The Adversiter Chronicle

miércoles, 2 de noviembre de 2022

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
La roja y la falangista 
-Dos hermanas en la España del 36-
Autor: Inmaculada de la Fuente
Editorial: Planeta S. A.
Edición: Primera edición, enero de 2006

La propuesta de hoy es un viaje a la Guerra Civil, o Guerra de España, que estalló en 1936 y dividió a una sociedad y a las propias familias. Constancia y Marichu de la Mora son un ejemplo de como en una familia se daban los dos bandos opuestos, de buena cuna y nietas del político Antonio Maura, ambas fueron protagonistas activas en el conflicto y la posguerra. Constancia supuso un rara avis ya que su procedencia no la convertía en el prototipo de republicana y su hermana Marichu fue falangista de primera hora merced a su relación con José Antonio Primo de Rivera y parte activa de la Sección Femenina en sus comienzos. La primera encontró la muerte prematuramente y siempre quedarán dudas tanto de su papel en la guerra y hasta qué punto era stalinista, sin saber si hubiera dado el paso de desilusionarse con el sistema soviético como le sucedió a su hermana con el falangismo tras una guerra y posterior dictadura, ambas sin renunciar a los avances para la mujer en la sociedad que trajo la II República. La autora nos lleva con estilo ágil y comprensible a la biografía de dos mujeres que representaban las dos Españas en conflicto.

Inmaculada de la Fuente, periodista y licenciada en Historia Moderna y Contemporánea, ejerce el periodismo desde 1977, primero en El País Semanal y después en El País. En 1985 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en la modalidad de Reportajes y Artículos Literarios. Es autora del ensayo Mujeres de la posguerra, publicado por Editorial Planeta. Novelista y autora de relatos, perfiles literarios y ensayos sociológicos o de divulgación histórica sobre la mujer, la educación sentimental y las relaciones entre lo público y lo privado.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de edición y en Internet podéis encontrar información actualizada. Y sin más preámbulos, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Un mismo origen, ideologías diferentes...
No es fácil verificar qué influencias determinaron los antagónicos destinos de Constancia y de Marichu. Sus padres las enviaron a estudiar al mismo colegio de Madrid, y más tarde al Sain´t Mary´s Convent, también católico, en Gran Bretaña; vigilaron que aprendieran idiomas y vieran mundo, las educaron para hacer buenas bodas, o al menos acordes con su clase, buscaron para ellas la felicidad conocida y posible. Constancia era impulsiva e inquieta, Marichu, sociable y atractiva, y Regina, alta como Constancia, se decantó por la equitación y el deporte. ¿Qué diferenció a las dos primeras? ¿El carácter o quizá eso que se llama el destino? Sin duda, ambas cosas: Constancia y Marichu apenas compartían rasgos y afinidades, y la vida, además, las llevó por caminos no ya distintos sino opuestos. Teresa e Ignacio, los pequeños, apenas contaban mientras ellas crecían. Teresa, enferma y delicada, estudió igualmente en el mismo colegio inglés de sus hermanas, no se casó y murió joven. Ignacio debió de huir pronto de ese viento de chicas mandonas y originales que eran sus hermanas. Siempre vivió a su aire y en una etapa de su vida probó suerte ene l boxeo. Formaba parte, en cierto modo, de otra generación, y el halo político de su abuelo apenas cubrió ya su adolescencia.”

Violencia en el ambiente...
La tarde con más calado político en casa de Marichu de la Mora vino unos meses después, con el triunfo del Frente Popular. Esa tarde salió a relucir el José Antonio intolerante, a pesar de que en ocasiones parecía el más templado de los líderes. `Una inmensa manifestación de trabajadores recorría Madrid martilleando el aire´, evoca Ridruejo. José Antonio la atravesó en taxi y llegó a casa de Marichu muy excitado. Se encontraba disponible para cualquier reacción. Los reunidos no sólo hablaban de la manifestación, sino de `la inminencia revolucionaria que nadie ponía en duda´, prosigue Ridruejo. Para José Antonio, el problema era ganar por la mano. `Con un par de buenos tiradores, una manifestación como ésa se disuelve en diez minutos´, se aventuró a decir. El liberal Juan Ignacio Luca de Tena, que estaba en la casa esa tarde, disentía de aquellos presagios de duelo a muerte. Por fortuna, no teníoan muy claro lo que había que hacer ni lo que haría el ejército. El líder falangista resumió así a Ridruejo su actitud cuando abandonaron la casa y bajaban juntos por la escalera: `Esperemos que se enteren de una vez. Nosotros estamos dispuestos a poner las narices, ¿no? Pues que ellos pongan, por lo menos, el dinero´. A Ridruejo le sorprendió esta inesperada dureza de José Antonio, pero lo admiraba demasiado como para reprocharle nada.”

La lucha por la causa por encima de los lazos familiares...
Cuando se le hizo saber el estado de su hermana Regina y su pequeño hijo, la reacción de Constancia fue drástica. En realidad fue la militante comunista y no la hermana quien contestó: `Si no tiene qué darle, que lo envíe a la URSS, como he hecho yo con mi hija´. Su respuesta reflejó su lado más inflexible. Ciertamente era una respuesta provocadora en unos tiempos duros en los que nadie tenía nada. Era también una respuesta calculada y paradójica. El Madrid que resistía, el de Constancia, no era el de las embajadas. Eran muchos los madrileños que pasaban hambre y que se sentían condenados a vivir bajo las bombas. Sin duda, a Constancia le dolía haber tenido que desprenderse de Lili a causa de una guerra que ella no había empezado. Pero, a fin de cuentas, su sobrino no era más que un bebé, y ella, lógicamente, dentro de la penuria general, podría al menos haberse sentido solidaria. Quizá podría haber conseguido algo de leche. ¿Pidiendo algún favor en Madrid? Ni se le pasó por la cabeza. Esta actitud intransigente hirió profundamente a Regina, y fue una brecha más que añadir a las divisiones familiares. Una brecha ya muy atebuada por el tiempo. El niño, felizmente, salió adelante, y Regina se afilió temporalmente a la Falange como enfermera. Cuando acabó la contienda, rompió el carné: su participación no había sido un gesto estrictamente político, sino humanitario. Con los años, regina perdonó aquel episodio, aunque no lo haya olvidado. La sabiduría que proporciona haber cumplido noventa y cinco años la hace estar ya por encima de aquel y cualquier otro desencuentro con su hermana Constancia.”

Exiliados en México
A finales del 39 los Hidalgo residían ya en México, en el número 56 de la avenida de Veracruz. Una zona de clase media ilustrada, en su origen nutrida por criollos afrancesados, y ahora venida a menos. Constancia e Ignacio ocupaban el apartamento 1. Enfrente de él se encontraba el llamado apartamento 2, ocupado inicialmente por José Ignacio Mantecón, Juan Vicens y los hermanos Manolo y Emilio Rodríguez Mata. Concha, la esposa de Mantecón, y sus hijas, Matilde y Conchita, no pudieron reunirse con su esposo y su padre, respectivamente, hasta 1941. Cuando llegaron, el piso de `solteros´ se deshizo, pero la casa continuó abierta a los exiliados y los amigos mexicanos. Por allí pasaban los Ugarte, su cuñado Bergamín, gallegos Rocafull, Rosario Cancaño, los Sánchez Sarto, Frida Khalo, los Gamboa, e incluso el chileno Pablo Neruda y su mujer argentina, a la que llamaba la Hormiguita. Pronto apareció también Luis Buñuel, rescatado de Hollywood por Ugarte, compañero suyo de la Residencia. Al parecer, Ugarte fue quien persuadió al autor de `Viridiana¨ de que afincara en México. Constancia e Hidalgo de Cisneros compartían los mismos amigos y unos y otros recalaban en ambos apartamentos. A Constancia la visitaban a menudo los brigadistas de la Lincoln que pasaban por México: para ellos, Constancia era una referencia clara de su causa perdida, un trozo vivo de España.”

Una mujer moderna de pasado falangista...
El periodismo fue quizá para Marichu su gran ventana al mundo. Al menos a esos otros mundos que alguien de su origen no hubiera conocido ni siquiera en sus muchos viajes. Marichu de la Mora, no obstante, encarnó un modo de hacer periodismo hoy prácticamente en extinción. Pocos han sido los periodistas que han logrado mantener, como ella, una estrecha y a la vez flexible relación con los medios en los que trabajaba, sin necesidad de pisar la redacción a diario. Es cierto que, al igual que otros especialistas en gastronomía, moda o viajes, no tenía necesidad de estar sujeta a un horario ni integrarse en la plantilla, pero ella logró mantener una autonomía envidiable. Curiosamente, hizo el camino inverso al de muchos periodistas que empiezan a colaborar en un medio y con el tiempo se integran en la redacción. De la Mora pasó de ser directora o responsable de las primeras publicaciones en las que trabajó a ser una colaboradora cada vez más libre en las últimas. Su vida periodística finalizó en `Semana´, donde fue colaboradora fija durante varios años. Enviaba a la revista un artículo semanal que preparaba en casa con medios bastante artesanales. En una mesa de trabajo colocaba las diapositivas que iba a comentar y del techo de su habitación colgaba una lámpara potente para verlas con detalle. Escribía luego el artículo a máquina y lo mandaba a la redacción o pasaban a recogerlo. No hay duda de que si su carrera se hubiera prolongado unas décadas más se habría incorporado al periodismo tecnológico y habría acarreado el ordenador portátil para enviar sus crónicas desde los hoteles o refugios en los que se encontraba. Probablemente sentada en la cama, como acostumbraba al trabajar encasa o en los hoteles en los que se alojaba.”

Pequeñas pinceladas de la biografía de dos mujeres de su tiempo y víctimas de una guerra fratricida cuyas cicatrices se mantienen supurando por la demagogia populista y nacionalista. Es también la historia de dos mujeres que rompieron moldes sociales, ideológicos y profesionales. Queda la duda de si Constancia hubiera evolucionado en su pensamiento político como sucedió con Marichu y con toda una generación que padeció y vivió la guerra civil y la posguerra donde el paso del tiempo templó los ánimos y aclaró los pensamientos. Ideal para amantes de las historias dentro de la Historia asistiendo al vivir diario de personas que aparecen en crónicas y trabajos sobre la época. Lectura ideal para noches de guardia, estancias hospitalarias o reposada lectura de mesita de noche.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org





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