The Adversiter Chronicle

miércoles, 9 de noviembre de 2022

"Manual del Buen Comer", por el profesor T. A. Rambaina

Con la colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The Adversiter Chronicle

PATATITAS FRITAS EN BOLSA

Tratamos hoy de un alimento básico y que, en estos tiempos de inflación y aumento del gasto en la cesta de la compra, resulta ideal como complemento a la dieta. Como pincho cortesía de la casa para acompañar la consumición es un clásico y desde la más tierna infancia nos familiarizamos con el formato en bolsa y su consumo. Fanáticos por un lado de las patatitas fritas en bolsa y detractores que lo consideran un alimento nocivo por sus ingredientes. Nadie mejor que nuestro experto en estos asuntos para descubrir las bondades gastronómicas de las patatitas fritas en bolsa...

-¿Qué nos puede decir sobre la patata?

-El origen de la patata como alimento básico en la dieta occidental procede de América del Sur, dándose la paradoja de que no era tal entre la población inca. Tras su llegada al continente europeo por los españoles se fue extendiendo por Italia y Portugal gracias a los monjes carmelitas hasta llegar al día de hoy donde su consumo es básico en la dieta y tanto al natural para preparar en casa como en el formato de patatitas fritas goza del favor del consumidor. Citar como ejemplo de su difusión entre la plebe que Parmertier, botánico real de Luis XVI, sembraba patatas en los alrededores de París para que fuesen robadas por los campesinos y difundir su cultivo. Sí es cierto que el formato en bolsa de patatitas fritas tiene su leyenda negra, posiblemente trauma de la infancia por no haber descubierto el placentero crujir de la patatita frita de bolsa. En sistemas digestivos con enfermedad específica, casos de obesidad y demás, el formato en bolsa es contraindicado tanto por las características del alimento en dicho formato como por la posibilidad de convertirse en devorador compulsivo de las patatitas fritas. En todo caso, es un formato que no ha de ser de consumo diario y sí como acompañamiento sin abusar de la ingesta.

-
Pasemos, pues, al formato en sí... Es de apertura fácil por lo que veo... Doy un tirón dela solapa y... ¡Grseeag! (onomatopeya de rotura de la bolsa de patatitas fritas) ¡Pero qué cojones!

-¡Es que se precipita! ¡Se precipita! Como buen macho alfa se lanza a la apertura del envase sin encomendarse a Dios ni al Diablo y lo rompe tirando las patatitas fritas al suelo y pringando la ropa... ¡Calamidad, que es usted una calamidad! Este formato de bolsa requiere de un toque femenino de apertura por la solapa o la inteligente decisión de abrir el envase con tijeras. Si no se tiene fémina a mano, lo mejor es darle un ñasco a la bolsa en su parte superior, salvo que sea usuario de dentadura postiza. Un truco para disfrutar con plenitud del alimento es darle unas vueltas antes de la apertura y realizar ésta por la parte inferior, dada la vuelta, de tal manera que las patatitas pequeñas que siempre quedan en el fondo de la bolsa junto con la sal y aceite se esparzan con el meneo. Es importante este punto porque hay mucha picaresca en su consumo hogareño si hay más de un consumidor del producto, tratando de coger las piezas más grandes, crujientes y sabrosas dejando las rotas y pequeñas para otro. Hoy en día hay bolsas de diversos tamaños pero el encanto sigue residiendo en la bolsa de toda la vida ideal para un comensal. ¡Cuántas muestras de amor se han dado las parejas compartiendo una bolsa de patatitas fritas!

-Pasemos a los siempre polémicos ingredientes de una bolsa de patatitas fritas...

-Me ceñiré a las patatitas fritas clásicas sin sabor a nada.  Las que tienen poca o nada de sal, de distintas formas y texturas uniformes son una herejía gastronómica por cuanto la patatita frita debe ser irregular sin que existan dos iguales en el envase, crujientes y notando el sabor aceitoso. Todo lo que no cumpla esas tres condiciones y sepa a alguna cosa y todas las patatitas uniformes de forma y tamaño sólo acrecientan los añadidos que desvirtúan el sabor de la genuina patatita frita en bolsa. Analizamos el envase de 180 gramos, que ha desbancado el formato tradicional de la bolsita que se llamaba así por algo. La patata es calórica y no se puede pretender comer patatitas fritas de bolsa y no sea rica en calorías, que lo de engordar es porque se devoran en cantidades compulsivas o se comen otras cosas que también engordan. Tiene grasas e hidratos de carbono pero también más de dos gramos y medio de fibra, seis de proteína y un gramo de la siempre necesaria sal salvo indicación médica de lo contrario. Las patatitas fritas de bolsa ya se han instalado en la dieta hogareña y siempre son un alegre complemento del plato de turno, agradable ágape para visitas inoportunas y qué decir de disfrutarlas tomando unas cañitas. No trae ingredientes añadidos como sucede con las de sabores y cada patata es una incógnita cuando se coge de la bolsa alegrando y estimulando la ingesta a diferencia de las uniformes en forma y tamaño.

-¡Y si se les añade unas pingaratas de Tabasco, bocatto di cardinale!

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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