"El sermón de la pradera", por el padre I. N. Mundicia

Una sección del padre I. N. Mundicia en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Preparativos para Semana Santa

Un año más se aproxima la Semana Santa y se abre el proceso de selección de costaleros y, por primera vez en la parroquia, de costaleras que portearán la venerada imagen de la Virgen del Puño cuya talla data de 2008 donada por la Caja Comarcal tras embargar a Jacinto, conocido como el artista de la comarca por sus dotes para convertir un vulgar tocho de madera en una obra de arte con la sola ayuda de su navaja trapera. Como pastor de montaña que es, resulta lógico que ocupe su tiempo en madurar su talento y aparte pensamientos lujuriosos de las cabras a su cargo. Sé por el confesionario que hay cierta polémica entre las feligresas aspirantes a costaleras porque Rufo, costalero casi desde que aprendió a gatear portando bienes ajenos, se jacta en el bar del pueblo de que va a solicitar ser costalera porque cuando porta en procesión se siente mujer...

Puede que Francisco sea tolerante en su sabiduría papal y debemos acatar sus mandatos, pero que no me venga Rufo ni nadie manifestando dudas de género sexual y además temporales... ¡Aquí nadie me toca los cojones con semejantes chuminadas! ¡Rufo es Rufo y si quiere ser Rufa que vaya y que lo castren! ¡Como se pille a un costalero meterse en el vestuario de las costaleras, por los cojones de San Cucufato y la Santa Virgen del Puño que saco las tijeras de podar y soluciono tales dudas de género de una puñetera vez! ¡Estoy harto de vuestras barrabasadas y cuchufletas a costa de la parroquia! ¡He dado instrucciones al párroco auxiliar, el padre Genaro, para que haga un control de accesos a las pruebas de costaleros y costaleras para detectar cualquier intrusismo del género de los cojones!

Como es habitual las pruebas de costaleros y costaleras se llevarán a cabo en la cooperativa, y no quiero escuchar como hace un año que es explotación laboral encubierta. No estoy dispuesto a que en mitad de la procesión os desfondéis como es habitual. Y la tradicional invitación al ágape parroquial no incluye chupitos, cubatas y demás mezclas de bebidas, no espirituales sino infernales. Nada de pedir tapas fuera del ágape programado donde no faltará jamón del mono, zarzaparrilla y postres navideños sobrantes en la tienda parroquial. Respecto a los capirotes de las costaleras, deberán cumplir los cánones capiroteriles y nada de diseños, colores y formas extrañas en los capirotes, que ya pasaron los carnavales. Espero que al menos los costaleros veteranos se dignen a pasar por misa y a más de uno le vendría bien confesarse, al igual que la mujer del César, el costalero además de ser penitente debe aparentarlo, que cualquiera que os vea a los de la cofradía un viernes noche más os tendrían por siervos de la lujuria y el desenfreno de Satanás.

AMEN

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