Una
sección de Kitapayá en
exclusiva para The Adversiter
Chronicle
FARCRY
--PRIMAL--
Hay
sagas en los videojuegos que te enganchan. Divierten y dejan buen
sabor de boca de forma que hay que videojugar sí o sí los distintos
títulos de la saga. Es lo que me ocurre mí con la saga de FARCRY
que me enamoró desde que la jugué por primera vez y no pude
resistirme más para la toma de contacto de este título desarrollado
por Ubisoft Montreal y que se lanzó un 23 de febrero de 2016 con
modo de juego en primera persona y del género de disparos. Porque
uno de los puntos fuertes de la saga siempre ha sido el encanto de
disponer de armas mejorables para las refriegas con los villanos de
turno. Tenía mis reticencias a jugar este título por cuanto andar
con flechas y lanzas no es lo mismo que un buen fusil de asalto o un
buen rifle de francotirador, sintiendo curiosidad por cómo sería
pero retrasando una y otra vez la toma de contacto atraido por otros
títulos a los que daba preferencia hasta que por fin me armé de
decisión y me dispuse a disfrutar de la toma de contaco con mente
abierta y sin añorar armas de fuego...
El
argumento es atractivo sin perder la esencia de la saga en cuanto a
moverse por un mundo abierto, varias opciones de plantear una misión,
recolección de objetos para mejorar habilidades y destreza, un toque
de magia sobrenatural y un mapa con lugares a descubrir con misiones
secundarias. La acción está ambientada hace 10.000 años en pleno
mesolítico en Europa Central y el ficticio Valle de Oros.
Encontramos grupos de humanos: las tribus "Izila" y "Udan",
que habitan el valle y nuestro avatar es Takkar, cavernícola de la
tribu "Winja" que se ve desperdigada por obra y gracia de
las dos tribus anteriores. A la vez que combatimos las tribus
rivales, iremos reagrupando a los "Winja" a la vez que
recolectamos hierbajos, madera y toda una panoplia de cosas para
avanzar en el juego y mejorar armas a la par de la dificultad
progresiva de los enfrentamientos. No falta fauna de la época como
mamuts y tigres diente de sable. No podía faltar la facultad de
domesticar animales para que nos ayuden en nuestro objetivo.
Para
frikis de la recolección para mejoras y amantes de la prehistoria el
videojuego es una gozada, en mi caso tuve sensaciones encontradas
porque se me hizo algo pesado el tema de recolectar hierbajos y
demás. Apuntar con el arco requiere de agudeza visual y, en mi
particular caso, perder un tiempo precioso apuntando. La peleas las
encontré algo ortopédicas, jugando en el modo `normal´ y me deja
la sensación de que no hay emoción, acercarse a golpear con la maza
o tirar una lanza requiere de una agilidad en los dedos y esa
sensación de que no hay la emoción de apretar un buen gatillo.
Videojuego excelente y con todos los ingredientes de la saga que
requiere de la inmersión total olvidando títulos precedentes pero
igual a los amantes de los disparos acabe por agotarles un poco tener
que andar casi siempre con la visión de cazador y pasar tiempo en el
menú de mejoras. Así que disponeros a poner una piel de oso por
abrigo, tener a punto el arco y salir a cazar un buen mamut a la vez
que vuelves a reunir a la tribu `Winja´ y vivir emocionantes
aventuras por el camino, porque como siempre os digo: ¡Quien no se
consuela es porque no videojuega!
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