Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje por el periódico
El viajero aposenta sus posaderas en el sillón al pie de la ventana, es una mañana nubosa como amenazando lluvia pero sin llegar a ella y el viajero observa un instante el trajín que le muestra la ventana...
Una vez a la semana gusta el viajero de viajar por la prensa escrita, puede y la mira en edición digital salvo el día del viaje que espera a la edición impresa en sus manos. Le gusta la liturgia de mirar la portada y las noticias destacadas para ser destacadas en la misma, mirando el encabezado y decidiendo cuál de los mismos debe esperar a la lectura de viaje reposado o viaje fugaz a la letra pequeña. El viajero usa gafas, sus prismáticos los llama él que se sabe condenado a tenerlas de compañeras inseparables en uno de sus mayores placeres terrenales como es la lectura...
Le gusta al viajero el periódico, local como si la ciudad fuera una capital importante y no una pequeña de periferia que dicen los entendidos. Recuerda el viajero escenas del pasado de sus mayores mirando el periódico y tal vez por ello el viajero tiene la costumbre, una vez a la semana que la cosa está chunga y es un lujo adquirir prensa diaria, pero el día que toca viajar por la misma el viajero se rasca el bolsillo y destroza la hucha para permitirse un pequeño lujo. Piensa el viajero que hay quien gasta en sellos o en prendas con logotipo y, por tanto, el pecado del viajero no puede ser tildado de derroche aunque sí de gastos extras...
Lee el viajero las noticias locales, de una ciudad que siempre está siendo cambiada, se cambió para facilitar el tráfico y se cambia ahora para restringir el mismo en esta época de patinetes y medios de desplazamiento no contaminantes, luego habrá que volver a cambiarla para adaptar a los coches la periferia del centro porque los negocios han mudado ante la imposibilidad de mantener locales en el centro sin acceso rodado. Palpa el viajero el ánimo de la masa lectora en las secciones dedicadas a epístolas y comentarios de la ciudadanía. La pandemia lo protagoniza todo, incluyendo las esquelas funerarias que ahora ocupan dos hojas completas y las edades son reflejo de los datos de mortandad entre los abuelos y abuelas, algunos sólo personas. Observa el viajero las noticias de proyectos a financiar con los fondos europeos pero pese a sus grandes pretensiones hay alguno que el viajero se pregunta qué tiene que ver semejante proyecto con las necesidades reales de la recuperación, pero intuye el viajero que falta tiempo para eso y primero es conseguir la vacuna en producción industrial a tope...
La salida de Donald Trump de la Casa Blanca sorprende al viajero por las circunstancias que la rodean, con la Guardia Nacional custodiando el acto y la ciudad, el millonario ausente del relevo y esa sensación extraña que el viajero no sabe definir pero que preocupa un acto ajeno en un país ajeno y con personajes ajenos, como si el cambio de presidencia en EEUU fuera vital para comenzar a derrotar estos años de sustos, sobresaltos y miedo, mucho miedo...
El viajero pasa a la cosa política con los típicos duelos dialécticos entre socios de gobiernos, típicos cagamentos políticamente correctos entre las oposiciones y una vez más se altera la paz de los muertos en la Guerra Civil comparando una tocata y fuga por una estafa política con las y los represaliados y exiliados de la dictadura vencedora. El viajero recuerda a su kameraden del pueblo, un joven que le pilló el inicio en la zona republicana y acabó su servicio militar en la zona nacional y vencedora; típico veterano socarrón con la vida y la muerte que decía que había sido rojo, azul y no fue amarillo porque no tuvo cirrosis; que viajó de auto-stop con alemanes de la Legión Cóndor, que eran amables y no como los italianos que gustaban de salpicar a los que iban a pie. Me pregunto qué les diría a los nuevos neocomunistas, nacionalistas extremistas y neofascistas que juegan con su memoria de combatiente y luego de superviviente a la dictadura, pero ya está muerto...
El viajero se ha puesto triste, triste de la actualidad, triste de la realidad y de los tristes recuerdos como son las ausencias, tal vez por su estado de ánimo o porque no hubo jornada futbolísticas, el viajero pasa casi de refilón por la sección deportiva y se salta los datos económicos que el viajero reduce a estragos de guerra y economía de guerra, la cosa es así aunque el Sistema quiera mantener la ilusión de normalidad dentro de lo posible que no es otra cosa que seguir consumiendo y producir para consumir mientras la hostelería entra en barrena y les birlan el cierre para no poder solicitar rescate...
La última página lega a su fin y a su fin llega el viaje del viajero, pausado, lleno de sensaciones, medita mientras dobla el periódico como quien se despide de un compañero de viaje, un desconocido que acompaña con su charla, sus historias y del que se despide con un hasta la próxima sabiendo que nunca más volverán a verse, triste destino para los periódicos impresos opina el viajero mientras tira el periódico a la papelera y recuerda una vieja canción acorde con sus acordes para el momento...
Pero ése, ya es otro viaje.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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