Unas memorias de
Antón Rendueles en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Recreativos
El
primer contacto con las máquinas recreativas era un local de tales
que estaba cerca del colegio pero alejado a la vez por las calles.
Tenía un compañero de clase que entraba en él. Para el niño que
era entonces era un sitio que me acogotaba bastante. Recuerdo que las
paredes estaban repletas de máquinas de petacos, también conocidos
como billares electrónicos y ahora como pin-ball. Había
otras que me llamaban la atención, una máquina con una escopeta
donde había que disparar certeramente a un oso, si no recuerdo mal,
que desfilaba por la pantalla. Era un sitio que me inspiraba temor,
tenía metido en la cabeza que no era recomendable, supongo que el
motivo de tal miedo era que se veía a jóvenes algo mayores fumando
y el tipo que llevaba el local me resultaba un tipo extraño, casi
delincuente. Sólo era un niño en un ambiente nuevo y extraño que
le inspiraba temor...
Un
día, en un bar y restaurante cuyos responsables eran amistad de mis
padres fui testigo de cómo cambiaban la máquina de ping-pong,
extrañamente magnética en su atractivo sin elementos mecánicos,
con una pantalla de televisor y un juego de diabólica simplicidad,
por una nueva. La recuerdo colorida y cuando vi por primera vez
encenderse la pantalla y aparecer extraterrestres que había que
eliminar con un cañón que se desplazaba de izquierda a derecha y
viceversa y que tenía el vanguardista nombre de Space
Invaders fue toda una
experiencia. Era el heraldo de una nueva era en los recreativos, en
las máquinas recreativas, que visto ahora me hace sentir afortunado
aunque veo anuncios de video consolas y video juegos que me hacen
sentir la vejez, entendida como tal que la tecnología se convierte
en algo desconocido, orgulloso del recuerdo de ser testigo de su
nacimiento pero ya totalmente analfabeto de los videojuegos...
Aquellas
navidades la Noche de Reyes me dejó una ATARI. Es difícil expresar
cómo se conjugaban la imaginación y la fascinación para ver naves
espaciales en triángulos o esquemáticas reproducciones de edificios
que sólo eran figuras geométricas. Era un mundo nuevo de
entretenimiento y supe que era un privilegiado al ver que mis amigos
no podían disfrutar de una en su casa...
Hoy
todos aquellos recreativos se valoran por compradores de nostalgia y
coleccionistas de cosas obsoletas y cuando veo una tienda de
artículos retro donde proliferan juguetes de mis tiempos y sistemas
de videojuegos como ATARI, me pregunto qué niño, niña y mayores
jugaron y sintieron aquella fascinación que sentía yo. También
recuerdo a mis mayores que me ofrecieron la oportunidad de disfrutar
cuando eran tiempos de incertidumbre y a la vez de ilusión por el
futuro que para la infancia ya era presente tecnológico sin saberlo.
Antón
Rendueles
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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