The Adversiter Chronicle

jueves, 11 de julio de 2024

"Ni a pata ni alpargata y menos a La Alcarria", suplemento viajero cutre

Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle

Viaje por la ferretería

El viajero se para en el escaparate de la ferretería antes de entrar, necesita un enchufe múltiple y un destornillador pequeño de estrella para una pequeña chapucilla doméstica. La ferretería tiene un amplio escaparate que hace esquina y permite adivinar un local amplio. El escaparate que observa el viajero tiene tres grandes ventanales, uno dedicado a cerraduras, mirillas y manillas, algo impresionante piensa el viajero que mira con curiosidad las mirillas electrónicas, las manillas de latón dorado y con curiosidad las cerraduras de seguridad. Otea un poco el ventanal aledaño y puede ver que muestra un arsenal de máquinas herramientas, taladros, radiales, máquinas para el jardín, artefactos extraños al viajero que aparta la mirada y se dispone a entrar. La entrada es una puerta corredera de cristal que ya predispone la empatía del viajero. El local hace forma de `L´ y el espacio de entrada está compartimentado en estanterías y sus pasillos que el viajero obvia porque están dedicados a menaje aunque le llama la atención el escaparate de la pared en el pasillo para ir al mostrador del fondo lleno de tostadoras, cafeteras y sandwicheras apetecibles a la vista. Al llegar al mostrador gira a la derecha donde el local se abre a la sección de cachivaches relacionados con la cosa eléctrica, alargadores, regletas de diversos tamaños con o sin interruptor de corriente y los enchufes múltiples objeto del viaje. Mira los precios el viajero aunque no pertenece al gremio de la electricidad y desconoce si son caros, baratos o ambos a la vez ya que hay varios modelos de distintas marcas aunque a los ojos profanos del viajero son casi todos iguales. Ocurre lo mismo con los precios que se diferencian en más o menos céntimos y decide coger el que tiene a mano, de tres tomas, descartando los más baratos de dos tomas. Le queda al viajero encontrar un destornillador de punta de estrella pequeña y se lanza a su búsqueda en el amplio local donde encuentra un auténtico laberinto de estanterías y calles. El viajero se topa con todo tipo de utensilios como tijeras de podar y familia derivada, la sección de pintura con desfile en orden militar de brochas grandes, pequeñas y medianas; pinceles grandes, pequeños y medianos; cinta de papel para proteger de manchas de pintura no deseadas; botes de pintura de variados colores y más variados formatos de envase, dos mostradores bien atendidos y un ligero mareo de deambular a tientas y a ciegas en busca del jodido destornillador de marras y punta de estrella. El viajero nota que está sufriendo una especie de narcolepsia en las profundidades de la ferretería, maldiciendo su suerte de encontrar rápido el jodido enchufe múltiple, de tres tomas, y que esté perdiendo la salud y casi la consciencia en el mar ferretero en que han convertido el amplísimo local. El viajero atina a ver a un empleado desocupado en el mostrador y se acerca aliviado para preguntar por la sección de destornilladores. El empleado le mira un segundo con cierto desdén y le indica que lo tiene a su espalda mientras se dirige a atender a otro cliente que porta un cachivache en las manos, sintiéndose gilipollas por buscar en todas direcciones y no haberse percatado de la estantería de destornilladores. Escoge el viajero el desado y buscado destornillador de marras y busca dónde pagar. Ve una pequeña cola de tres personas en otro mostrador al fondo y se une a la cola. Mientras llega su turno el viajero mata el tiempo observando productos tales como mini linternas de bolsillo, llaveros con linterna de bolsillo, gafas de lectura, pilas de todos los modelos y tamaños. El viajero llega por fin al mostrador y paga dirigiéndose a la puerta corredera aledaña. El viajero echa un vistazo a los artículos del escaparate que da a la esquina de la puerta de salida. De súbito el viajero deja de ver el escaparate y recuerda la ferretería cerca del barrio de su niñez y adolescencia que parecía enorme con multitud de cosas atiborrando el local, la bata azul del dependiente y los cajones llenos de tuercas, tornillos de todos los tamaños que siempre le hacían preguntarse al viajero de entonces cómo era capaz el ferretero de saber dónde estaba todo. El pitido de un coche saca al viajero de su abstracción y aprovecha para cruzar el semáforo y acercarse hasta...
Pero ése, ya es otro viaje.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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