Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
AEROPUERTO 77
(1977)
( Airport
´77)
En la
segunda mitad de la década de los 70´s había dos sagas
cinematográficas con estreno esperado cada año, una era la saga de
007 y otra la saga de
Aeropuerto que creo todo un
subgénero dentro del género de `catástrofes´. La película reúne varios atractivos para visionarla, para las generaciones posteriores
supone ver los efectos especiales que eran el canto del cisne de unos
efectos que se quedarían obsoletos tras las nuevas trucas de La
guerra de las galaxias, sin
olvidar el epitafio final de unas trucas ya obsoletas en Dune.
Otro aliciente es ver a
auténticas estrellas de la época dorada de Hollywood como Olivia de
Havilland, James Steward, Joseph Cotten y un largo etcétera que
tuvieron en el género una segunda popularidad amén de unos ingresos
que no venían mal a nadie. Y hay que citar un elemento que hoy en
día ya no se tiene en cuenta como entonces y es el cartel de la
película, aquellos carteles que resumían la película. El de
Aeropuerto 77 es
sencillamente magnífico y sigue cautivando la imaginación si se
tiene la oportunidad de verlo en su tamaño original o ver
detenidamente una fotografía, fue icónica la imagen del 747
sumergido y en sus tiempos un anzuelo irresistible para pasar por
taquilla. Sería repuesta en veranos como éste en cines de barrio y
es sin duda la mejor de la saga, hubo más entregas pero no
aportarían ya nada nuevo y sí la decadencia de una saga que tocaba
a su fin como tal...
La
película ofrece lo que se esperaba de la saga, caras famosas y
veteranas, un argumento que siempre era una historia de trama e
hilvanaba historias particulares del pasaje y tripulación. También
era propaganda del poderío estadounidense en materia aeronaval que
justificara las partidas presupuestarias y de la industria
aeronáutica donde se quería hacer ver que eran aviones seguros y si
fallaba algo, siempre un agente externo y no defecto del aparato y de
las tripulaciones, siempre había mandos y subordinados competentes
que solucionarían el problema evitando la catástrofe. Aquí
debemos aceptar que el avión está modificado con zonas presurizadas
independientes unas de otras que, obviando el grosor del aluminio del
fuselaje, garantizan que sumergido aguantará cual submarino la
presión del agua y las filtraciones hasta el rescate. Un rescate que
mostraba los recursos y una cosa curiosa es que hay cierto
helicóptero ruso cuyo diseño es soviético y está combatiendo en
Ucrania que es, sospechosamente, casi calcado a los que se ven en la película.
El
argumento, un robo de obras de arte cuyo propietario de las mismas es
además dueño de un Boeing 747
único en el mundo por las modificaciones que ha ordenado llevar a
cabo. En su viaje inaugural, una banda de ladrones de obras de arte
con el copiloto de compinche sueltan en pleno vuelo un gas
anestésico de uso militar que duerme a tripulación y pasaje desviando el rumbo
hacia el Triángulo de Las Bermudas. Al meterse en un banco de
niebla, volando bajo para evitar el radar, colisiona un ala contra la
torre de una plataforma petrolífera que hace al copiloto tener que
amerizar en medio del mar, el avión se hunde a los pocos segundos
pero las modificaciones y robustez estructural del avión les da la
oportunidad de esperar ayuda. Cuando son conscientes de que se han
desviado de su ruta y les buscarán lejos de donde están sumergidos,
comienza una carrera contra el tiempo para lograr ser encontrados y
rescatarles de un avión sumergido que además se asienta inestable
sobre un barranco más inestable aún..
Del
reparto hay que destacar a Jack Lemmon que contribuye a que sea creíble la acción que vemos en pantalla y luego la soberbia
interpretación de Lee Grant encarnando a una esposa que trata de
llamar la atención de su marido, un hierático y perturbador
Christopher Lee, que le pega a la botella y se bebe hasta el agua de
los floreros amén de estar liada con el brazo derecho laboral de su
esposo. Dirige con pulso y estilo casi televisivo Jarry Jamson y
destacamos el humor chusco con el camarero del bar que se pasa el
metraje con la pata medio rota y continuamente quejándose porque o
bien le pisan, o bien le mueven con brusquedad y se lamenta aullando
cuando le sacan en el rescate, humor socarrón y entre líneas que
arranca unas risas.
Ideal
para ver en noches veraniegas y observar cómo eran y cómo han
evolucionado las trucas, artesanales y que vistas ahora cantan pero
sólo por estar ya inmersos en otra época. Sigue siendo entretenida
y aunque las incongruencias destaquen es necesario abrir la mente y
verla con ojos del año de su estreno. Además, cualquier excusa
cinematográfica es buena para aparcar trastos de faena hasta la hora
de fichar la salida y dejar que pringuen los sustitutos del turno de
día...
¿O
no?
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
theadversiterchronicle@hotmail.es
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