“El precio del poder”,
una de esas películas que conviene ver y revisar de vez en cuando.
Dejando aparte detalles cinematográficos tipo que es un remake,
aunque presenta interesantes variaciones como que el fetichismo a la
madre queda sustituido por una redención de Montana obsesionado en
realidad en lograr acariciar la inocencia de unos hijos que su
encocada Michelle Pfeiffer no logra darle y una hermana que ya es
mujer y le gusta el fornicio como a todo bicho viviente pero que se
redime embriagado de poder al no ejecutar el asesinato por encargo
porque supondría matar a una madre con sus hijos, nos habla en
realidad de cómo el poder no está en el dinero de la droga, ni en
los bancos, sino en la política dictada por el albur de los tiempos
y que tarde o temprano vendes tu alma por seguir en la pequeña
parcela de poder que te da el narcotráfico pero siendo rehén de la
banca y el capitalismo que la capitanea que no duda, al igual que el
diablo, en exigir el peaje. Tony Montana en el fondo siente asco
cuando llega a la cima porque el poder corrupto corrompe a quien se
asoma a su sima… Desde el principio con los marielitos hasta el
final siendo asesinado por sicarios, la película habla del poder en
sus distintas facetas, matiz que alcanza matices no apreciados en un
primer y virginal visionado de la película que trasciende el mero
espectáculo para ser una metáfora. Si “Taxi Driver” era la
visión de un ciudadano, “El precio del poder” es la visión de
quien perteneciendo a las cloacas ve en la cima lo mismo que Robert
De Niro en su taxi. Éste era un lobo solitario que no encontraba
humanidad, Al Pacino es un depredador que rodeado de personas siente
el mismo desasosiego y soledad. La he disfrutado, supongo que
porque hace años que no la veía
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr. IV http://theadversiterchronicle.org/
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