El
señor Pedro Sánchez ha logrado una vez más los apoyos necesarios
para aprobar los presupuestos de 2022, un año que todo indica
comenzará con un retroceso en la nueva normalidad a restricciones y
una no deseada prolongación de la nueva normalidad con los
inconvenientes retornando a la vida diaria. La sexta ola es un hecho
y su avance por el centro de Europa permite presagiar que España se
verá sacudida por la misma en las próximas semanas. La aprobación
de los presupuestos aporta al menos una aparente estabilidad que es
necesaria aunque venga acompañada de las intranquilidades habituales
que buscan provocar, y que provocan, los apoyos parlamentarios a los
presupuestos...
Pedro
Sánchez sigue con su estrategia de otorgar en las negociaciones
cesiones de diverso tipo sabedor de que el Tribunal Constitucional
corregirá los derroteros de nacionalistas periféricos o bien el
Tribunal Supremo marcará las líneas rojas. Dejando aparte el hecho
de los embustes de Pedro Sánchez cuando era líder de la oposición,
es una estrategia válida en política si bien transmite a la mayoría
de la ciudadanía que una vez más son los herederos de ETA y los
secesionistas desleales a la Constitución quienes ganan una vez más.
Tanto unos como otros no son de fiar en sus tratos y palabra dada.
Ambos populismos nacionalistas se basan en mostrar y convencer a
propios, compatriotas que no consideran tales y a parte del
extranjero, que España sigue en 1939. La clase política sabe que
sólo son fuegos de artificio y vender a sus votantes que sigue la
lucha por la independencia para esconder vivir del cuento y llenar la
faltriquera. Nacionalistas vascos y catalanes, sus versiones
extremistas y radicales, bajan el valor del gobierno de Pedro Sánchez
cada vez que pillan un micrófono tras alcanzar algún acuerdo. Pedro
Sánchez falla al explicar los motivos de tales acuerdos con
aparentes concesiones a demandas que son germen de balcanización
política en un futuro a medio plazo.
La
sociedad española y europea se adentran en este abrupto comienzo del
siglo XXI azotados por vendavales que ayudan a quienes miran el
futuro como un regreso a los nacionalismos y retroceder al siglo
pasado cuando no al siglo XIX directamente. El crujir de los
acuerdos, debidamente apoyados por los analistas y comentaristas
políticos que son partidistas en nueve de cada diez análisis en los
medios de comunicación, aumenta esa sensación de que la
ciudadanía brega en el día a día de las dificultades mientras la
clase política no es capaz de alcanzar grandes acuerdos de Estado
para salir de ésta y acometer las reformas necesarias acordes a la
nueva Era que vendrá tras la pandemia, que no será corta aunque ya
pensábamos que sí lo era tras la vacunación masiva.
Más
pronto que tarde hará falta volver a restricciones que harán saltar
por los aires los presupuestos nacionales de los Estados miembros de
la Unión Europea que a su vez exigirá severidad en la aplicación
de las directivas que deberán tomarse. Ojalá se pudiera decir que
la legislatura será tranquila, pero sería engañarse no reconocer
que posiblemente los presupuestos de 2022 y los apoyos parlamentarios
a la coalición PSOE-PODEMOS salten por los aires ante la pandémica
realidad y las medidas que habrá que adoptar y las que haya que
acatar dictadas por Bruselas. La debilidad interna de los países
comunitarias facilita la sensación de qe la Unión es débil a nivel
interno y a nivel exterior, las recientes provocaciones de
Bielorrusia en la frontera con la Unión Europea en Polonia
repitiendo la agresión fronteriza llevada a cabo por Marruecos en
las fronteras comunitarias de Ceuta y Melilla, deben ser un serio
toque de atención a la sociedad europea de que el fantasma de un
conflicto militar de poca intensidad se haga realidad y será una
mecha que una vez encendida no habrá forma diplomática de
apagarla...
2022 será el año del punto de inflexión en la pandemia y este
2021 que encara su último mes nos ha devuelto a la realidad de la
necesidad de aunar esfuerzos individuales y colectivos. Teniendo en
cuenta que puede que Pedro Sánchez se vea obligado a convocar
elecciones en el segundo semestre del año entrante, sería bueno que
se tomaran ya medidas para una política sanitaria común y dejar el
eufemismo de la cogobernanza entre gobierno central y autonómicos porque si no hay doctrina jurídica y
sanitaria emanada del poder central significará retraso y problemas jurídicos en la solución de los mismos. Esto no se va terminar con las
campanadas de nochevieja y los exabruptos, insultos a la inteligencia
y las falacias y provocaciones de los apoyos del gobierno están
tocando a su fin ante la realidad de las circunstancias y la gravedad
de las mismas. El coronavirus será derrotado por la unión y la
fuerza a todos los niveles, desde el familiar al internacional
pasando por el individual y el colectivo porque ante la amenaza del
coronavirus no sirven debates ni trifulcas donde la muerte no hace
distinciones...
Así
de simple y así de complicado.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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