The Adversiter Chronicle

martes, 27 de noviembre de 2018

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre


Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

THE INFILTRATOR (2016)
 
Hacía tiempo que el equipo de cata cinematográfica no nos quedábamos con los culos pegados al asiento visionando una película casi sin rechistar, de ver cine en modo sala, casi hasta masticando en silencio, disfrutando de esa magia que hace que el tiempo no exista y nos metamos de lleno en la concentración del visionado. Además, un argumento interesante basado en hechos reales que el policía protagonista plasmó en un libro del cual se inspira la película y un elenco de actores y actrices con gancho y público fiel pero que no terminaron de cuajar como grandes estrellas...

El subgénero de cine policíaco y de acción donde el protagonista es un policía infiltrado con los delincuentes siempre ha tenido aceptación por el público, desde El enemigo público de 1931 hasta Sérpico, por citar dos títulos que siempre queda como muy fino y erudito. La dirección de Brad Furman maneja con oficio los resortes del género y logra dar a la película un aíre de credibilidad, sin violencia efectista ni sangre gratuita donde la violencia sucede muy rápida, de forma inesperada aunque se respire un ambiente cargado de agresividad. Por otra parte los actores y actrices están soberbios pese a que vemos tópicos de otros títulos pero con la diferencia de que la hechura parece casi europea, deteniéndose más de lo normal en profundizar en la psique de los personajes, mostrando que los grandes narcos también creen en valores que en teoría quedan para el resto de la sociedad que paga y mantiene las fuerzas de la ley por combatir a los traficantes...

Un honrado y honesto policía trabaja en operaciones como infiltrado. Le gusta su trabajo y lo prepara cuidadosamente en cada caso de infiltración porque quiere terminar la jornada o la investigación y regresar al hogar con una mujer que le ama y dos hijos que crecen felices e ignorantes del peligro que pasa su padre en el trabajo. Le designan para una infiltración que pretende llegar a la cúpula financiera y traficante que vela por los intereses de Pablo Escobar. Tendrá que trabajar con dos nuevos compañeros, un policía que se desenvuelve en los ambientes de narcos sudamericanos y que choca con el carácter del protagonista así como una novata en infiltrarse que se hará pasar por su prometida. Por el camino, vemos y escuchamos cómo la política de guerra a las drogas del presidente Reagan era una hipocresía porque el sistema necesita del dinero que genera la demanda de droga en los Estados Unidos.

Brian Cranston, al igual que el resto del reparto, brilla porque es una película para actores porque interpretan personajes que en la vida real interpretan un papel que ocultan como son en realidad, desde los policías a los narcos. No es fácil encontrar protagonistas humanos en el cine actual donde priman los efectos digitales. Cranston recuerda a Alfredo Landa en Los santos inocentes por la riqueza de matices que aporta su rostro, esas miradas a su esposa donde reina el silencio y sin embargo la cara muestra multitud de cosas que se quedan sin decir y se dicen con la mirada. Parece hasta casi grotesco en algunas escenas como la de la santería donde vemos un ser humano y no un poco menos que un súper héroe que aguanta todas las torturas, aquí no; aquí vemos un hombre que siente el miedo pero que mantiene el autocontrol para no delatarse aunque no logra controlar la angustia, ese miedo que todos sentiríamos y que logra transmitir en su interpretación...

Destacar en el elenco, numeroso en machos alfas, la teutona belleza y solvencia interpretativa de una Diane Kruger en un papel que logra su lucimiento como actriz. Se echa de menos y en falta que no se profundizara más en el personaje de la esposa del protagonista, tal vez por ello el duelo de ambas cuando la Kruger va a casa de la esposa por el traje de boda de su supuesto prometido, se hace breve, escaso cuando de haber durado el metraje veinte o treinta minutos más hubiera dado una dimensión más profunda a la historia. Pero la Kruger está que krujer, ilumina la pantalla y alegra la vista...

Destacar también a un actor que nos encanta, lastrado quizás para papeles de hispano cabrón por su careto. Sin embargo, al igual que otros del elenco de secundarios, siempre que interpreta es solvente. Nos referimos a John Leguizamo, que nos hace dudar de si su estado cebón es adrede para el papel o es que se ha puesto así de verdad. Actor solvente y cuyo físico le hace acorde para ese tipo de papeles de hispano, ya sea un hispano fuera de le ley o dentro de ella aunque nos hicimos unas risas al término del film de que vaya colmo de actor hispano en que para una vez que hace de bueno es fingiendo por sus pintas que es malo...

Citar la entrañable presencia de Simón Andreu, ese magnífico actor que siempre sorprende apareciendo en un personaje en la película que menos te esperas. Es cierto que si el bueno del Andreu aparece pronto en pantalla puede parecernos que estamos ante una chusca producción o coproducción, pero no es así, se ha ganado un puesto en los probables dentro de una elección de reparto y aquí es aún más entrañable haciendo de oficial narcotraficante que se pilla unas torrijas de miedo que le hacen acabar irremediablemente tirado en la cama...

Pero algo falla, a mitad del metraje la cosa se vuelve previsible y conocida. Mucha culpa la tiene el papel de los narcos intermedios que nos suenan poco realistas tras una primera mitad de mostrar profundidades de los personajes casi al estilo europeo, de forma rápida pero sin el frenesí de otros títulos. Lo más logrado es esa tensión que se palpa a medida que se va infiltrando en la estructura de los narcos. Se ve de un tirón porque no tiene tirones salvo ese suave y constante tirón hacia lo ya visto, sin duda era para dar acción pero nos suenan, reiteramos, a típicos malos con tópicos confortables a la retina y a la taquilla pero poco realistas por exagerados. Es una buena película que nos deja la impresión de que le falta algo para ser un taquillazo y seguramente a medida que pase el tiempo irá ganando enteros y sitio propio en el panteón del subgénero...
Hay que verla.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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