Unas memorias de
Antón Rendueles en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
UN VIEJO CINE
Formaba
ya parte de la ciudad en mi joven generación, un cine como tenía
que ser un cine con escenario, telones, palcos, entresuelo y butaca
de patio aunque cuando abrieron la primera sala multicine en la
ciudad el viejo cine y teatro, al menos de nombre, quedó eclipsado
por la fascinación de un nuevo formato de salas de cine que igualaba
a la ciudad en la modernidad que había en otras ciudades...
Mientras
los mayores bregaban en la lucha diaria, tuve la fortuna de disfrutar
desde pequeño de la magia del cine. La clase obrera cogía hábitos
de clase media urbana en sus hijos y disponer de dinero apara ir al
cine los sábados y todas las tardes posibles de las vacaciones
escolares formaba parte de mi mundo, ese mundo egoísta por la
ceguera de la infancia que no sabe lo que cuesta ganarse un céntimo,
una deuda que nunca pagaré salvo en agradecimiento a mis mayores por
permitirme disfrutar del séptimo arte...
Puedo
cerrar los ojos y mi mente se eleva sobre mi cuerpo medio paralizado
para recorrer de nuevo el hall del cine, entregar la entrada y
asomarme, siempre, con avidez de espectador ante una nueva película,
un nuevo estreno alejado de los mayores que hablaban en programas de
cine en radio y televisión cuando no el Garci hablando de
Casablanca, el Sabina de una
de romanos o el Pumares en noches que se robaban al sueño para poder
escuchar su programa nocturno...
Mi cine ya era en color, con películas dirigidas al
público joven que dejaba la infancia, con escenas eróticas que
abarcaban nueve semanas y media o guerreando en las galaxias. Pero
ese amor al cine y su mundo continuaba ante el televisor...
Ahora el viejo cine será una hamburguesería según leo
en la crónica y encuentro cierto sentido, cierto alma en el viejo
cine que como tal forma parte del recuerdo vital de generaciones de
espectadores y de quienes entonces éramos infancia y adolescencia y
que ahora será también recordado aunque sea como establecimiento de
comida basura porque las hamburguesas son deliciosos manjares para la
infancia y adolescencia como entonces las películas del Eastwood
eran cine basura de tintes fascistas según la crítica pero quienes
íbamos al cine sabíamos que eran buenas cuando acudíamos a su
estreno.
Cine, cine cine, que los sueños cine son, que cantaba
un poeta...
Antón
RenduelesThe Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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