Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
RAMBO: LAST BLOOD
(2019)
En
1982 se estrenó una película que daría lugar a una saga pese a que
Acorralado (First Blood) era
una adaptación de una novela sobre un veterano de la Guerra de
Vietnam, un inadaptado a la vida civil que vagaba en busca de sus
hermanos de sangre y que no encontraba trabajo salvo de lavacoches;
llega a una localidad donde los vagabundos no son bien vistos, es
detenido y sometido a vejaciones por la policía, su mente tiene
intervalos donde recuerda y vuelve a la guerra. Escapa y se refugia
en el monte, se adapta al terreno y utiliza lo aprendido como soldado
para ir diezmando a las fuerzas que le persiguen. Entrada ya la
década y de la mano de CANON-GLOBUS el inadaptado veterano se
convierte en icono parte de la Guerra Fría, de la propaganda de Hollywood y
tiene dos secuelas que han quedado grabadas a fuego y Rambo acabó
eclipsando aquella pequeña joyita de 1982...
La
última entrega, y parecía epílogo, vemos a un Rambo con el paso de
los años y un argumento que mezcla códigos actuales como miembros
amputados, voladuras de cabezas y demás casquería gracias a los
efectos digitales. Pero era el epílogo del Rambo que regresó a la
jungla a buscar prisioneros de guerra y el que fue a Afganistán a
rescatar a su coronel de las sucias manos soviéticas. Quienes
disfrutaron en 1982 y posteriores que vieron la película, la
secuelas eran otra cosa, propaganda de Guerra Fría y olvidadas las
versiones cutres del inefable Chuck Norris, siempre quedó la duda de
qué sería de Johnny Rambo. Así que, aunque nos temíamos lo peor,
dispusimos los trastos de faena aparcados y birras frías con
pistachos para ver una producción de 2019 que fue fusilada por la
crítica, sin ver más allá de sus propias narices y denostando una
vez más a un Sylvester Stallone al que no le perdonan ninguna pese a
ser un cineasta como ha llegado a ser considerado el añtaño tildado
de fascistoide, el Clint Eastwood. Stallone ha vuelto a demostrar que
puede permitirse el lujo de hacer lo que quiere y con una dócil
dirección de Adrian Grunberg logra cerrar el círculo abierto en
1982. La única condición es imaginar que la saga y sus secuelas
sencillamente no existen, volver al final de aquel viaje de Johnny
Rambo a la realidad de la vida civil...
Han
pasado cuatro décadas, Rambo ha envejecido y se refugia del mundo en
un rancho donde convive con su sobrina y una tía de la misma, doma
caballos y ayuda a rescatar personas en apuros en terrenos salvajes.
Como tantos otros veteranos de Vietnam sabe que está tarado, su
mente está trastornada, tiene síndrome postraumático, su casa en
un complejo de túneles que él mismo ha excavado durante años,
duerme en un camastro bajo tierra, donde el vietcong dormía y vivía
y donde las pesadillas resultan más confortables. Su sobrina ya está
preparada para ir a la universidad pero antes siente que debe
encontrar al padre que abandonó a su hija y del que nunca supo
nada. Decide no escuchar los consejos de sus tíos y parte a la
frontera, al lado mejicano donde una amiga le ha localizado al padre.
Cuando Rambo logra recuperar al menos su cadáver, se prepara para la
guerra. Primero cruzará la frontera y será de nuevo el especialista
que se infiltra en terreno enemigo dejando su tarjeta de visita,
regresará al rancho sabedor de que irán a por él y prepara su
complejo subterráneo donde los fantasmas se hacen realidad y vuelve
a estar en guerra, no contra el enemigo comunista, esta guerra es de
venganza...
Del
elenco destacamos a Yvette Monreal que da el tipo en su papel y
también aparece Paz Vega en un papel del todo prescindible y que sólo
se justifica por imposición de productores, también Stallone ejerce
tal función y da la sensación de que la película es sólo el
epílogo de Acorralado,
un guiño cinematográfico a los seguidores del film de 1982 envuelto
en una producción que en apariencia trata de exprimir un poco más
la saga. Es lo que la crítica quiso ver, otra insulsa y mala
secuela. La historia está aceptable y juega con el morbo, pero hay
que ver al personaje, olvidarse del resto que hay que ver como un
decorado ya que la historia nos permite ver el desencanto, la
consciencia de que la guerra lo arrebató todo y que por mucho que se
intente resulta imposible escapar al destino. Rambo no es un guerrero
en activo, es un hombre mayor atormentado y que se agarra a la
familia, lo único que resiste el paso del tiempo. Cuando se meten
con su sobrina es una declaración de guerra y la guerra nunca se
olvida...
Nos
ha gustado porque sí es la segunda parte, crepuscular, de Acorralado-
First Blood
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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