Anda la muchedumbre
indignada por el Mundial de fútbol que se está jugando en Qatar,
parece ser que se enteran ahora de la circunstancia del país en
temas de gobernanza y de que se había de celebrar por estas
fechas...
Me cansa el populismo y me
causa pavor la capacidad de que gozamos en la plebe para asumir
directrices populistas y además nos creemos que hacemos lo correcto.
Dinero para sobornos, interés mercantil y, tal vez, una buena idea
como era llevar el fútbol a parajes desérticos buscando popularizar
el mismo y extender la pasión y práctica del fútbol por todo el
planeta civilizado y sin civilizar...
Escucho el caso de un
tipo, debe de ser un buen tipo, que hace boicot al Mundial qatarí y
no pondrá el televisor para ver los partidos. Argumenta principios,
valores y todas esas cosas que nos repetimos de semejantes a
semejantes pensando que es lo correcto. Antes, datos de muertos
durante la construcción de las infraestructuras para la cita
mundialista. Protestas porque las horas designadas por las
autoridades del país para que los hinchas venidos de todo el mundo
saciaran su sed de alcohol quedan anuladas. Y por supuesto el
candente tema de los derechos de la mujer en regímenes musulmanes
donde la religión dicta las normas de su vestimenta, comportamiento
y restricciones sin autorización del varón que dirige el clan. Pero
eso ya se sabía cuando otorgaron ser organizador del Mundial. Los
obreros no se murieron por miles o centenares cual accidente minero
chino. El alcohol, su consumo, está prohibido en países islámicos.
Y que la mujer vale menos que una cabra en ciertos países musulmanes
no es nada nuevo...
Rasgarse las vestiduras se
está convirtiendo en un oficio camino de ser una profesión. Que el
buen hostelero haga boicot televisivo, posiblemente no afecte la
Mundial y menos a las autoridades de Qatar. Qué decir de esa clase
política saca pecho y se apunta a causas justas que no les dejen
justos de nómina, los tertulianos y tertulianas debatiendo el porqué
de celebrarse el Mundial y señalando artistas y personas famosas
que, sin pudor alguno, aceptan acudir a los eventos y creando una
nueva división de opiniones...
La sociedad deberíamos
parar a pensar un momento quién nos empuja a la división a todos
los niveles. Nunca están en las barricadas pese a que no hacen más
que levantarlas a costa de la ciudadanía que se cree sus argumentos.
Ambos extremos y sus lados demuestran que el equilibrio suele estar
en el término medio aunque parece que nadie busca el equilibrio, ni
en las formas ni en las maneras. Llevo cuatro años esperando el
Mundial y no he visto, hasta que comenzó, a nadie de los que ahora
protestan...
Y es que nunca escucharon
ni hicieron caso a los que protestaron antes, no interesaba escuchar.
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