Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a la busca de
buenos precios al supermercado
El
viajero ha preparado el viaje a la compra minuciosamente, como
atestiguan los múltiples folletos que han quedado en casa. Mirando,
comparando, deteniéndose en los productos, ha logrado el viajero
planificar de manera concienzuda...
El
viajero entra al supermercado y coge una cesta. Es media mañana y
coincide con el recreo de los institutos y hay una manada de
adolescentes caminando entre mostradores y haciendo cola en la única
caja abierta. Vociferan y se mueven ajenos al resto de compradores.
Afortunadamente la cosa dura poco, apenas cogen una bolsa de algo
para picar o alguna lata de bebida con cafeína
Tras
meditar un instante, el viajero decide hacer toda la compra en el
mismo supermercado, pasar al plan B del viaje. Aunque el viajero
tenía predisposición a patear el asfalto para comprar en varios
supermercados, hace algo de viento y amenaza lluvia, encontrando el
viajero la escusa perfecta para pasar al plan B y camuflar lo que no
es más que pereza de pasarse la mañana recorriendo supermercados y
cargar con el carrito por media ciudad...
El
viajero quiere comprobar lo que dicen los telediarios y
contertulios de radio de que la gente ha variado sus hábitos de
compra. Lo cierto, barrunta el viajero para sus adentros, es que en
la pescadería no hay cola, de hecho no hay nadie. Tampoco hay cola
en la carnicería, tan sólo dos clientas, y se nota que la gente
recorre el supermercado. De repente, se oye vociferar a una señora,
discutiendo sin dejar hablar a la infortunada reponedora cajera que
pasaba a su lado colocando productos de un palé. La señora se queja
a grito pelado de que las cosas están caras, tanto en este
supermercado como otro que nombra. El viajero, al igual que el resto
de compradores, pasa de la señora y sus gritos dejando a la
infortunada empleada aguantando con paciencia y profesionalidad a la
pesada, también de lorzas, de la buena señora indignada por la
inflación y la subida de los alimentos. No obstante, el viajero
puede apreciar que la señora, que sigue protestando aunque de forma
menos vociferante, sólo lleva en la cesta un paquete de pan de
molde y un envase de mortadela con aceitunas...
El
viajero va cogiendo de aquí y de allá, tirando de congelados,
alguna pieza de fruta, laterío variado y alguna que otra fruslería
como dos cajas de bombones que llevando dos cuestan menos que de una
en una. Tenía el viajero intención de coger una caja de galletas de
su marca de siempre, pero coge de marca blanca y observa una oferta
de chocolatinas que si llevas tres sale más barato que de una en
una...
Han
abierto otras dos cajas y hay gentío esperando para pagar. Abren
otra caja más y avisan de que se pase en orden de cola, provocando
una estampida por pillar primer puesto en la nueva caja. El viajero
ni se inmuta ya que lleva buena compra y prefiere que la señora
jubilada, que sólo lleva dos cosas, le dé tiempo a colocar las
suyas. Pero la jubilada paga en céntimos y se eterniza buscando
calderilla. El viajero observa resignado como el resto de cajas van
pasando la cola de manera fluida. Cuando la jubilada logra pagar,
resulta que tarda otra eternidad en abrir la bolsa y meter sus dos
cosas, de tal manera que ya están cobrando al viajero que debe
descargar la cesta, pasar la tarjeta de puntos por compra y vigilar
cual depredador en abrevadero que la vieja no le birle nada como que
no es la cosa...
El
viajero mete la compra en el carrito de la compra. Mira el tique y
comprueba que se ha disparado realmente la cesta de la compra aunque
logra mentalmente separar el costo de lo necesario de las fruslerías
y resulta que lo que han subido de forma escandalosa son los
bombones, el chocolate y la repostería industrial. Cierra el carro
de la compra y se dispone a salir cuando recuerda que debe pasar
por...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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