Una sección de
F. O. Roffön en exclusiva para The
Adversiter Chronicle
¡Hay que declarar la
guerra a Malta por mancillar el honor de La Roja!
¿A
qué esperan las autoridades gubernamentales para declarar la guerra
a Malta? ¿Cómo osan dudar de la honestidad de la selección? Está
claro que aquella mágica noche, camino ya de los cuarenta años de
distancia, nos sacudimos el trauma del jodido Naranjito y se lo
inoculamos a los seleccionados malteses de entonces porque sólo como
traumático recuerdo en sus neuronas tiene lógica que declaren que
echábamos espumarajos por la boca y además de sabor raro, secuela
sin duda de perseguir a los españoles y recoger las babas al vuelo.
Les metimos una panadera de las buenas, pero nada mejor que recordar
los hechos...
Casi
se me atraganta el pincho y tuve que solicitar al chigrero más
munición para enjuagar el sabor de indignación. España llegó al
partido con ese sentido trágico del fútbol que se tenía entonces,
sin dudar mucho pero desconfiando de que pudiera realizarse la
clasificación ante la necesidad de golear para dejar a los
holandeses en la cuneta. Los malteses llegaron a territorio hispano
algo sobradillos y demasiado motivados por el maletín que les
aguardaba si Holanda era la clasificada. El campo era el del Betis,
fortín metafísico de aquella de una Roja que no era tal todavía y
la afición con el sabor amargo del ridículo hecho en el Mundial 82.
Además
del maletín, los malteses se bajaron de la escalerilla asegurando
que ningún equipo sería capaz de meterles tantos goles, lo dijo el
bocazas del portero que se llamaba Bonello pero deberían haberlo
bautizado como Masmalo. El partido dio comienzo a la hora estipulada
y la primera parte fue mala de cojones. Parecía que Malta sí estaba
un pelín por encima de las selecciones de su rango y España jugaba
tan mal e inútilmente como solía hacer en los partidos oficiales de
competición, hasta nos calcaron un gol y en Holanda comenzaban a
sonar voladores...
Entonces
llegó la segunda parte y ocurrió algo maravilloso que quedó
grabado a fuego entre los recuerdos de aquella época para quienes lo
vivieron en directo, ya fuera en el campo o por la televisión, a
medida que transcurría el segundo tiempo y llegaban los goles, la
familia se iba arremolinando frente a la tele, en los chigres los
berridos de celebración aumentaban el paroxismo para llevar a una
comunión de borrachera goleadora cuando llegó el séptimo y el
tráfico y el ruido se iban apagando porque había que parar a
escuchar o ver lo que estaba ocurriendo...
Aquella
gesta fue posible porque teníamos un seleccionador con una flor en
el culo y en la segunda parte los talentos salieron a relucir y no se
apagarían hasta la derrota en la final de la Eurocopa ante los
anfitriones franceses. Los malteses eran malos de cojones empezando
por el cantamañanas del portero que se comió crudas sus palabras
para regocijo y cachondeo al día siguiente en talleres, tajos al
aire libre, cafelitos de descanso funcionarial, peluquerías de
señoras, colas de diversa índole y patios de centros docentes. Una
comunión como no se vería hasta la era gloriosa y habiendo ganado a
base de cincelar laureles de triunfo el título de La Roja...
¡Que
se vayan a tomar por el culo y otra de sidra chigrero, que ya es
demasiado tarde para volver a casa y demasiado temprano para ir al
curro!
F.
O. R.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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