The Adversiter Chronicle

martes, 26 de enero de 2021

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

ALGO PASA CON MARY (1998)

Hacía eones que el equipo de cata cinematográfica no visionábamos género de comedia y ha resultado refrescante en estos tiempos de pandemia encontrar el título de hoy que en su momento fue un éxito de taquilla y que ocupa por derecho propio un sitio en el panteón de esas comedias que se guardan y graban a fuego en la retina del espectador. A diferencia de otros géneros, la comedia no pasa de moda y el entorno, el paisaje y la época pasa a segundo plano porque la risa además de universal es eterna. Producción de un ya lejano, aunque no tanto, año de 1998 dirigida por un par de guasones que además son hermanos y que gozaban entonces de crédito tanto por la industria como de la crítica y del público. El plantel es estelar y la historia es también eterna como es el embrujo, hechizo, fascinación y obsesión de los machos alfa por una fémina...

La cosa va de un joven estudiante que se queda prendado de una compañera de clase
inalcanzable para él, miembro del grupo de estudiantes frikis con aparatos en la boca, gafas y demás obstáculos para ser un chico popular y ligón. Logra invitarla al baile de graduación y cuando acude a recogerla a su casa, se pilla con la bragueta los testículos y el pene, en orden inverso al natural, para choteo de los padres de ella, la policía, miembros del cuerpo de bomberos, sanitarios, vecinos y curiosos. Pasado el tiempo, ya adulto, sigue obsesionado con la chica y decide, aconsejado por un amigo, contratar los servicios de un detective para averiguar su paradero...

La chica no es otra que una Cameron Díaz rebosante de juventud, belleza y su sonrisa marca de la casa; sus papeles e interpretaciones posteriores y a medida que ha pasado el tiempo, hace que esta película sea de las últimas en que se dibuja una sonrisa siendo a posteriori una mueca. Pero en 1998 la Cameron Díaz era un pibón con su corte de admiradores. Además su actuación no resulta empalagosa como suele ser habitual porque es la sonrisa lo que termina de hechizar en los machos alfa. Está bien acompañada de un Ben Stiller comedido y contenido con la gracia adecuada pero sin caer en el vicio de ser gracioso, te identificas con el personaje, con sus gestos y tribulaciones pero te descojonas con sus gags...

Porque los hermanos Farrelly rinden un homenaje al género, el inicio lo es a aquellas
películas de los 80´s que eran comedias con adolescentes y sus tribulaciones erótico-festivas. Sólo por el gag de la cremallera ya hubiera sido recordada, pero siguiendo el ejemplo de las buenas comedias, es una sucesión de situaciones cómicas, destacando la del perro con el Matt Dillon y el propio Ben Stiller, pero también por la escena donde antes de la cita procede a masturbarse para no ir pensando en la jodienda y tocan a la puerta en pleno clímax sin saber a dónde fue el fluido seminal a parar, al abrir la puerta Cameron Díaz lo confunde con brillantina en la oreja y se atusa el pelo con el fluido corporal. Y en conjunto el producto está logrado y trabajado pasando a la memoria cinematográfica y donde vuelves a verla al cabo de los años porque aunque sabes de memoria lo que ocurre siempre sienta bien de vez en cuando un buen chiste.

Pero es más, con protagonismo cómico de disminuidos psíquicos, la chunga con el tema de la jodienda, el contorsionismo del lisiado, el cinismo del detective y el maravilloso mundo de Mary en Florida. Luego está el Matt Dillon, la auténtica estrella para toda una generación que le veneramos desde sus inicios. La virtud de la película es que hace guasa de cosas comunes a todas y todos, el sexo, las relaciones, el arte de conquistar y la eterna historia de amor que nunca ocurrió pero donde nos identificamos con la búsqueda del protagonista de su chica de instituto.

Es una comedia de enredo bien sazonada de humor y situaciones cómicas pero también el encanto de ver actuar y no actores delante de un fondo de imágenes sintéticas. Conserva toda su frescura y te sigues carcajeando con las escenas. La receta ideal para ausentarse un momento cinematográfico de la cruda y mortal realidad de la pandemia y donde se nota que se lo pasaron pipa en el rodaje, no perderse los títulos de crédito...

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

 

theadversiterchronicle@hotmail.es 
             

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