Haciendo un repaso a la
memoria he recordado los colores de la guerra, las guerras que fueron
cuando yo ya era...
La Gran Guerra del 14 es
de un blanco y negro granulado, con velocidad un poco lenta de los
fotogramas. La Guerra Civil ya tenía sonido, añejo del paso del
tiempo y el deterioro del soporte. La Segunda Guerra Mundial es de un
blanco y negro nítido y en ocasiones cristalino; con partes ya en
color, colorido de los 40´s donde tiende a verse una pátina del
paso del tiempo en la tecnología fílmica. Corea sigue siendo en
blanco y negro para dejar paso al verde junglero de Vietnam, nada que
ver con los tonos desérticos de la Guerra del Golfo, de colorido
soviético en Afganistán con textura de vídeo de los 80´s que dejó
paso al parduzco del siglo XXI en la misma castigada tierra afgana...
Pensaba al comienzo del
delirio bélico del señor Putin y su régimen que esta guerra en
Ucrania sería colorida, con realismo cromático. Sin embargo es una
guerra de tonos grises de escombros, de oxidados metálicos en la
chatarra soviética despanzurrada y un rojo oscuro de sangre que
fluye de los cadáveres. Sólo la bandera de Ucrania mantiene su
colorido gracias al amarillo...
Se está sembrando un odio
que durará generaciones, reprimido si ganan los malos y ostentoso si
ganan los buenos, como siempre ocurre al finalizar una guerra que
crea un nuevo mundo aunque se haya luchado por el viejo...
Será un gris invierno.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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