The Adversiter Chronicle

miércoles, 3 de noviembre de 2021

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
Perdedores 
-Testimonios de alemanes y japoneses durante la Segunda Guerra Mundial-
Autor: Nigel Cawthorne
Editorial: Sello Editorial, S. L.
Traducción: Daniel Aldea Rossell
Edición: 1ª edición, abril 2011

Visitamos la II Guerra Mundial de la mano de diarios y testimonios que el autor recopila para mostrar la realidad de la derrota en la ciudadanía alemana y japonesa. La desilusión, la cruda realidad de los bombardeos, las batallas en la jungla, cobran una nueva dimensión al leer los pensamientos de personas que plasmaron los mismos en diarios, anotaciones y testimonios durante y al finalizar la contienda. Gente anónima que quedan solapados por las batallas y escenarios, olvidados salvo para los suyos y que de alguna forma no fueron conscientes de la magnitud de la derrota y que sirven para recordarnos que los conflictos bélicos, más allá de la propaganda, arrasan con vidas además de la destrucción y padecimientos que provocan...

Nigel Cawthorne es un prolífico escritor angloamericano con más de 90 títulos a su espalda. Es especialmente reconocido por sus obras de historia militar y por sus colaboraciones en The Guardian, The Daily Telegraph, Daily Mail y The New York Times, además de otros medios como la BBC.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de la edición, y sin más verborrea unas breves reseñas que os animen a su interesante y apasionada lectura:

Piloto de la Luftwaffe Fritz Mölders a bordo de un caza Messerschmitt Me 109 durante la invasión de Francia...
... A unos 5.000 metros pongo en fila a mi grupo, elijo rápidamente un objetivo y ¡nos lanzamos a por él! Dirijo el avión un poco más a la derecha; sobrevolamos Compiégne. Tras un rápido intercambio de fuego, fragmentos del caza enemigo vuelan a mi alrededor. Percibo un fuerte estallido en mi aparato -momentos de pánico- pero el motor sigue funcionando, por suerte. En mi costado, dos Me se encargan del adversario. El Leutnant Claus derriba a uno de ellos. ¿Dónde está el avión de reconocimiento? ¡Debemos deshacernos de él! Ahí abajo, cerca del suelo, un Bloch sigue con él. Desciendo en picado hacia el Bloch, pero voy demasiado deprisa, no puedo disparar; de repente estoy en su costado; veo al piloto con claridad; se mantiene pegado obstinadamente al avión de reconocimiento que debe proteger; lleva la cabina abierta y yo ladeo un poco mi aparato. Me mira horrorizado y ¡zuuum!, sale disparado a toda velocidad. Es lo que pretendía que hiciera. Porque ahora puedo descender directamente sobre el avión de reconocimiento. Pero el tipo es un piloto fantástico. Sobrevuela un pueblo a poca altura, por debajo de la torre de una iglesia y a lo largo de un valle fluvial; lo tengo brevemente en mi mira, presa segura, cargo, descendemos, pasamos entre dos álamos, ahora estoy sólo a 50 metros de él; subo el morro para evitar un cable telefónico y vuelvo a bajar para sobrevolar un prado a sólo un metro de altura; lo tengo a tiro. Lo pillo desprevenido, se precipita al suelo dejando una larga columna de fuego de treinta metros a su cola. No hará más fotografías.”

Soldados alemanes reponiendo fuerzas en París en 1943 mientras se reconstruye su regimiento tras la derrota en Stalingrado...
Los siguientes días nos dedicamos al turismo. Aunque estábamos en pies desde la mañana
hasta la noche, sólo pudimos ver los monumentos principales de París. Recorrimos la amplia avenida de los Campos Elíseos desde el Arco del Triunfo a la Plaza de la Concordia. De vez en cuando nos deteníamos para observar los escaparates. Era una lástima que no dispusiéramos de más dinero, pues aquellas tiendas ofrecían productos que ya escaseaban en Alemania. Cuando empezaban a dolernos los pies, descansábamos en uno de los muchos cafés y observábamos a los transeuntes mientras disfrutábamos de un café au lait acompañado de deliciosas petits fours. París seguía bullendo como si la guerra no existiera. Lamentablemente, el Louvre estaba cerrado... Existía una orden especial que prohibía a los grupos separarse por la noche. Al ser aficionado a la ópera, me hubiera gustado asistir a una representación, pero mis compañeros se decidieron por el Folies Bergére. Pese a ir prácticamente desnudas, la representación fue artística y poco vulgar. El cuerpo de la mujer no sólo existe para la lujuria del hombre... La última mañana en París fuimos a Montmartre, el barrio donde viven los artistas, visitamos algunas de sus exposiciones, comimos en uno de los restaurantes bohemios... Fue como estar de vacaciones, excepto que nuestras esposas no podían estar con nosotros.”

Interrogatorio a una partidaria nazi de 21 años que trabajaba en la fábrica Focke-Wulf en Bremen sobre la ocupación de Alemania tras la derrota nazi...
No tengo ningún problema con el gobierno de ocupación ni con los soldados. Ya no tengo bicicleta; me la robaron los polacos. Intenté pedir ayuda a unos cuantos soldados ingleses, y tuve la sensación de que, de haberme entendido, me la habrían proporcionado. Para cuando logré hacerles entender lo que deseaba de ellos, los polacos habían desaparecido... Tanto yo como el resto de la gente sólo creíamos lo que leíamos en los periódicos, etc. Creía que todos los hombres menores de 65 años serían trasladados a otros lugares para trabajar. Creía que todos los que nos quedáramos aquí tendríamos que hacer trabajos forzados y tendríamos estatus de esclavos, picando piedra, retirando escombros ey cosas así. Temía que nos trasladaran arbitrariamente de una ciudad a otra. Temía que no dispusiéramos de la comida suficiente para sobrevivir. Temía las violaciones y la violencia y el desorden general. También temía graves limitaciones de la movilidad. Esperaba que sólo nos dejaran salir de casa unas dos o tres horas al día. Por otro lado, esperaba que terminaran los bombardeos; aquello era un consuelo parcial.”

Juzo Mori, suboficial del Ejército del Aire destacado en el portaaviones Soryu durante la segunda oleada contra Pearl Harbor...
los objetivos asignados de los torpederos-bombarderos del Soryu eran los acorazados
estadounidenses que esperábamos encontrar fondeados en el muelle del Arsenal Naval de Oahu. Acometimos nuestro ataque a máxima velocidad y baja altura, y cuando me encontraba casi en la posición para soltar mi torpedo, me di cuenta dew que mi objetivo asignado no era un acorazado, sino un crucero. Volaba justo por detrás del teniente Nagai, y sobrevolamos la isla de Oahu antes de descender a posición de ataque. Pese al plan original de atacar a los acorazados enemigos, el teniente Nagai no modificó la trayectoria que nos llevaba directamente al crucero. Sin embargo yo no tenía muchas esperanzas de sobrevivir al ataque, pues esperábamos una intensa resistencia enemiga. Si debíamos morir, pensé, al menos quiero saber que hemos torpedeado a un acorazado. Dado que ya se habían producido las oleadas sobre Akagi y Kaga, el ataque de los aparatos del Soryu fue recibido con un intenso fuego antiaéreo procedente de la flota enemiga. Mi bombardero se estremeció y sacudió con los impactos de las ametralladoras y metralla enemigas. Pese a mi intención de desviarme del curso del crucero, ahora justo enfrente de mi aparato, para atacar al grupo de acorazados fondeados junto a Fort Island, recibí órdenes de volar en línea recta hacia la nube mortal de fuego antiaéreo. Debido a esto y a la topografía circundante, sobrevolé directamente los acorazados enemigos en Fort Island y después tracé un amplio giro hacia la izquierda. El fuego antiaéreo no afectó a la maniobra, por lo que fijé como mi nuevo objetivo un acorazado fondeado a cierta distancia del grupo principal que ya estaba siendo torpedeado por otros aparatos del Soryu. Aquel parecía ser el único acorazado que aún no había sufrido daños.”

Reflexiones del soldado japonés Kubota en su diario durante el cerco de Bataan en 1942...
22 de febrero: Han pasado dos meses desde el desembarco. Aún no hay señal de la bandera blanca ondeando en Bataan. Nuestras tácticas contra el enemigo se limitaban a luchar y avanzar. Hemos pagado un precio muy alto. Ahora los hemos cercado. Habrá menos sacrificios, pero la guerra se alargará irremediablemente. ¿Cuándo caerá Bataan? Seguramente para abril o mayo. Los soldados Shimizu y Ishikami han sido enviados de vuelta a la base. Nuestra rutina se ha normalizado aunque el intercambio de fuego continúa. Sólo el río fluye tranquilamente. Desconocemos lo que nos depara el mañana. Hoy estamos vivos, pero tal vez mañana no. Ni siquiera podemos controlar lo que nos ocurrirá en las siguientes horas. Cada vez que un proyectil hace estallar un árbol, las hojas y la metralla caen sobre nosotros y nos sentimos aliviados. Sin embargo, vivir bajo la amenaza de la artillería no resulta fácil. Ahora debemos responder a su provocación. Empezamos a disparar. El fuego aumenta de intensidad y, a través del humo y el polvo, vemos sufrir a nuestros camaradas... El enemigo empieza a bombardear en cuanto se pone el sol. Las enormes copas de estos árboles se astillan como cerillas y un proyectil nos sobrevuela con un sonido sibilante y estalla detrás de nuestra posición. El polvo y las piedras caen como una lluvia torrencial. Tras un instante de silencio, circula la noticia de que todo el mundo está bien y todos respiramos aliviados.”

Testimonio de un estudiante de instituto sobre el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima...
Jamás olvidaré aquel día. Tras terminar los saludos matinales en el patio de la escuela,
estábamos esperando en el aula a que empezara el trabajo de demolición. De repente, un amigo gritó: `¡Un B-29!´. Al mismo tiempo vio un fogonazo muy intenso. El edificio se derrumbó de golpe y quedamos atrapados entre los escombros. No sé cuánto tiempo pasé inconsciente. Cuando desperté, no podía moverme. Tenía cortes en la cara y en las manos que me dolían mucho. Había perdido los dientes de delante y tenía la camiseta empapada en sangre. Me arrastré como pude y asomé la cabeza por entre los escombros. La escuela había desaparecido. Se había desvanecido y ahora sólo quedaba un montón de escombros. Más allá de la escuela, hacia el centro de la ciudad, sólo se veían llamas. Tenía tanto miedo que no podía dejar de temblar. Avanzando lentamente, pude salir del edificio derruidos, y caminando en contra del viento para escapar de los numerosos incendios, me abrí paso entre las ruinas de la ciudad.”

Breves pinceladas de un mosaico de testimonios que van desde el optimismo y euforia de la victoria al pesimismo de la derrota y ver como inexorablemente todo un mundo se hace trizas. Ideal para lecturas reposada en vigilias nocturnas o en mesita de noche. Un recordatorio de los estragos de la guerra y voz de los derrotados que nunca se escucha sepultadas entre imágenes de noticiarios y las grandes crónicas con personajes históricos. Son testimonios de personas normales atrapadas en la vorágine de su tiempo y que conviene escuchar para recordarnos que la paz es un tesoro que debemos cuidar y velar entre todos, que el todos ya abarca a todas sin falta de añadirlo pese a las soflamas feministas de lenguaje inclusivo que se gasta la suegra últimamente...

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterch.orgronicle





theadversiterchronicle@hotmail.es 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger