Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: La
historia secreta de la CIA
Autor:
Joseph J. TrentoEditorial: Ediciones Península
Traducción: Inés Belaustegui Trías
Edición: Febrero de 2003
Ahora que Rusia y Reino Unido están de gresca por un
cuéntame quién mató al espía, es buen momento para ir al
confortable escenario de la Guerra Fría para conocer la historia
secreta de una agencia de inteligencia que según la versión oficial
salió victoriosa de la misma...
El autor nos muestra, bajo su punto de vista y apoyado
en testimonios de quienes fueron protagonistas y de documentos tanto
clasificados como sin desclasificar en manos particulares, una CIA
que se crea tras la Segunda Guerra Mundial y donde la estación de la
agencia en el Berlín dividido en sectores por los aliados era la
plataforma para forjarse como espía y trampolín para acceder a la
cúspide del poder. Sin embargo lo que vemos es que se creó una
especie de club clasista donde la amistad bastaba para saltar los
controles de seguridad cuando se captaba un informante o para
ascender en responsabilidades. Al final el clasismo sólo logró que
el KGB estuviera al tanto e informado desde dentro y desde grandes
posiciones de poder de sus antagonistas estadounidenses, un fracaso
que tras el derrumbe del imperio soviético quedó solapado bajo una
imagen triunfalista que ocultaba los continuos fracasos de sus
operaciones desde 1945 hasta 1989 a lo largo y ancho del planeta.
Joseph
J. Trento trabaja como reportero de investigación desde 1968, año
en que entró a formar parte de la plantilla del legendario
periodista Jack Anderson. Es autor de Widows,
un libro que ha sido un éxito de ventas en Estados Unidos, y ha
trabajado para el equipo de investigación de la CNN. Ha sido
colaborador de los programas de televisión 60
Minutes, Nightline
y Prime Time Live.
Trento
es presidente del Public
Educatión Center, un
servicio de prensa sobre seguridad nacional que actúa sin ánimo de
lucro.Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de edición, pero sin más verborrea unos breves pasajes que os inciten a su apasionante lectura:
Sasha “Orlov” Navratilov:
“Sasha
Navratilov nació en 1928 (no en 1922, como dijo a sus compañeros de
clase). Era capitán en el NKVD, pero se hacía pasar por teniente
novato. En el NKVD había tres fichas diferentes sobre él. Beria
tenía en su poder la que contenía su verdadero historial, que
guardaba bajo llave en su caja fuerte personal. En una segunda ficha
estaban los datos del teniente Igor Orlov; era la que llevaba en su
maletín el ayudante de Beria cuando este solicitó a Stalin su
aprobación de la misión en septiembre de 1942. Y la tercera ficha
fue la que se creó con el nombre del teniente Alexander Grigorievich
Kopatzki una vez que la misión de aquella noche confirmó su éxito.
El dossier de Kopatzki llegó a ocupar decenas de miles de páginas,
distribuidas en muchos documentos. Este dossier fue uno de los
últimos grandes secretos de la Unión Soviética durante la Guerra
Fría.”
Base de Berlín...
“Aunque
Allen Dulles no estaba convencido de que Berlín llegara algún día
a desempeñar un papel principal en la escena de los servicios de
información de la posguerra, reaccionó a la decisión de los
soviéticos adquiriendo una vieja mansión, hermosa y decadente, que
en tiempos había sido una instalación militar alemana. Estaba en el
barrio de Dalhem y sirvió como primera Base de Operaciones en Berlín
(BOB) de la OSS. Técnicamente, él fue el primer jefe de la BOB,
pero enseguida nombró a uno de sus protegidos, Richard M. Helms,
como sustituto suyo y al capitán Peter Sichel, otro protegido, como
jefe de los servicios de información. Siempre alerta a cualquier
oportunidad de trabajar en un puesto sin mucho futuro, Helms dejó
Berlín a los seis meses y regresó a Washington. Le sustituyó Dana
Durand, que se esforzó por mantener viva la BOB, y Sichel siguió
allí delegado.”
Un topo en la CIA...
“Cuando
los soviéticos tomaron Berlín, encontraron todos los archivos
privados de Goering, entre los que estaban los informes sobre
Kronthal. Cuando este sustituyó a Dulles como jefe de la misión de
Berna en 1945, el NKVD le preparó una trampa sirviéndose de la
información que habían obtenido. Importó a un grupo de chavales
chinos y se los puso al alcance, y consiguió filmarle en pleno acto.
`Su reclutamiento fue el secreto mejor guardado de la historia de la
CIA´, diría James Angleton. Durante todo el tiempo que Kronthal
estuvo trabajando para Dulles y Wisner, se dedicó a enviar todo tipo
de detalles a la central de Moscú. Kronthal fue el primer topo que
tuvo la CIA. Trabajó para los soviéticos durante más de cinco
años.”
Los ilegales...
“la
misión de los ilegales soviéticos fue inicialmente muy limitada. La
intención original de Moscú era mantenerlos escondidos como
`durmientes´ y usarlos sólo en caso de guerra para sustituir a los
espías `legales´que usaban la tapadera diplomática, y que podrían
ser expulsados si estallaba una guerra. Sin embargo, a medida que
pasaba el tiempo, el GRU y el KGB ampliaron su misión y llegaron a
usar ilegales para reforzar sus más importantes redes de espías o
para que se encargaran de los asuntos húmedos´, el eufemismo
empleado para referirse al magnicidio y el sabotaje. La CIA y el FBI
utilizaron a sus mejores agentes para intentar encontrar y capturar
ilegales soviéticos. Pero por desgracia, la agencia y el buró
federal no siempre estaban de acuerdo en los procedimientos que
debían seguir ni hacían caso de los consejos que se daban
mutuamente.”
¿Ordenó el KGB el magnicidio de Kennedy por medio de cubanos...?
“Un
documento de la CIA fechado el 9 de diciembre de 1963 recogía la
conversación que mantuvo una fuente de la agencia con la tía de
Casas. La señora dijo: `Miguelito acaba de llegar de Estados Unidos.
Estaba en Dallas, en texas, el día del asesinato de Kennedy, pero
consiguió salir por la ciudad fronteriza de Laredo […]. Le trajo
de Cuba un avión […]. Es uno de los hombres de Raúl´. Los
agentes de la CIA en Cuba informaron también de que Casas de repente
tenía un montón de dinero. Pasado el tiempo, los investigadores
pudieron enterarse de otros detalles sobre su vida. Aunque la familia
de Casas era pobre, Miguel y su hermano mayor eran dos chicos listos.
Aprendieron ruso y se fueron a Moscú a prepararse. Cuando regresaron
a Cuba, el hermano mayor metió a Miguel en una unidad de sabotaje
del DGI, donde destacó por sus habilidades. Según la investigación
particular de Angleton sobre el magnicidio, el propio Raúl Castro
seleccionó personalmente a Miguel para la misión.”
Preparando un golpe en el Chile de Allende...
“Antes
de que llegara a Santiago el embajador Korry, la CIA ya andaba con la
mosca tras de la oreja respecto de Korry. Mientras fue embajador en
Etiopía, Korry se había enterado, a través de un joven oficial de
la agencia, de que el director de la delegación de la CIA estaba
inventándose el contenido de los informes que enviaba a Langley.
`Aquel subordinado me explicó a título confidencial que su jefe
estaba inventándose algunos de los informes que la diminuta
delegación enviaba a Washington. Como yo estaba seguro de que al
jefe de la delegación le gustaba demasiado la bebida, de que los
resultados de sus investigaciones no tenían valor para la embajada y
de que no había ninguna operación encubierta en Etiopía que
tuviera alguna relevancia, decidí enviar un cable a través del
canal indirecto que se usaba en casos así, para comunicar mis
críticas´, explicó Korry”.
Mosad...
Angleton...
"Sin rastro de emoción en la voz, pero con mano temblorosa, Angleton replicó: `Fundamentalmente, los padres fundadores de los servicios de información de Estados Unidos eran unos mentirosos. Cuanto mejor mintieras y más traicionaras, más posibilidades tenías de que te ascendieran. Estas personas se atraían y promocionaban entre sí. Aparte de su duplicidad, lo único que tenían en común era su deseo de poder absoluto. Yo hice cosas de las que, al echar la vista atrás, me arrepiento. Pero formaba parte de ello y me encantaba estar ahí dentro […]. Allen Dulles, Richard Helms, Carmel Offie y Frank Wisner eran los grandes maestros. Si estabas con ellos en una sala, tenías que pensar que en realidad estabas rodeado por unas personas que iban a acabar en el infierno, merecidamente´. Angleton dio un trago, despacio, a su té y añadió: `Supongo que pronto les veré allí´. “
Libro de apasionante lectura que se lee de un tirón e
ideal por tanto para todo tipo de lectores y lectoras ávidos y
ávidas de saber sobre los tejemanejes en la sombra y las cloacas
aunque si nos ponemos paranoicos podríamos pensar que se trata de un
sólido argumento para demostrar que lo de Kennedy fue cosa del KGB y
no del contubernio de la CIA con la mafia, que también, pero siendo
los soviéticos quienes planificaron el asesinato, quién sabe. Pero
queda claro que los servicios secretos occidentales estaban llenos de
topos del KGB que compensaban su falta de recursos tecnológicos y
monetarios con eficientes agentes que ora por chantaje ora por
patriotismo sirvieron a los intereses de la URSS aunque perdieran la
Guerra Fría. Y por como Putin y sus aliados gasean a la población
civil en Siria o elimina espías en territorio de la OTAN, parece que
poco, por no decir nada, ha cambiado en la fiabilidad y eficiencia de
la CIA...
Quién sabe.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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