Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para
The Adversiter Chronicle
PATATITAS FRITAS EN
BOLSA
Tratamos
hoy de un alimento básico y que, en estos tiempos de inflación y
aumento del gasto en la cesta de la compra, resulta ideal como
complemento a la dieta. Como pincho cortesía de la casa para
acompañar la consumición es un clásico y desde la más tierna
infancia nos familiarizamos con el formato en bolsa y su consumo.
Fanáticos por un lado de las patatitas fritas en bolsa y detractores
que lo consideran un alimento nocivo por sus ingredientes. Nadie
mejor que nuestro experto en estos asuntos para descubrir las
bondades gastronómicas de las patatitas fritas en bolsa...
-El
origen de la patata como alimento básico en la dieta occidental procede de
América del Sur, dándose la paradoja de que no era tal entre la
población inca. Tras su llegada al continente europeo por los
españoles se fue extendiendo por Italia y Portugal gracias a los
monjes carmelitas hasta llegar al día de hoy donde su consumo es
básico en la dieta y tanto al natural para preparar en casa como en
el formato de patatitas fritas goza del favor del consumidor. Citar
como ejemplo de su difusión entre la plebe que Parmertier, botánico
real de Luis XVI, sembraba patatas en los alrededores de París para
que fuesen robadas por los campesinos y difundir su cultivo. Sí es
cierto que el formato en bolsa de patatitas fritas tiene su leyenda
negra, posiblemente trauma de la infancia por no haber descubierto el
placentero crujir de la patatita frita de bolsa. En sistemas
digestivos con enfermedad específica, casos de obesidad y demás, el
formato en bolsa es contraindicado tanto por las características del
alimento en dicho formato como por la posibilidad de convertirse en
devorador compulsivo de las patatitas fritas. En todo caso, es un
formato que no ha de ser de consumo diario y sí como acompañamiento
sin abusar de la ingesta.
-Pasemos,
pues, al formato en sí... Es de apertura fácil por lo que veo...
Doy un tirón dela solapa y... ¡Grseeag! (onomatopeya de rotura
de la bolsa de patatitas fritas) ¡Pero qué cojones!
-¡Es
que se precipita! ¡Se precipita! Como buen macho alfa se lanza a la
apertura del envase sin encomendarse a Dios ni al Diablo y lo rompe
tirando las patatitas fritas al suelo y pringando la ropa...
¡Calamidad, que es usted una calamidad! Este formato de bolsa
requiere de un toque femenino de apertura por la solapa o la
inteligente decisión de abrir el envase con tijeras. Si no se tiene
fémina a mano, lo mejor es darle un ñasco a la bolsa en su parte
superior, salvo que sea usuario de dentadura postiza. Un truco para
disfrutar con plenitud del alimento es darle unas vueltas antes de la
apertura y realizar ésta por la parte inferior, dada la vuelta, de
tal manera que las patatitas pequeñas que siempre quedan en el fondo
de la bolsa junto con la sal y aceite se esparzan con el meneo. Es
importante este punto porque hay mucha picaresca en su consumo
hogareño si hay más de un consumidor del producto, tratando de
coger las piezas más grandes, crujientes y sabrosas dejando las
rotas y pequeñas para otro. Hoy en día hay bolsas de diversos
tamaños pero el encanto sigue residiendo en la bolsa de toda la vida
ideal para un comensal. ¡Cuántas muestras de amor se han dado las
parejas compartiendo una bolsa de patatitas fritas!
-Me
ceñiré a las patatitas fritas clásicas sin sabor a nada. Las que tienen poca o
nada de sal, de distintas formas y texturas uniformes son una herejía gastronómica por cuanto la
patatita frita debe ser irregular sin que existan dos iguales en el
envase, crujientes y notando el sabor aceitoso. Todo lo que no cumpla
esas tres condiciones y sepa a alguna cosa y todas las patatitas
uniformes de forma y tamaño sólo acrecientan los añadidos que desvirtúan el sabor de la genuina patatita frita en bolsa. Analizamos
el envase de 180 gramos, que ha desbancado el formato tradicional de
la bolsita que se llamaba así por algo. La patata es calórica y no
se puede pretender comer patatitas fritas de bolsa y no sea rica en
calorías, que lo de engordar es porque se devoran en cantidades compulsivas o se comen otras cosas que también engordan. Tiene grasas
e hidratos de carbono pero también más de dos gramos y medio de
fibra, seis de proteína y un gramo de la siempre necesaria sal salvo
indicación médica de lo contrario. Las patatitas fritas de bolsa ya
se han instalado en la dieta hogareña y siempre son un alegre
complemento del plato de turno, agradable ágape para visitas
inoportunas y qué decir de disfrutarlas tomando unas cañitas. No
trae ingredientes añadidos como sucede con las de sabores y cada
patata es una incógnita cuando se coge de la bolsa alegrando y
estimulando la ingesta a diferencia de las uniformes en forma y
tamaño.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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