The Adversiter Chronicle

viernes, 2 de febrero de 2018

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Historia de Italia
Autor: Christopher Duggan
Editorial: Cambridge University Press
Traducción: Adrian Fuentes Luque
Edición: 1996

Es uno de los grandes Estados de la Unión Europea y aunque tenemos una idea de Italia como nación lo cierto es que hasta ayer, hablando en términos históricos, no se produjo la unificación de la península italiana jalonada de ciudades-estado y distintos territorios soberanos de distintos reyes, hay que sumar la mezcolanza de culturas, emigraciones y desarrollo así como las idiosincrasias locales que de alguna forma no veían a Italia como un concepto unitario del conjunto. El libro es de un estilo narrativo ameno, ágil y didáctico pero accesible a todo tipo de lectores desde estudiantes a jubiletas pasando por amantes de la historia y de Italia en particular que busquen un conocimiento general donde el protagonista es Italia y las vicisitudes políticas hasta llegar al presente.

Por desgracia no trae la edición en nuestras zarpas dato alguno sobre el autor así que lo mejor es buscar en Internet si estáis interesados. Y sin más verborrea de relleno para cubrir el hueco de la ausencia de datos sobre el autor, unas breves pinceladas que os inciten a su apasionante, amena e instructiva lectura:

Unificación...
Hacia fines de la primavera de 1860, Giuseppe Garibaldi, un soldado extravagante e irregular que había pasado gran parte de su vida luchando en el extranjero al frente de una guerrilla, zarpó desde un puerto próximo a Génova rumbo a Sicilia. Lideraba un abigarrado grupo de estudiantes y aventureros, de los cuales muchos no eran más que chiquillos que pretendían unificar Italia a bordo de dos pequeños barcos. Las perspectivas de éxito eran escasas, ya que el grupo estaba mal armado y muy pocos tenían experiencia en el arte de la guerra o la administración. Es más, estos personajes no constituían un paradigma prometedor de lo que debía ser la nación. Entre los mil combatientes se contaban húngaros y polacos y el contingente italiano incluía un número desproporcionado de soldados procedentes de la pequeña ciudad septentrional de Bérgamo. Sin embargo, en el espacio de unos meses consiguieron conquistar Sicilia y las tierras altas del sur a los Borbones, y en marzo de 1861 Víctor Manuel II, rey del Piamonte-Cerdeña, fue proclamado primer rey de la Italia unificada.”

Recursos minerales...
La escasez de carbón no se vio compensada por la abundancia de otros minerales. En la zona oriental de la isla de Elba se había explotado el mineral de hierro desde la época de los etruscos y los depósitos existentes en la zona de Brescia facilitaron una gran industria armamentística local (la armadura milanesa era especialmente apreciada en el siglo XV), aunque la cantidad producida nunca fue muy importante. La Toscana producía ciertas cantidades de sal, bórax y yeso en el valle de Cecina, además de mercurio y antimonio cerca del monte Amiata y ferromanganeso en el Monte Argentario. Sicilia contaba con importantes yacimientos de azufre, que podrían haber proporcionado una mayor fuente de ingresos si hubieran sido explotados de una forma más apropiada. La región más rica en minerales era Cerdeña, que contaba con depósitos de plomo, zinc, plata, bauxita, cobre, arsénico, barita, manganeso y fluorita. Tras la Segunda Guerra Mundial, se descubrió gas metano en el valle del Po y petróleo en la costa siciliana, pero esto no libró a Italia de su dependencia del petróleo importado para la mayoría de sus necesidades energéticas.”

Agricultura en el siglo XVI...
"La presión de la población se tradujo en nuevas zonas dispuestas para el arado. En el siglo XVI muchos viajeros se mostraron sorprendidos por el gran número de vides y otros cultivos que aparecían en las laderas de las montañas de la Toscana. Mientras tanto, la nobleza del sur intentaba, a pesar de los reparos del gobierno, aumentar la producción agrícola mediante la fundación de nuevas ciudades. Tanto es así, que en las décadas centrales del siglo llegaron a crearse unos cuatrocientos nuevos municipios. En la Lombardía la respuesta de los terratenientes y los gobiernos a este aumento de la población fue especialmente enérgica: el drenaje de la tierra fue objeto de varias iniciativas (Leonardo da Vinci fue contratado para que diseñara un sistema de control para las aguas del Adda y del Ticino), y a finales del siglo XVI la región presentaba prácticamente el mismo aspecto que muestra en la actualidad; Esto es, campos parejos en los que se alinean olmos, moreras y árboles frutales. La única diferencia notable viene marcada por la ausencia de maíz y la producción de arroz a gran escala, que aparecerían, y de qué modo, en el transcurso de los siglos XVII y XVIII.”

Sobrevivir a Napoleón...
A pesar de los arduos esfuerzos realizados por los gobiernos de restauración para conservar los rasgos más atractivos del sistema napoleónico, la situación que quedó después de 1815 invitaba a pensar que el peligro de tensión política era inminente. Así, en la región de Lombardía-Venecia los impuestos continuaron siendo elevados, el servicio militar se volvió más oneroso que antes y el comercio se redujo, para fastidio de las clases comerciales, al Imperio Austriaco. Las pasión exhibida por el emperador por la centralización implicaba, también, que cualquier autonomía local de facto desaparecería en breve. Un informe de 1820 afirmaba que `los lombardos detestan el sistema de uniformidad que les ha equiparado a los alemanes, los bohemios y los galicianos´. Por otra parte, la caída de Napoleón devolvió la ineficacia y la corrupción administrativa a los Estados Pontificios, que vieron como el clero renovaba su monopolio de gobierno. En el sur, los intentos de reforzar el arraigo de Nápoles al Estado derivó en un resentimiento generalizado, sobre todo en Sicilia, que había acogido su propia constitución (ahora suspendida) en 1812 y donde la nobleza se había acostumbrado a disfrutar de una libertad relativa bajo el gobierno de los británicos.”

Italia unida...
El sentimiento que pronto tuvieron muchos italianos de haber sido `conquistados´ por el Piamonte no se vio atemperado por beneficios económicos. La implantación de los nuevos aranceles de libre comercio derivó en un considerable nivel de privación, especialmente en el sur, donde la supervivencia del frágil sector manufacturero se había visto condicionada a la vigencia de medidas proteccionistas. Las fábricas textiles y de maquinaria, así como gran cantidad de pequeños talleres artesanos, cerraron prácticamente en un abrir y cerrar de ojos. El incremento de los impuestos también produjo mucho sufrimiento. Después de 1860, el gobierno tuvo que hacer frente a una enorme deuda pública, de la cual más de la mitad había sido contraída por el Piamonte en la década de 1850. Los ministros de Hacienda se esforzaron por equilibrar el presupuesto, lo cual se convirtió en una cruzada nacional en la década de 1860 y principios de la de 1870 (Quintino Sella lo denominó “una cuestión de `ser o no ser´”). El resultado fue un gran incremento de la carga fiscal, y así entre 1862 y 1865 los impuestos directos aumentaron en un 54% y los indirectos en un 40%. La obsesión del gobierno por llevar siempre el agua a su molino se tradujo en la implantación en 1868 de la extorsión tributaria o macinato (sobre la molienda del trigo) que provocó una oleada de disturbios.

Fascismo en el sur de Italia...
Sólo se puede hacer una estimación del alcance del sufrimiento en que vivió el sur de Italia bajo el fascismo, dado que el régimen prohibió todo tratamiento informativo de `la cuestión del sur´ (arguyendo que ése ya era un problema resuelto) e impidió que la prensa hiciese ningún tipo de referencia a la pobreza o la delincuencia que pudiese ser perjudicial. No cabe duda que muchos pequeños propietarios se arruinaron a finales de los años veinte como consecuencia de la revalorización de la lira. No pudieron hacer frente a los pagos de la hipoteca y se vieron obligados a venderlo todo. La recesión mundial ocurrida tras 1929 fue probablemente incluso peor, ya que originó un enorme descenso en las exportaciones de productos como los cítricos, de los que dependían numerosos pequeños agricultores. La creciente pobreza en el sur obligó a decenas de miles de campesinos a dejar la tierra y emigrar a las grandes ciudades (a pesar de las prohibiciones oficiales: los mendigos daban una mala imagen del gobierno). Esta situación contribuyó, con toda seguridad a un aumento de la delincuencia.”

Mafia...
El éxito de las familias mafiosas sicilianas al desplazar a los clanes de Marsella como principales proveedores de heroína a los Estados Unidos (se calcula que a finales de los años setenta en Palermo se producían de cuatro a cinco toneladas anuales, lo que equivalía al 30% de todo el consumo en EEUU), les permitió tener acceso a sumas masivas de capital que, una vez blanqueada, podía ser invertido en actividades empresariales muy diversas, desde el transporte al turismo. También en otras partes del sur, sobre todo en Campania y Calabria, el tráfico de drogas aumentó el poder y la influencia de las bandas criminales, ayudado por nuevos niveles organizativos: en Nápoles, Raffaele Cutolo controlaba la llamada Nuova Camorra Organizzata, mientras que en Sicilia las diversas facciones de la mafia se integraron en una estructura conocida como la Cosa Nostra. La violencia aumentaba a medida que crecía el crimen organizado, y a principios de los años ochenta el Estado corría el riesgo de perder por completo el control de algunas zonas del sur.”

Libro para nacionalistas tanto de izquierdas como de derechas, lectores que gustan de saber de la historia y público en general que quiera echar una mirada a los fundamentos de la historia de Italia que se devora de un tirón e ideal para turnos de noche, convalecencias y lectura de vacaciones pagadas en Bélgica sin olvidar a los amantes de canales temáticos sobre viajes. Inocuo de regalar a la suegra que posiblemente lo lea pensando que son batallitas de Roma tipo Ben-Hur, que conste que quedáis avisados.
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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