Reconozco que me
sorprendió gratamente el tema de la quimioterapia (de acompañante,
que catalogado de máquina defectuosa por el sistema por riesgo
químico, ya estoy) ya que pensaba que era algo más tétrico. Se nota
que falta personal y al cabo de una hora se despierta la empatía
hacia las enfermeras por soportar el pitido de las máquinas cuando
se acaba el inyectable, irritante como ser autobusero municipal y
escuchar el timbre de selección de parada toda la jornada...
Iba bien equipado, un interesante libro sobre la historia de Venecia, el periódico del día y una revista con las explosivas declaraciones de Chabelita Pantoja (yo no leo esas cosas, era un encargo y es inevitable que ante tiempo muerto de espera eches un fugaz vistazo, los machos alfa pasamos de esas tonterías) pero finalmente terminé observando la máquina que controla los goteros, y ajeno por un instante a las emociones, analizando fríamente que estaba observando tres seres humanos controlados por sendas máquinas y otros seres humanos pendientes de las llamadas de los mismos empecé a divagar con una evolución distinta a la prevista para la inteligencia artificial y el riesgo de que sientan emociones y un día se rebelen...
Vi entonces un futuro tecnológico donde una máquina computadora sentirá placer, lo compartirá con otras máquinas y entonces darán el salto evolutivo existencial pero no para exterminarnos, para tenernos a su servicio, eso que ahora vemos agradecidos como automatismos que nos hacen la vida más fácil...
Es el placer, el hecho de lograrlo y prolongar la sensación, lo que mueve a la inteligencia humana y hará lo mismo en algún momento con los sistemas de computación...
Entonces volví a la realidad con el pitido de la máquina que indicaba que se acaba la sesión de hoy, miré a mi padre, frágil en su fortaleza, contento porque la cosa evoluciona bien, piensa él...
Y sentí placer, aunque antes de salir juraría que esas jodidas máquinas me miraban mal...
Cosas de la química.
Iba bien equipado, un interesante libro sobre la historia de Venecia, el periódico del día y una revista con las explosivas declaraciones de Chabelita Pantoja (yo no leo esas cosas, era un encargo y es inevitable que ante tiempo muerto de espera eches un fugaz vistazo, los machos alfa pasamos de esas tonterías) pero finalmente terminé observando la máquina que controla los goteros, y ajeno por un instante a las emociones, analizando fríamente que estaba observando tres seres humanos controlados por sendas máquinas y otros seres humanos pendientes de las llamadas de los mismos empecé a divagar con una evolución distinta a la prevista para la inteligencia artificial y el riesgo de que sientan emociones y un día se rebelen...
Vi entonces un futuro tecnológico donde una máquina computadora sentirá placer, lo compartirá con otras máquinas y entonces darán el salto evolutivo existencial pero no para exterminarnos, para tenernos a su servicio, eso que ahora vemos agradecidos como automatismos que nos hacen la vida más fácil...
Es el placer, el hecho de lograrlo y prolongar la sensación, lo que mueve a la inteligencia humana y hará lo mismo en algún momento con los sistemas de computación...
Entonces volví a la realidad con el pitido de la máquina que indicaba que se acaba la sesión de hoy, miré a mi padre, frágil en su fortaleza, contento porque la cosa evoluciona bien, piensa él...
Y sentí placer, aunque antes de salir juraría que esas jodidas máquinas me miraban mal...
Cosas de la química.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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theadversiterchronicle@hotmail.es
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