Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
BUCKTOWN (1975)
Una
de las magias del séptimo arte, destacando el género negro, es que
las películas con el paso de los años se convierten en cápsulas
del tiempo. Primero con la invención de la fotografía y más tarde
con el cinematógrafo, las generaciones futuras dejaron de depender
del criterio de la autoridad y de la visión del artista para mirar
el pasado en cuadros y monumentos. La fotografía trajo encapsular
los instantes, la realidad que el cine retrató en movimiento y
fidelidad desde sus inicios como producto de explotación comercial.
Y empezamos el artículo así de frikis metafísicos porque entre
tanta imagen sintética, efectos digitales y estúpidas películas de
más estúpidos zombis, nada supera La
noche de los muertos vivientes, nos
apetecía disfrutar de simple cine, de esa magia que hace que la
velada se prolongue a costa de eficiencia laboral hasta la hora de
salir para jodienda de los del turno de mañana, pero una velada
cinematográfica tiene prioridad sobre cualquier consideración
laboral...
Los
eruditos y sabelotodos del séptimo arte definen la película como
perteneciente al subgénero de cine negro pero en una variante de
éxito y popularidad donde los y las protagonistas eran actores y
actrices de raza negra, cine de afroamericanos para consumidores que
decimos ahora también afroamericanos y que tuvo su era clásica en
la década de los 70´s. Para el común de los consumidores se hace
necesario visionar sin prejuicios ni opiniones hechas por la
distancia en el tiempo de su estreno para saborear en todos sus
matices los trabajos del Tarantino, cierto que sus películas por sí
solas ya agradan de ver aunque gusten unas más y otras menos pero en
todas se disfruta. Si además vemos los títulos a los que rinde
homenaje, tenemos razones más que sobradas para disfrutar de un
subgénero rodado hace ya la friolera de cuatro décadas.
En
esta ocasión es una cápsula del tiempo de la década de los 70´s
en la mitad de la misma, esos años acabados en 5 que dejan atrás ya
la década anterior pero sentando las bases de la decadencia de la
década en vigor. Esto se traduce visualmente en las vestimentas, las
formas de andar de los chulos negros de las grandes ciudades, de
coches sin cortapisas a la hora de consumir porque la gasolina era
barata aunque ya en alza en 1975. De matones negros que tienen la
mirada de los mil metros de los veteranos que lograron regresar del
sudeste asiático, de negros de localidades sureñas donde ya no hay
segregación pero sí clases sociales basada en el racismo y el color
de la piel. De una sociedad violenta, de prostitución, de calles
inundadas de heroína que, aunque no se nombra y aparece, se refleja
en los rostros de las prostitutas y de los jóvenes delincuentes que
son detenidos a tiros por policías gañanes y garrulos además de
corruptos...
Producción
de 1975 dirigida por el director y productor Arthur Marks donde el
protagonista interpretado por Fred Willianson llega de la gran ciudad
a una localidad sureña y racista donde el acontecimiento más
importante es la llegada diaria del tren con forasteros y que vive
gracias al negocio del turismo que procedente de la otra orilla del
río sabe que encontrará diversión, alcohol, juego y prostitutas
hasta el mediodía siguiente. Acude al entierro de su hermano que
regentaba un garito y que fue dejado morir por la policía aunque
ésta en el informe hace constar que murió de muerte natural, cierto
que fue apaleado pero falleció de neumonía provocada por la pérdida
de sangre...
Convencido
por las amistades de su difunto hermano de que vuelva a reabrir el
garito, descubre las mordidas policiales en forma de abusivos precios
de licencia de apertura y el pago semanal a los matones con placa de
una parte de las ganancias. Armado de altos ideales pese a su oficio
de matón urbano, llama a un colega de andanzas para que se desplace
con refuerzos y librar a los hermanos y hermanas de raza negra de la
opresión blanca pero una vez logrado resulta que la amistad se
convierte en un drama de dilema y la explotación ya no la ejerce el
poder del hombre blanco sino afroamericanos que explotan a otros
afroamericanos, pero no sólo los chulos llegados de la gran ciudad,
también los estudiados que con título universitario cobran su parte
por acelerar los trámites...
Película
con las características propias del subgénero donde sin
grandilocuencia visual se muestra la violencia, descarnada y
sangrienta sin romanticismo pero tampoco sin culpabilidad porque es
la ley de la jungla, la ley del más fuerte, la ley donde el pez
grande se come al pequeño. Habla de amistad de las calles donde los
antaño pandilleros son ahora jefes de bandas y manejan el cotarro
apoyados en jóvenes ávidos de dinero y mujeres pero que conspiran
para que el jefe haga lo que ellos quieren que haga y éste no se
entera. Cierto candor donde al principio se traza con claridad la
línea que separa a los buenos de los malos, pero cine
negro que
muestra que en realidad todos y todas tienen cicatrices, que son
malos y malas pero en su ámbito y en su entorno muestran solidaridad
y sufren y aman pese a la dura vida de ser negro en una localidad de
mala muerte. Cine de justicieros urbanos rodadas con planos y escenas
breves como pinceladas, vemos al jefe de policía rezar dando gracias
antes de cenar y comprendemos al instante su hipocresía y su racismo
con la verdad que da ser veterano de la II Guerra Mundial y tener a
Dios de parte de la raza blanca...
Y
mención aparte a la protagonista femenina que es la siempre sensual
de Pam Grier donde se le ven las tetas en una tórrida escena erótica
que escandalizaba a los y las moralistas de la época, ante la
aparición de tan bellos y turgentes pechos en escena, se desató una
lluvia de latas de birra, palomitas, bolas de servilleta y chillidos
y aullidos de macho alfa como no vivimos desde hace unas cuantas
películas. El segureta hasta sacó fotos de manera compulsiva con su
móvil de la escena. Pero no está de florero al igual que el resto
de secundarios que repiten estereotipos de otros films, que se siguen
repitiendo en la actualidad. Película en suma alejada del sistema de
estrellas pero que eran productos hechos con oficio, de guiones
expresivos y planos contundentes que condensan el tiempo. Es gracioso
ver cómo el personaje del jefe de policía no sólo comulga con el
presidente Trump en ideología sino que hasta se le parece en una de
esas bromas macabras del espacio tiempo...
Y sí, pese a nuestro
cachondeo y choteo, hemos acabado pidiendo al segureta que nos pase
las fotos de Pam Grier, que conciliar el sueño de mañana siempre es
más difícil que de noche...
Para
amantes del cine por el cine.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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