en exclusiva para The Adversiter Chronicle
II República y dictadura franquista, son Historia y un lastre para el presente
A las puertas de un segundo confinamiento, lo ideal sería en toda la UE, comienza a resultar un insulto a la inteligencia del común de la masa votante el discurso de las esquinas izquierdas y derechas del arco político. Unos apropiándose de los símbolos constitucionales sustituyendo, a la fuerza ahorcan, las banderas y símbolos de la dictadura franquista mientras que en las esquinas opuestas se apropian de las banderas y símbolos de la II República. En medio, una derecha que no sabe cómo librarse de una vez del recuerdo de la dictadura con una izquierda que parece dudar pero sin querer perder la II República como referente en boga...La II República perdió la Guerra Civil y perdió el tren de la Historia cuando el nuevo orden
mundial nacido en 1945 decidió que una España en dictadura fascista era mejor alternativa que una república comunista satélite de la URSS. Sin embargo hay un renacimiento republicano que se sustenta en el paradigma de que la izquierda es sinónimo de virtud mientras que si la derecha mantiene el recuerdo de la victoria y la posterior dictadura, cometen un pecado imperdonable. Sin embargo, ambos esfuerzos para mantener vivos recuerdos del siglo XX están lastrando arrancar el siglo XXI. Lo peor es que esta polémica mezcla de victivismo perdedor y algo de revanchismo que busca lograr por revuelta popular la victoria que no se logró en 1939 y terminó de malograrse en 1945, está dividiendo a la sociedad española permitiendo que una clase política de nueva hornada y que debería desarrollar las reformas constitucionales, necesarias y urgentes, está anclada en el guerracivilismo con la anuencia de medios de prensa y el aplauso de nostálgicos que buscan algo que se perdió hace ya tiempo junto un discurso dirigido a la juventud basado en tildar el régimen constitucional nacido en 1978 de prolongación de la dictadura.El régimen franquista perdió la Historia cuando Juan Carlos I Rey de España maniobró para liquidar su estructura política e instaurar la democracia. Sin embargo la crisis trajo el auge de la esquina derecha que sabe que el Partido Popular no puede renegar abiertamente, hasta el momento, de la dictadura posterior y el legado de sus cuarenta años de régimen franquista. La diferencia con la esquina izquierda es que la II República suena mejor a los oidos que una dictadura fascista. Mientras los nostálgicos de la república pueden mostrar símbolos abiertamente, los nostálgicos de la dictadura deben y pueden coger los símbolos nacionales logrando hacer el juego a las tesis independentistas donde una clase política vive muy bien vendiendo que España es un Estado fascista. Lo es en sus métodos el independentismo secesionista catalán pero se vende lo contrario y logra calar el mensaje en votantes ajenos al territorialismo pero descontentos, hastiados y temerosos del presente. Sumar el disparo al pie de los escándalos financieros del Rey emérito, tenemos todos los ingredientes para que el discurso siga siendo de enfrentamiento mientras la ciudadanía se enfrenta al coronavirus y sus estragos.
Comienza
la segunda ofensiva del coronavirus y es necesario un gran acuerdo de
esfuerzo común donde PSOE y PP deben dar ejemplo y quien se sume,
bien, pero quien se oponga a sumarse debe dejar de tener voz y voto a
la hora de encarar y afrontar lo que se nos viene encima. En el día
a día, ciudadanos de opiniones políticas, religiosas, económicas y
sociales distintas, trabajan codo con codo en los puestos de trabajo,
en el trajín diario sin enzarzarse en discusiones. Todo tiene su
sitio y su lugar, aquí y ahora es el momento de dejar de depender de
secesionismos que ni son leales ahora ni lo serán en una república.
Si herederos del fascismo y del comunismo quieren apropiarse y
tergiversar la Historia, es su problema, pero ambos sistemas han
demostrado que son inútiles, fallidos y creadores de sangre y
destrucción. El siglo XXI comienza en 2020...
Así
de simple y así de complicado.
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