The Adversiter Chronicle

sábado, 8 de agosto de 2020

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: El deber de un soldado
Autor: Konstantin K. Rokossovski
Editorial: Inédita Editores S. L.
Traducción: Ángel C. Tomás
Edición: Mayo 2008

La propuesta de hoy va de las memorias de todo un auténtico mariscal soviético, dicen que injustamente eclipsado en un segundo plano por el mariscal Zhukov. De la batalla de Smolensko a la batalla de Kursk y de la batalla de Varsovia a la caída de Berlín. Es lectura para amantes de las hazañas bélicas y para quienes gustan de ir señalando en el mapa las vicisitudes de batallas y territorio ganado a los nazis. Tiene ese delicioso estilo soviético donde hay que leer entre líneas las críticas, quedamos con ganas de saber más de la liberación de Varsovia y pasa de puntillas por la rapiña, saqueos y violaciones de las tropas soviéticas en territorio germano pero es lectura que aclara algunas decisiones tomadas por Stalin. No se aprecia a primera vista pero ya digo que leyendo entre líneas apreciamos sutiles críticas y el modo de operar de la escala de mando en un Ejército Rojo que a medida que aumentaba el material y las tropas adquirían experiencia hizo retirarse al otrora imparable ejército alemán.

Konstantin Konstantinovich Rokossovski (1896-1968) mariscal de la Unión Soviética. De origen polaco, al estallar la Primera Guerra Mundial se alistó en el Ejército ruso, sirviendo como suboficial en un regimiento de dragones. En 1918 se afilió al Partido Bolchevique y se unió al Ejército Rojo. Durante la Guerra Civil rusa alcanzó el rango de comandante y recibió la máxima condecoración bolchevique, la Orden de la bandera Roja. Al terminar la Guerra Civil pasó por la Academia Militar Frunze y durante la década de 1920 estuvo destinado en Mongolia. Se destacó por su brillante actuación durante la Segunda Guerra Mundial: contuvo a los alemanes en Smolensko (1941) y tomó Varsovia (1945). Ministro de Defensa Nacional de Polonia y jefe del Ejército polaco (1949-56). En noviembre de 1956 pasó a formar parte del gobierno soviético; en 1958 viceministro de Defensa y en 1962, inspector general en el ministerio de Defensa del que cesó en 1966.
Así que sin más rollos, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Vísperas de la guerra...
Los años transcurrieron. Los planes quinquenales dieron la posibilidad de equipar al ejército con armamento más perfeccionado. Nuestra ciencia militar avanzó extraordinariamente en comparación con las de Europa, América y Japón. En aquel tiempo en Occidente estaban de moda las teorías de Due y Fuller. En un caso se trataba de la misión victoriosa de la aviación, capaz de decidir por sí sola el resultado de la guerra; en el otro, de las posibilidades ilimitadas de las tropas de tanques. En nuestro país se les designaba su lugar a los tanques, a la aviación, a la artillería y a la infantería, y, en conjunto, como base de la preparación de las fuerzas armadas, estaba arraigada la cooperación de todas las armas, expresado en la llamada `táctica del combate en profundidad´, cuya colaboración está vinculada al nombre de V. K. Triandifilov. Existían, evidentemente, fervientes partidarios de la caballería, que conservaban aún el entusiasmo por esta arma, mas no tenían valor decisivo. La formación de grandes unidades acorazadas se empezó precisamente a costa de cierta disminución de la caballería.”

A la memoria de un camarada...
Considero mi deber de camarada honrar la memoria del general Alexei Andréievich Lobachev. Viví con el miembro del Consejo Militar en buena armonía. Quería a la tropa, conocía a los hombres y siempre obtuve de él gran ayuda. Este hombre era de tal modo que se sentía la necesidad de su contacto personal. Vivíamos en una chabola; más tarde, corrientemente, elegíamos casitas, donde pudiesen vivir dos personas. Cuando entre los corresponsales empezó a frecuentarnos Vladimir Stavski, que también era un bolchevique firme, escritor ameno y profundo conocedor de los asuntos militares, nos instalábamos los tres juntos y tuvimos horas de sincera intimidad. Para el tiempo en que nos conocimos y prestamos servicio juntos, A, A, Lobachev se había formado como un colaborador político de gran talla. Sin embargo, su camino fue difícil. Suele ocurrir que en el destino de una persona se refleja la particularidad de la época.”

La batalla por liberar Varsovia...
El dos de agosto, nuestros órganos de reconocimiento recibieron informes de que en Varsovia, al parecer, había empezado la insurrección contra los invasores alemanes. Esta noticia nos alarmó en extremo. El estado mayor del frente se ocupó inmediatamente de recoger los informes y concretar la importancia de la insurrección y su carácter. Todo ocurrió tan inesperadamente que nos desconcertamos en conjeturas y al principio pensamos: ¿No serán los alemanes quienes difunden estos rumores? Y si es así, ¿con qué fin? Pues, hablando con sinceridad, el momento más desacertado para empezar la insurrección era, precisamente, en el que había empezado. Parecía que sus dirigentes eligieran a propósito esta ocasión para sufrir una derrota.... Sin querer, nos venían a la cabeza estos pensamientos. En aquel tiempo, los 48º y 65º Ejércitos sostenían combates a más de cien kilómetros al este y nordeste de Varsovia (nuestra ala derecha estaba debilitada por la partida de dos ejércitos a la reserva del cuartel general y aún debíamos derrotar a un enemigo fuerte, salir al Narev y ocupar cabezas de puente en su orilla oeste).”

Comportamiento de las tropas en suelo germano...
Mucho antes de entrar en el territorio de la Alemania fascista examinamos en el Consejo Militar la cuestión sobre el comportamiento de nuestros hombres en tierras alemanas. Los invasores hitlerianos trajeron tanto dolor al pueblo soviético, cometieron tantos crímenes horrorosos que el corazón de nuestros soldados rebosaba de justo odio hacia estos monstruos. Pero no se podía permitir que se diese rienda suelta al legítimo odio hacia el enemigo en una venganza ciega respecto a todo el pueblo alemán. Combatíamos contra el ejército hitleriano, pero no contra la población pacífica de Alemania. Y cuando nuestras tropas pasaron la frontera de Alemania, el Consejo Militar del Frente publicó una orden en la que se felicitaba a los soldados y oficiales con motivo de este significativo acontecimiento y también recordaba que entrábamos en Alemania como soldados liberadores. El Ejército rojo había llegado hasta aquí para ayudar al pueblo alemán y librarle de la camarilla fascista y del narcótico con que envenenaban a la gente. El Consejo Militar exhortó a los combatientes y comandantes a observar un comportamiento ejemplar y llevar muy alto el honor del soldado soviético.”

Libro ideal para lectura reposada bajo la sombrilla, en la hamaca, guardias nocturnas y frikis de los mapas tácticos. Encantador estilo soviético de señalar mientras aplaude y tal vez algo de orgullo herido por llevarse otros la gloria. No apto para amantes de descripciones floreadas y sí para leer de primera mano lo que hemos visto en documentales y leído en ensayos y reportajes. También un mapa detallado de la evolución de tácticas y armamento del Ejército Rojo así como ejemplo de las maniobras de Stalin para que ningún general acaparase el éxito. Deliciosos los pasajes dedicados al comisariado político y donde se señalan ineptitudes de altos oficiales. Ideal para regalar a la suegra que se atragantará solo de intentar pronunciar el nombre del autor y que os hará pasar unas risas a su costa que siempre viene bien reírse un poco en estos tiempos de incertidumbre.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV
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