The Adversiter Chronicle

viernes, 16 de marzo de 2018

OBITUARIO


MUERTE DE UN MANTERO

por Skizo´s Blues

Hay profesiones y capas de la sociedad que son invisibles, ya sea en un momento dado ya sea de forma continua. Entre las primeras labores tales como limpieza, mantenimiento, hostelería en clubs ecuestres, centros empresariales y sitios de lujo consumista; sin faltar seguretas, prostitutas y empleos de nula cualificación. Entre los segundos, personas con problemas de salud mental, mujeres amas de casa de entorno machista, sin techos, chinos de las tiendas de chinos y por último inmigrantes ilegales de piel negra y de origen un país africano...

Yo soy culpable, mis gafas de visión nocturna ya no se fijan en seres invisibles, me tocó serlo y estoy condenado a no dejar de serlo, pero están ahí y son noticia porque uno de esos tipos negros africanos que pululan por nuestras ciudades ha fallecido tras ser perseguido, lo cual puede escandalizar, indignar un segundo entre bocado y bocado así como comentarios entre amistades, conocidos y compañeros de trabajo al ver la indignación de un colectivo a través de la pantalla de televisión. Es un juego del gato y el ratón donde unos estamos confortablemente satisfechos y ellos pueden sobrevivir, se ponen en un sitio y si viene la pasma echar a volar, que cantaba el poeta, y si no les da tiempo pues la liturgia de identificarse y los funcionarios de la policía local pues hacen su trabajo. Este la palmó tras correr y entre mercachifles de la política que aprovechan para atacar a la autoridad consistorial de turno, condolencias varias y declaraciones sin variaciones de comprensión y solidaridad por parte de las fuerzas sociales, que pase rápido y sin tumultos. Mala suerte su muerte y ejemplo de la muerte de un mantero, donde lo de menos es su circunstancia, ya se les permite vagar por nuestras ciudades, lo importante es que haya gresca, que haya minutaje televisivo y un micrófono a mano, que era ilegal, negro y africano...

No voy de ñoñeces falsas, he visto las noticias como todo hijo de vecino, que las hijas son más inteligentes, y he masticado disfrutando de la comida y observando la pantalla cómo compatriotas aprovechan la indignación de los compatriotas del mantero. Mañana será la misma mierda invisible que me rodea entre otras invisibilidades mientras trato yo mismo de hacerme invisible o visible en el espectro de luz que el sistema considera parámetros aceptables. Sólo quiero contar una historia de cuando conocí a un mantero...

Era, espero que siga siendo y por tanto vivo, un negro de algún lugar de África. Patrullaba la noche y pateaba el asfalto entrando en locales, ofreciendo mercancía de fácil transporte y apetitosa al consumidor, ese consumidor tabernero y tabernario ejercitante de levantamiento de vaso en barra fija que cuando entra el mantero se vuelve voceras, con chistes de sal gruesa y asesina gracia que el mantero soporta porque sabe que cuando este tipo blanco está pedo acaba comprando algo, que seas picante o un animal que ande y baile...

Yo de aquella andaba de animal nocturno pero en horario cristiano, de charlas con un kameraden de los viejos tiempos y aún era rentable gastar tres aurelios en un CD lo que me lleva a preguntarme si los seguirá vendiendo... El caso es que le compre una noche un CD y desde esa noche, todas la noches de salida nocturna en horarios cristianos me saludaba, me ofrecía algo de mi gusto y yo le compraba al menos uno, no soy de dar limosnas aunque guste de recibirlas, pero comprar el CD saciaba mi voracidad consumista de música a precio asequible y de paso le servía al mantero de curro en venta. Quise invitarle una noche pero sólo quería un café y en una ocasión quiso un botellín de agua, sé su nombre pero no le conocéis así que me refiero al mantero. Llegó a darme su número por si sabía de un trabajo, le dije que sabía pero no le dije más tarde que no querían negros para trabajo de negros, era la primera fase de la crisis y empezaba a sobrar mano de obra ilegal...

Sé que vivía en un piso con otros manteros y no quise saber mucho de los entresijos de su oficio. Lo ideal sería decir que sigue una hermosa amistad pero sería mentir. La verdad es que me olvidé en cuanto volví a horarios diurnos y mis desocupaciones habituales. Si recuerdo una vez buscando en la agenda que vi su nombre y su número...
 

Ha muerto un mantero, era negro y de algún lugar de África y la verdad es que nos importa un bledo, son invisibles, están ahí y hasta les vemos pero no les miramos. Yo me acordé de mi amigo mantero y espero que le haya ido bien porque en este rincón del digitalmente revolucionado y consumista Occidente, ser negro, de un país africano y ser inmigrante sigue siendo una putada.

Y el que lo niegue, miente como un bellaco...
 
Descanse en paz.
 
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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