The Adversiter Chronicle

miércoles, 3 de julio de 2024

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Aprendiendo a nadar

Un buen día, anunciaron en clase que nos llevarían a la piscina para aprender a nadar, lo cual supuso un vuelco en mi rutina infantil de casa-colegio. Me compraron una bolsa de deporte de las que ahora llaman retro, con letras blancas sobre fondo azul marino que decían `MONTREAL76´, no muy grande aunque sí las asas. Mi madre me la preparaba con una toalla, una muda, bocadillo de tortilla francesa que si cierro los ojos y me dejo llevar de la memoria aún puedo oler y tocar; también me metía algo en boga de aquella que consistía en un bollo de pan pastelero, me refiero a que no era el habitual de barra, con una tableta de chocolate ideal para meter entre el pan, todo ello envuelto en papel plástico. Para mí el primer día fue una aventura, nos montaron en un autobús y nos llevaron al club deportivo de la ciudad y al que más de una vez intenté entrar con amigos saltando la valla aprovechando roturas en el entramado metálico de la misma, pero eso sería más tarde, aquel día monté en el autobús sin despegar durante el trayecto la mirada de la ventanilla por la que se deslizaba un paisaje nuevo a mis ojos, distinto a ir en el asiento de atrás del coche. Recuerdo cierto pudor en el vestuario aunque se disipó pronto. No puedo olvidar que en la bolsa deportiva no faltaba el gorro, prenda que nos recalcaron en el colegio que era imprescindible, aunque los padres ya lo sabían y mi madre me adquirió uno blanco que se encasquetaba en la cabeza llegando a oprimir las orejas. Recuerdo salir a la piscina cubierta de agua azul y transparente, una piscina como las que veía en la televisión durante alguna retransmisión o en algún programa, un universo nuevo donde había que mojar los pies en una especie de barcal que olía a cloro, un olor que lo impregnaba todo alrededor de la piscina. Las profesoras se sentaban en la tribuna de la piscina y recuerdo al monitor, un tipo en la cuarentena que ahora recuerdo como un espectáculo en sí mismo, llevaba un bañador rojo, aquellos miticos DUNLOP que eran mínimos y marcaban el paquete del monitor que, ahora sé, trataba de impresionar a las profesoras mientras niños y niñas nos agarrábamos a la barra y estirando los brazos movíamos las piernas en el agua. Cuando llegó la hora de lanzarse al agua tras explicarnos el monitor la técnica, disponíamos de unas tablas rojas flotadoras que nos ayudaba a vencer el miedo y el temor. La verdad era que me gustaba, no recuerdo si eran dos días o uno a la semana pero se instaló toda una liturgia cuando tocaba piscina. Había tres categorías según éramos más o menos borricos en los misterios de tirarse al agua y ser capaces de nadar por nuestros medios sin recurrir a la tabla o una larga barra que tenía el monitor con una barra en un extremo y que utilizaba con torpes y miedosos. Luego, finalizado el tiempo de piscina, nos vestíamos en el vestuario y nos daban tiempo a comer el bocadillo, porque la piscina habría el apetito. Yo creo que nunca pasé de la categoría de pulpo, casi rozando la de sardina y soñando con ser tiburón, recuerdo algún compañero que, socio del club, llevaba la silueta de un tiburón cosida al bañador. Al final aprendí a nadar, en varios estilos: perro, crol, espalda y a brazadas, pero sobre todo aprendí a flotar y a respetar el agua. Es un buen recuerdo de aquellos tiempos de la infancia, ajenos en la piscina a los jaleos de los adultos. Años más tarde me invitaron a un cumpleaños de un compañero de clase que era socio y se celebró la fiesta en la cafetería del club deportivo. Después de la merienda de cumpleaños deambulamos por las instalaciones y pude asomarme a la entrada de la piscina, supongo que era un saludo a una vieja amiga o tal vez una despedida que no hice cuando llegó el último día de aprender a nadar...
Antón Rendueles

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org



theadversiterchronicle@hotmail.es 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger