Unas memorias de
Antón Rendueles en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Sueños de ser
astronauta
Lo
confieso, de niño quería ser astronauta. Ahora que, postrado, la
televisión se ha convertido en una ventana al exterior y en cierta
forma puede que sea astronauta sólo que del espacio interior, cosmos
de pensamientos, de vencer las ganas de acabar y de explorar un nuevo
mundo como es el de la discapacidad. Pero de niño y mientras el
mundo seguía su andadura, me quedaba absorto viendo las imágenes y
quería ser uno, quería ir más allá y nos prometieron, nos
prometían, que ahora habría colonias en la Luna y misiones de larga
duración en Marte pero han pasado cincuenta años...
Mi
primer recuerdo es un juguete, era una pista donde se desplazaba un
coche en forma de buggy con un chico al volante, una pegatina en los
cristales, y sombrero de vaquero, hasta recuerdo que los trozos de
la pista eran de distinto color y que el coche hacía cabriolas, pero
no recuerdo jugar con él. Lo que si recuerdo es la caja donde
aparecía un paisaje lunar y el buggy con su alegre conductor y
mientras miraba la foto mi mente se enamoraba de ser astronauta, y
deseaba ser ese chico y conducir en las arenas lunares. Hay otro
juego, que yo no tuve pero sí algún amiguito de entonces que era
el rescate o recogida en el mar de la cápsula Apolo. Unos años más
tarde me regalaron por un cumpleaños una maqueta del transbordador y
pensaba con ilusión que sin saber cómo la exploración y conquista
de espacio continuaba...
No
han cumplido su promesa y el transbordador sólo era el primer
escalón de una escalera que no veré finalizada aunque estos días
atrás he visto el segundo escalón que es recuperar los cohetes y
que aterricen de nuevo en vertical, hoy una realidad pero un problema
que ha tardado medio siglo en resolverse y ser plenamente operativo
cuyas imágenes han pasado a mi banco de datos de memoria con las
imágenes de antaño que vuelven cada vez que leo una necrológica de
alguno de los astronautas que estuvieron allí, que condujeron un
vehículo lunar, que eran la avanzadilla, pero nunca hemos vuelto
desde entonces...
Supongo
que simplemente la cosa va más despacio pero aunque ahora sea una
iniciativa privada el caso es que hay la intención y el
convencimiento de volver algún día. Ahora estamos enviando sondas
robotizadas a otros mundos y estamos en plena explotación de la
órbita terrestre, algún día se explotarán los recursos fuera de
la órbita terrestre, colonias de seres humanos que crearán una
nueva filosofía de vida en otro planeta, pero no veré nada de eso,
seguiré recordando el acoplamiento entre una nave estadounidense y
otra soviética, del Skylab y las esperanzas en el
transbordador que se volatilizaron con el accidente del Challenger...
La
imagen de esos dos cohetes reutilizables aterrizando de regreso en
vertical a la base de lanzamiento son una puerta que se acaba de
abrir y los dioses han querido que sin saberlo pudiera verlo en
tiempo real, el contrapunto a las imágenes en la memoria de aquellas
en que veía cohetes lanzados con cargas mortíferas que acabarían
con todos los sueños. Si aquellos mensajeros de la muerte nuclear
hicieron avanzar nuestra tecnología hasta los niveles actuales, tal
vez estos que son mensajeros de exploración y conquista nos aporten
una nueva era que hará cambiar el mundo. Pero es una intuición y un
deseo más que un hecho pero aunque se tarden otros cincuenta años
en volver a la Luna sé que iremos aunque hará mucho tiempo que
habremos dejado este mundo.
Antón
RenduelesThe Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversterchrnicle@hotmail.es
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