso me hacía mayor aunque siguiera siendo un niño.
Antón Rendueles

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org



theadversiterchronicle@hotmail.es 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger