Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
-Dos
hermanas en la España del 36-
Autor:
Inmaculada de la Fuente
Editorial:
Planeta S. A.
Edición:
Primera edición, enero de
2006
La propuesta de hoy es un viaje a la Guerra Civil, o
Guerra de España, que estalló en 1936 y dividió a una sociedad y a
las propias familias. Constancia y Marichu de la Mora son un ejemplo
de como en una familia se daban los dos bandos opuestos, de buena
cuna y nietas del político Antonio Maura, ambas fueron protagonistas
activas en el conflicto y la posguerra. Constancia supuso un rara
avis ya que su procedencia no la convertía en el prototipo de
republicana y su hermana Marichu fue falangista de primera hora
merced a su relación con José Antonio Primo de Rivera y parte
activa de la Sección Femenina en sus comienzos. La primera encontró
la muerte prematuramente y siempre quedarán dudas tanto de su papel
en la guerra y hasta qué punto era stalinista, sin saber si hubiera
dado el paso de desilusionarse con el sistema soviético como le
sucedió a su hermana con el falangismo tras una guerra y posterior
dictadura, ambas sin renunciar a los avances para la mujer en la
sociedad que trajo la II República. La autora nos lleva con estilo
ágil y comprensible a la biografía de dos mujeres que representaban
las dos Españas en conflicto.
Inmaculada de la Fuente, periodista y licenciada en
Historia Moderna y Contemporánea, ejerce el periodismo desde 1977,
primero en El País Semanal y después en El País. En
1985 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en la modalidad de
Reportajes y Artículos Literarios. Es autora del ensayo Mujeres
de la posguerra, publicado por Editorial Planeta. Novelista y
autora de relatos, perfiles literarios y ensayos sociológicos o de
divulgación histórica sobre la mujer, la educación sentimental y
las relaciones entre lo público y lo privado.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de edición y en Internet podéis encontrar información actualizada.
Y sin más preámbulos, unas breves reseñas que os inciten a su
apasionante lectura:
Un mismo origen, ideologías diferentes...
No
es fácil verificar qué influencias determinaron los antagónicos
destinos de Constancia y de Marichu. Sus padres las enviaron a
estudiar al mismo colegio de Madrid, y más tarde al Sain´t Mary´s
Convent, también católico, en Gran Bretaña; vigilaron que
aprendieran idiomas y vieran mundo, las educaron para hacer buenas
bodas, o al menos acordes con su clase, buscaron para ellas la
felicidad conocida y posible. Constancia era impulsiva e inquieta, Marichu, sociable y atractiva, y Regina, alta como Constancia, se
decantó por la equitación y el deporte. ¿Qué diferenció a las
dos primeras? ¿El carácter o quizá eso que se llama el destino?
Sin duda, ambas cosas: Constancia y Marichu apenas compartían rasgos
y afinidades, y la vida, además, las llevó por caminos no ya
distintos sino opuestos. Teresa e Ignacio, los pequeños, apenas
contaban mientras ellas crecían. Teresa, enferma y delicada, estudió
igualmente en el mismo colegio inglés de sus hermanas, no se casó y
murió joven. Ignacio debió de huir pronto de ese viento de chicas
mandonas y originales que eran sus hermanas. Siempre vivió a su aire
y en una etapa de su vida probó suerte ene l boxeo. Formaba parte,
en cierto modo, de otra generación, y el halo político de su abuelo
apenas cubrió ya su adolescencia.”
Violencia en el ambiente...
“La
tarde con más calado político en casa de Marichu de la Mora vino
unos meses después, con el triunfo del Frente Popular. Esa tarde
salió a relucir el José Antonio intolerante, a pesar de que en
ocasiones parecía el más templado de los líderes. `Una inmensa
manifestación de trabajadores recorría Madrid martilleando el
aire´, evoca Ridruejo. José Antonio la atravesó en taxi y llegó a
casa de Marichu muy excitado. Se encontraba disponible para cualquier
reacción. Los reunidos no sólo hablaban de la manifestación, sino
de `la inminencia revolucionaria que nadie ponía en duda´, prosigue
Ridruejo. Para José Antonio, el problema era ganar por la mano. `Con
un par de buenos tiradores, una manifestación como ésa se disuelve
en diez minutos´, se aventuró a decir. El liberal Juan Ignacio Luca
de Tena, que estaba en la casa esa tarde, disentía de aquellos
presagios de duelo a muerte. Por fortuna, no teníoan muy claro lo
que había que hacer ni lo que haría el ejército. El líder
falangista resumió así a Ridruejo su actitud cuando abandonaron la
casa y bajaban juntos por la escalera: `Esperemos que se enteren de
una vez. Nosotros estamos dispuestos a poner las narices, ¿no? Pues
que ellos pongan, por lo menos, el dinero´. A Ridruejo le sorprendió
esta inesperada dureza de José Antonio, pero lo admiraba demasiado
como para reprocharle nada.”
La lucha por la causa por encima de los lazos
familiares...
“Cuando
se le hizo saber el estado de su hermana Regina y su pequeño hijo,
la reacción de Constancia fue drástica. En realidad fue la
militante comunista y no la hermana quien contestó: `Si no tiene qué
darle, que lo envíe a la URSS, como he hecho yo con mi hija´. Su
respuesta reflejó su lado más inflexible. Ciertamente era una
respuesta provocadora en unos tiempos duros en los que nadie tenía
nada. Era también una respuesta calculada y paradójica. El Madrid
que resistía, el de Constancia, no era el de las embajadas. Eran
muchos los madrileños que pasaban hambre y que se sentían condenados
a vivir bajo las bombas. Sin duda, a Constancia le dolía haber
tenido que desprenderse de Lili a causa de una guerra que ella no
había empezado. Pero, a fin de cuentas, su sobrino no era más que
un bebé, y ella, lógicamente, dentro de la penuria general, podría
al menos haberse sentido solidaria. Quizá podría haber conseguido
algo de leche. ¿Pidiendo algún favor en Madrid? Ni se le pasó por
la cabeza. Esta actitud intransigente hirió profundamente a Regina,
y fue una brecha más que añadir a las divisiones familiares. Una
brecha ya muy atebuada por el tiempo. El niño, felizmente, salió
adelante, y Regina se afilió temporalmente a la Falange como
enfermera. Cuando acabó la contienda, rompió el carné: su
participación no había sido un gesto estrictamente político, sino
humanitario. Con los años, regina perdonó aquel episodio, aunque no
lo haya olvidado. La sabiduría que proporciona haber cumplido
noventa y cinco años la hace estar ya por encima de aquel y
cualquier otro desencuentro con su hermana Constancia.”
Exiliados en México
“A
finales del 39 los Hidalgo residían ya en México, en el número 56
de la avenida de Veracruz. Una zona de clase media ilustrada, en su
origen nutrida por criollos afrancesados, y ahora venida a menos.
Constancia e Ignacio ocupaban el apartamento 1. Enfrente de él se
encontraba el llamado apartamento 2, ocupado inicialmente por José
Ignacio Mantecón, Juan Vicens y los hermanos Manolo y Emilio
Rodríguez Mata. Concha, la esposa de Mantecón, y sus hijas, Matilde
y Conchita, no pudieron reunirse con su esposo y su padre,
respectivamente, hasta 1941. Cuando llegaron, el piso de `solteros´
se deshizo, pero la casa continuó abierta a los exiliados y los
amigos mexicanos. Por allí pasaban los Ugarte, su cuñado Bergamín,
gallegos Rocafull, Rosario Cancaño, los Sánchez Sarto, Frida Khalo,
los Gamboa, e incluso el chileno Pablo Neruda y su mujer argentina, a
la que llamaba la Hormiguita. Pronto apareció también Luis Buñuel,
rescatado de Hollywood por Ugarte, compañero suyo de la Residencia.
Al parecer, Ugarte fue quien persuadió al autor de `Viridiana¨ de
que afincara en México. Constancia e Hidalgo de Cisneros compartían
los mismos amigos y unos y otros recalaban en ambos apartamentos. A
Constancia la visitaban a menudo los brigadistas de la Lincoln que
pasaban por México: para ellos, Constancia era una referencia clara
de su causa perdida, un trozo vivo de España.”
Una mujer moderna de pasado falangista...
“El
periodismo fue quizá para Marichu su gran ventana al mundo. Al menos
a esos otros mundos que alguien de su origen no hubiera conocido ni
siquiera en sus muchos viajes. Marichu de la Mora, no obstante,
encarnó un modo de hacer periodismo hoy prácticamente en extinción.
Pocos han sido los periodistas que han logrado mantener, como ella,
una estrecha y a la vez flexible relación con los medios en los que
trabajaba, sin necesidad de pisar la redacción a diario. Es cierto
que, al igual que otros especialistas en gastronomía, moda o viajes,
no tenía necesidad de estar sujeta a un horario ni integrarse en la
plantilla, pero ella logró mantener una autonomía envidiable.
Curiosamente, hizo el camino inverso al de muchos periodistas que
empiezan a colaborar en un medio y con el tiempo se integran en la
redacción. De la Mora pasó de ser directora o responsable de las
primeras publicaciones en las que trabajó a ser una colaboradora
cada vez más libre en las últimas. Su vida periodística finalizó en `Semana´, donde fue colaboradora fija durante varios años.
Enviaba a la revista un artículo semanal que preparaba en casa con
medios bastante artesanales. En una mesa de trabajo colocaba las
diapositivas que iba a comentar y del techo de su habitación colgaba
una lámpara potente para verlas con detalle. Escribía luego el
artículo a máquina y lo mandaba a la redacción o pasaban a
recogerlo. No hay duda de que si su carrera se hubiera prolongado
unas décadas más se habría incorporado al periodismo tecnológico
y habría acarreado el ordenador portátil para enviar sus crónicas
desde los hoteles o refugios en los que se encontraba. Probablemente
sentada en la cama, como acostumbraba al trabajar encasa o en los
hoteles en los que se alojaba.”
Pequeñas pinceladas de la biografía de dos mujeres de
su tiempo y víctimas de una guerra fratricida cuyas cicatrices se
mantienen supurando por la demagogia populista y nacionalista. Es
también la historia de dos mujeres que rompieron moldes sociales,
ideológicos y profesionales. Queda la duda de si Constancia hubiera
evolucionado en su pensamiento político como sucedió con Marichu y
con toda una generación que padeció y vivió la guerra civil y la
posguerra donde el paso del tiempo templó los ánimos y aclaró los
pensamientos. Ideal para amantes de las historias dentro de la
Historia asistiendo al vivir diario de personas que aparecen en
crónicas y trabajos sobre la época. Lectura ideal para noches de
guardia, estancias hospitalarias o reposada lectura de mesita de noche.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario