Iba el otro día pateando
asfalto y adoquines cuando, tras cruzarme con otros transeuntes, tuve
la sensación de estar rodeado de autómatas...
Lo digo porque me imaginé
qué pensaría alguien que no estuviera al tanto de la revolución
digital, no la revolución a dedo, y viera a la muchedumbre andar y
hablando sola, sin cachivache en la mano y con unos imperceptibles
auriculares inalámbricos. No hay distinción de edad, sexo y género,
sólo los chuchos de mascota que pasean a algunos dueños parecen al
margen de la soledad comunicativa...
Supongo que cada quien y
cada cual se aisla como mejor nos place, nos dejan o nos permiten;
que de todo hay. Tal vez sea una soledad que nos acabe gustando
debido a que no tenemos sensación de soledad, retroalimentado este
pensamiento con el interlocutor al otro lado que tampoco siente la
soledad comunicativa, conectados al mundo y aislados en la
sociedad...
Tanto barruntar debe ser
porque el otro día pateando el asfalto un tipo tropezó con mi brazo
por ir mirando la jodida pantalla de turno, un móvil en este caso.
Lo mejor es que el tipo pide disculpas sin levantar la vista de la
pantallita siguiendo su camino...
Ucrania está perdiendo la
guerra y nadie parece consciente en su soledad comunicativa.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
No hay comentarios:
Publicar un comentario