Iba el otro día en el bus
municipal, en esa hora maldita donde hay espacio de sobra y se puede coger
asiento. El caso es que quité la vista de la ventanilla y observé a
mi alrededor comprobando que de una docena de viajeros sentados,
nueve estaban absortos en la pantalla de su móvil. Picado por la
curiosidad, miré al personal que iba de pie y también una mayoría
estaba atenta a la pantalla...
Sentí algo de pudor
cuando me di cuenta de que la viajera sentada delante de mí estaba
entrando en una aplicación y si prestaba atención podía ver la
pantalla, qué estaba mirando y hasta ver cómo tecleaba una
contraseña, pero parece que al personal se la refanfinfla que
alguien ajeno pueda observar sus intimidades digitales. Decidí no
ceder a la tentación de fisgar vidas digitales ajenas y observé las
edades, abarca todo el espectro generacional: mayores, maduros,
jóvenes, adolescentes y jubilados...
Parece que el `gran ojo´
de George Orwell es en realidad un ojo compuesto como el de un
insecto, millones de ojos en realidad y alguien al final de la cadena
digital que recopila nuestros datos y movimientos digitales...
Tal vez, sólo tal vez, es
mi culpa por tener un teléfono móvil capaz de funcionar como un
mini computador mientras que mis semejantes tienen un mini computador
que además permite hacer y recibir llamadas de teléfono...
Volví a la realidad de la
ventanilla del bus municipal y también los peatones van mirando la
pantalla...
Pensamos que somos los
dueños de nuestro cachivache digital...
Pero en realidad es una
cadena de esclavo en los tobillos.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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