Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor:
Konstantin K. Rokossovski
Editorial:
Inédita Editores S. L.
Traducción:
Ángel C. Tomás
Edición:
Mayo 2008
La
propuesta de hoy va de las memorias de todo un auténtico mariscal
soviético, dicen que injustamente eclipsado en un segundo plano por el
mariscal Zhukov. De la batalla de Smolensko a la batalla de Kursk y
de la batalla de Varsovia a la caída de Berlín. Es lectura para
amantes de las hazañas bélicas y para quienes gustan de ir
señalando en el mapa las vicisitudes de batallas y territorio ganado
a los nazis. Tiene ese delicioso estilo soviético donde hay que leer
entre líneas las críticas, quedamos con ganas de saber más de la
liberación de Varsovia y pasa de puntillas por la rapiña, saqueos y
violaciones de las tropas soviéticas en territorio germano pero es
lectura que aclara algunas decisiones tomadas por Stalin. No se
aprecia a primera vista pero ya digo que leyendo entre líneas
apreciamos sutiles críticas y el modo de operar de la escala de
mando en un Ejército Rojo que a medida que aumentaba el material y
las tropas adquirían experiencia hizo retirarse al otrora imparable
ejército alemán.
Konstantin
Konstantinovich Rokossovski (1896-1968) mariscal de la Unión
Soviética. De origen polaco, al estallar la Primera Guerra Mundial
se alistó en el Ejército ruso, sirviendo como suboficial en un
regimiento de dragones. En 1918 se afilió al Partido Bolchevique y
se unió al Ejército Rojo. Durante la Guerra Civil rusa alcanzó el
rango de comandante y recibió la máxima condecoración bolchevique,
la Orden de la bandera Roja. Al terminar la Guerra Civil pasó por la
Academia Militar Frunze y durante la década de 1920 estuvo destinado
en Mongolia. Se destacó por su brillante actuación durante la
Segunda Guerra Mundial: contuvo a los alemanes en Smolensko (1941) y
tomó Varsovia (1945). Ministro de Defensa Nacional de Polonia y jefe
del Ejército polaco (1949-56). En noviembre de 1956 pasó a formar
parte del gobierno soviético; en 1958 viceministro de Defensa y en
1962, inspector general en el ministerio de Defensa del que cesó en
1966.
Así
que sin más rollos, unas breves reseñas que os inciten a su
apasionante lectura:
Vísperas
de la guerra...
“Los
años transcurrieron. Los planes quinquenales dieron la posibilidad
de equipar al ejército con armamento más perfeccionado. Nuestra
ciencia militar avanzó extraordinariamente en comparación con las
de Europa, América y Japón. En aquel tiempo en Occidente estaban de
moda las teorías de Due y Fuller. En un caso se trataba de la misión
victoriosa de la aviación, capaz de decidir por sí sola el
resultado de la guerra; en el otro, de las posibilidades ilimitadas
de las tropas de tanques. En nuestro país se les designaba su lugar
a los tanques, a la aviación, a la artillería y a la infantería,
y, en conjunto, como base de la preparación de las fuerzas armadas,
estaba arraigada la cooperación de todas las armas, expresado en la
llamada `táctica del combate en profundidad´, cuya colaboración
está vinculada al nombre de V. K. Triandifilov. Existían,
evidentemente, fervientes partidarios de la caballería, que
conservaban aún el entusiasmo por esta arma, mas no tenían valor
decisivo. La formación de grandes unidades acorazadas se empezó
precisamente a costa de cierta disminución de la caballería.”
A
la memoria de un camarada...
“Considero
mi deber de camarada honrar la memoria del general Alexei Andréievich
Lobachev. Viví con el miembro del Consejo Militar en buena armonía.
Quería a la tropa, conocía a los hombres y siempre obtuve de él
gran ayuda. Este hombre era de tal modo que se sentía la necesidad
de su contacto personal. Vivíamos en una chabola; más tarde,
corrientemente, elegíamos casitas, donde pudiesen vivir dos
personas. Cuando entre los corresponsales empezó a frecuentarnos
Vladimir Stavski, que también era un bolchevique firme, escritor
ameno y profundo conocedor de los asuntos militares, nos instalábamos
los tres juntos y tuvimos horas de sincera intimidad. Para el tiempo
en que nos conocimos y prestamos servicio juntos, A, A, Lobachev se
había formado como un colaborador político de gran talla. Sin
embargo, su camino fue difícil. Suele ocurrir que en el destino de
una persona se refleja la particularidad de la época.”
La
batalla por liberar Varsovia...
“El
dos de agosto, nuestros órganos de reconocimiento recibieron
informes de que en Varsovia, al parecer, había empezado la
insurrección contra los invasores alemanes. Esta noticia nos alarmó
en extremo. El estado mayor del frente se ocupó inmediatamente de
recoger los informes y concretar la importancia de la insurrección y
su carácter. Todo ocurrió tan inesperadamente que nos
desconcertamos en conjeturas y al principio pensamos: ¿No serán los
alemanes quienes difunden estos rumores? Y si es así, ¿con qué
fin? Pues, hablando con sinceridad, el momento más desacertado para
empezar la insurrección era, precisamente, en el que había
empezado. Parecía que sus dirigentes eligieran a propósito esta
ocasión para sufrir una derrota.... Sin querer, nos venían a la
cabeza estos pensamientos. En aquel tiempo, los 48º y 65º Ejércitos
sostenían combates a más de cien kilómetros al este y nordeste de
Varsovia (nuestra ala derecha estaba debilitada por la partida de dos
ejércitos a la reserva del cuartel general y aún debíamos derrotar
a un enemigo fuerte, salir al Narev y ocupar cabezas de puente en su
orilla oeste).”
Comportamiento
de las tropas en suelo germano...
“Mucho
antes de entrar en el territorio de la Alemania fascista examinamos
en el Consejo Militar la cuestión sobre el comportamiento de
nuestros hombres en tierras alemanas. Los invasores hitlerianos
trajeron tanto dolor al pueblo soviético, cometieron tantos crímenes
horrorosos que el corazón de nuestros soldados rebosaba de justo
odio hacia estos monstruos. Pero no se podía permitir que se diese
rienda suelta al legítimo odio hacia el enemigo en una venganza
ciega respecto a todo el pueblo alemán. Combatíamos contra el
ejército hitleriano, pero no contra la población pacífica de
Alemania. Y cuando nuestras tropas pasaron la frontera de Alemania,
el Consejo Militar del Frente publicó una orden en la que se
felicitaba a los soldados y oficiales con motivo de este
significativo acontecimiento y también recordaba que entrábamos en
Alemania como soldados liberadores. El Ejército rojo había llegado
hasta aquí para ayudar al pueblo alemán y librarle de la camarilla
fascista y del narcótico con que envenenaban a la gente. El Consejo
Militar exhortó a los combatientes y comandantes a observar un
comportamiento ejemplar y llevar muy alto el honor del soldado
soviético.”
Libro
ideal para lectura reposada bajo la sombrilla, en la hamaca, guardias
nocturnas y frikis de los mapas tácticos. Encantador estilo
soviético de señalar mientras aplaude y tal vez algo de orgullo
herido por llevarse otros la gloria. No apto para amantes de
descripciones floreadas y sí para leer de primera mano lo que hemos
visto en documentales y leído en ensayos y reportajes. También un
mapa detallado de la evolución de tácticas y armamento del Ejército
Rojo así como ejemplo de las maniobras de Stalin para que ningún
general acaparase el éxito. Deliciosos los pasajes dedicados al
comisariado político y donde se señalan ineptitudes de altos
oficiales. Ideal para regalar a la suegra que se atragantará solo de
intentar pronunciar el nombre del autor y que os hará pasar unas
risas a su costa que siempre viene bien reírse un poco en estos
tiempos de incertidumbre.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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