Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje al supermercado
una lluviosa mañana de diciembre
El
viajero tiene que abrir el paraguas antes de pisar la acera bajo el
soportal. Es una lluvia fina y constante, desde la ventana daba la
impresión incluso de que no llueve, que cambia de intensidad por
momentos y que moja, con humedad en el ambiente y menos frío que la
jornada anterior aunque ya no está para andar sin abrigo. El viajero
mira con suspicacia el paraguas al que la lluvia golpea sin piedad y
sin pausa. Se lo dieron como obsequio, de buenas dimensiones pero
cierta fragilidad a primera vista del viajero en varillas, que se
mueven cuando deberían estar quietas y con peligro de que si pilla
una ráfaga de viento saldrá deformado. No hay viento y el viajero
se siente más confiado en la solidez del paraguas y emprende camino
al supermercado...
El
viajero disfruta del ambiente urbano, pocos viandantes y tráfico
ralentizado por la climatología aunque sin atasco, fluidez de tráfico
parecido a una ola de lava que avanza lentamente. Es jornada laboral
entre festivo y se nota en cierta calma, cierta merma en el latido
urbano, sin escolares ni bachilleres, sin la gente habitual en trajín
diario. Se ven muchos carritos de la compra como el que lleva el
viajero, fiel escudero en tareas de carga y transporte que se va
mojando y parece mirar al viajero suplicando que le amparen bajo el
paraguas de la incesante lluvia...
El
viajero camina tranquilo y relajado, con esa alegría de que al día
siguiente es festivo en lugar de jornada laboral para unos y rutina
para otros. Al enfilar la calle del supermercado, extensa en longitud
para el coche de san Fernando, aumenta el flujo de gente que va y
viene de compras. No se ve gente joven y la mayoría son
pensionistas, en edad de jubilación a la vista....
Pasa
el viajero por delante de unos de sus abrevaderos cuando va a la
compra, se ve gente por los cristales, la mayoría en las mesas y
alguno en la barra, un local que invita a techarse de la lluvia y
tomar un reconfortante cafelito. Pero el viajero decide no entrar, en
contra de su costumbre de tomar el cafelito de la compra; lleva el
carro y el paraguas mojados a conciencia y se imagina el charco que
provocaría el carrito y, de todas formas, ya añora estar en casa a
resguardo de las inclemencias del tiempo decidiendo que mejor acaba
la compra y regresa raudo, ya se tomará el cafelito en casa o, mejor
aún, ya de regreso en su abrevadero del barrio habitual...
El
viajero observa que hay afluencia de compradores en el supermercado y
tiene que cerrar el paraguas antes de entrar y siente en el cogote
las gotas de lluvia, que ha bajado en intensidad pero constante sin
prisa ni pausa. Aún se moja al cerrar el paraguas para dejarlo en el
carrito, hay un paragüero a rebosar, puede apreciar con la vista por
el interior mientras cierra el endeble paraguas de endebles varillas
que tal vez no soporten una ráfaga de viento, y entra sin mirar al
pedigüeño habitual en la entrada del supermercado; al menos es el
mismo de las últimas compras , a veces hay un pedigüeño joven de
piel morena. El pedigüeño es un hombre ya entrado en años, sin
apariencia de pordiosero y que habla por el móvil con una mano
mientras la otra sujeta un pequeño recipiente de plástico para dejar
las monedas, es de plástico y se aprecian tres o cuatro monedas de
color cobrizo con unas cuantas de color dorado...
El
viajero entra y busca con la mirada si hay sitio para aparcar el carrito de la compra y va recto hacia...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
theadversiterchronicle@hotmail.es
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