The Adversiter Chronicle

jueves, 4 de abril de 2019

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Aquellos hombres grises
 -El Batallón 101 y la Solución Final en Polonia-
Autor: Christopher Browning
Editorial: Edhasa
Traducción: Montse Batista
Edición: Febrero de 2002

Cuando pensamos en el Holocausto de la II Guerra Mundial, vienen a la mente las imágenes de los campos de exterminio, los vagones de ganado con carne humana y los guetos, pero a medida que se producían las conquistas territoriales y se instalaba la administración nazi en los territorios ocupados, eran tropas auxiliares compuesta por gente corriente quienes integraban los pelotones de fusilamiento y colaboraban en agrupar y embarcar a la población judía hacia los campos de exterminio. El enfoque del autor es detenerse en la historia de un grupo de gente corriente encuadrados en el Batallón 101 de la Policía del Orden. No eran fanáticos nazis, eran alemanes succionados por el nazismo donde distintos factores culturales y sociales permitieron la obediencia a las órdenes pero no sin resistencia y a veces mostrando su total disconformidad con los procedimientos de exterminio y aniquilación de la población judía. Pero también la tónica de una vez pasado el primer estado de shock, la brutalidad y la indiferencia hacia las víctimas era lo normal...

Christopher R. Browning, datos actualizados al año de edición, es profesor de Historia en la Pacific Lutheran University de Tacoma (Washington). Se ha convertido en uno de los más célebres y reputados especialistas en el antisemitismo nazi. Actualmente (2002) colabora en la monumental historia del Holocausto de Yad Vashem y trabaja en el estudio de las condiciones de vida en los campos de concentración polacos.

Datos sacados de la contraportada, pero sin más, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura, sobrecogedora en ocasiones, pero fundamental para tratar de comprender el porqué gente corriente se convirtieron en engranajes de la máquina de la muerte nazi: 
 
Holocausto...
A mediados de marzo de 1942, alrededor del 75 o del 80 por ciento de todas las víctimas del Holocausto seguían aún con vida, mientras que del 20 al 25 por ciento habían muerto. Apenas once meses después, a mediados de febrero de 1943, los porcentajes se invirtieron. En el corazón del Holocausto hubo una breve e intensa oleada de asesinatos en masa. El centro de gravedad de estas matanzas fue Polonia, donde en marzo de 1942 todas las principales comunidades judías todavía permanecían intactas a pesar de dos años y medio de terribles dificultades, privaciones y persecuciones, y donde once meses más tarde tan sólo lo que quedaba de los judíos polacos sobrevivía en unos pocos guetos y campos de trabajos forzados. En resumen, el ataque de los alemanes contra los judíos en Polonia no fue un plan gradual o progresivo que se prolongara durante un largo periodo de tiempo, sino que fue una auténtica guerra relámpago, una enorme ofensiva que requirió la movilización de un gran número de tropas de asalto. Además, esta ofensiva llegó justo cuando la campaña alemana en Rusia estaba en un momento crítico, un periodo de tiempo que se inició con los renovados ataques alemanes en Crimea y el Cáucaso y terminó con la catastrófica derrota en Stalingrado.”

Policía del Orden...
La Policía del Orden fue el resultado del tercer intento de la Alemania de entreguerras de crear grandes formaciones de policías con entrenamiento y equipo militar. Tras la derrota de los alemanes en la primera guerra mundial estalló la revolución en Alemania. Al tiempo que el Ejército se disolvía, los oficiales militares y los funcionarios del gobierno, temerosos de que las fuerzas revolucionarias los eliminaran, organizaron unas unidades paramilitares contrarrevolucionarias conocidas como las `Freikorps´. Cuando la situación interna se estabilizó en 1919, a muchos de los soldados de las Freikorps los unieron con la policía profesional en largas formaciones apostadas en barracones y preparadas para combatir cualquier nuevo resurgimiento de la amenaza revolucionaria. Sin embargo, en 1920 los aliados exigieron la disolución de esos cuerpos policiales porque constituían una posible violación de la cláusula del tratado de Versalles que limitaba a 100.000 el número de soldados del ejército permanente de Alemania.”

Licencia para los asesinatos...
La Policía del Orden inauguró su carrera asesina en Rusia antes de esa concentración de tropas de finales del mes de julio. El escenario fue la ciudad casi medio judía de Bialystok. La víspera de la invasión alemana de Rusia, apodada Operación Barbarroja, el mayor Weiss, del Batallón Policial 309, se reunió con los jefes de su compañía. Como en cualquier otra unidad del ejército y de la policía alemanes que se adentran en Rusia, reveló varias órdenes que tenían que comunicarse a los hombres verbalmente. La primera era la conocida `Kommissarbefehl´ u orden `del comisario político´, según la cual a todos los denominados comisarios políticos (todos los funcionarios comunistas del ejército así como aquellos miembros de la administración civil que fueran sospechosos de ser antialemanes de alguna manera) se les tenía que negar la condición de prisioneros de guerra y debían ser ejecutados. La segunda orden fue el `decreto Barbarroja´, según la cual las acciones de los soldados alemanes contra los civiles rusos se excluían de la jurisdicción de los tribunales militares y se aprobaban de manera explícita las represalias colectivas contra pueblos enteros. En realidad, era una `licencia para matar´ contra los civiles rusos. Entonces, el comandante Weiss fue más lejos. La guerra, dijo, era una guerra contra losa judíos y los bolcheviques, y quería que quedara claro que el batallón debía proceder de manera implacable contra los judíos. Según su punto de vista, el significado de las órdenes del Führer era que los judíos tenían que ser destruidos sin importar su edad o sexo.”

Batallón de Reserva Policial 101...
Fue durante ese periodo forzoso de calma del Gobierno General durante la Solución Final cuando el Batallón de Reserva Policial 101 llegó al distrito de Lublin. El 20 de junio de 1942 el batallón recibió órdenes para una `operación especial´ en Polonia. La naturaleza de esa `operación especial´ no se especificaba en las órdenes escritas pero a los agentes se les hizo creer que iban a llevar a cabo un servicio de guardia. No existe absolutamente ningún indicio de que ni siquiera los oficiales sospecharan las verdadera naturaleza de las funciones que les esperaban. El batallón tomó el tren en la estación de Sternschanze, el mismo punto desde el cual algunos de sus hombres habían deportado a judíos hamburgueses hacia el este la primavera anterior. El 25 de junio llegó a la ciudad polaca de Zamosc, en la zona sur del distrito de Lublin. Cinco días después, el cuartel general del batallón se trasladó a Bilgoraj y varias de sus unidades se instalaron rápidamente en las ciudades cercanas de Frampol, Tarnogród, Ulanów, Turobin y Wysokie, así como en la más distante de Zakrzów.”

Métodos de disparo para ejecutar a judíos...
A diferencia de la primera compañía, a los hombres de la segunda no les enseñaron cómo debían realizar los disparos. Al principio no se colocaban las bayonetas como guía para apuntar y, tal como observó Hergert, `se falló un número considerable de tiros´ que `causaron heridas innecesarias a las víctimas´. Uno de los policías de la unidad de Hergert notó igualmente la dificultad que tenían los tiradores para apuntar correctamente. `Al principio disparábamos a pulso. Si uno apuntaba demasiado alto, explotaba todo el cráneo. Como consecuencia, salían sesos y huesos disparados por todas partes. Así que nos dieron instrucciones para colocar la punta de la bayoneta en la nuca´. No obstante, según Hergert, utilizar las bayonetas como guía para apuntar no era una solución. `A causa del disparo a quemarropa que de esta manera se requería, la bala golpeaba la cabeza de la víctima en una trayectoria tal que a menudo todo el cráneo o como mínimo la parte trasera quedaba destrozada y la sangre, las astillas de los huesos y los sesos se esparcían por todas partes y ensuciaban a los tiradores. Hergert fue categórico al decir que a ningún miembro del Primer Batallón se le dio la opción de retirarse de antemano. Pero una vez hubieron empezado las ejecuciones y sus subordinados se dirigieron a él o a Scheer porque no podían matar a mujeres y niños, se les asignaron otros servicios.”

Operaciones...
Un policía alemán, un conductor que iba de camino a Radzyn, afirmó que se detuvo en el gueto del extremo de la ciudad para advertir de la acción inminente. Por supuesto, tales advertencias no le servían de nada a una población atrapada. Unos pelotones de registro de la policía alemana entraron en el gueto y procedieron a detener a cualquiera que pudieran encontrar, sin tener en cuenta ni su edad ni su sexo. A los judíos ancianos que no podían ir a pie hasta el lugar de la ejecución los mataron a tiros allí mismo. Más adelante, un policía declaró: `Aunque se suponía que debía tomar parte en el registro, en esta ocasión también pude quedarme dando vueltas por las calles. Yo no aprobaba las acciones judías de ningún tipo y por lo tanto no entregué a ningún judío para que lo mataran´. Pero, como era habitual, los pocos que rehuyeron o eludieron su participación no obstaculizaron a aquellos que estaban concentrados en su tarea. A los judíos que atraparon en la operación los sacaron del gueto y los llevaron a una gran casa cuya parte trasera daba a un patio rodeado por un muro. Los hicieron entrar en el patio en grupos de 30 y los obligaron a tumbarse en el suelo junto a la pared. Cuando el teniente Brand dio la orden, los judíos fueron tiroteados por suboficiales equipados con metralletas. Dejaron los cuerpos allí tendidos hasta el día siguiente, en que fueron a buscar a unos `judíos de trabajo´ del gueto para que enterraran a sus muertos en una fosa común. El comandante Trapp informó inmediatamente a Lublin de que 3 `bandidos´, 78 `cómplices´ polacos y 180 judíos habían sido ejecutados como represalia por la emboscada tendida a Jobs en Talcyn. Según parece, el hombre que había llorado durante los fusilamientos de Józefow y al que todavía asustaba el asesinato indiscriminado de polacos ya no tenía ningún reparo en matar a tiros a más judíos de los que eran necesarios para llegar a su cuota.”

Ocupación...
"El segundo testigo que puso en entredicho la `halagüeña´ visión de las relaciones entre alemanes y polacos no fue un policía superviviente, sino la esposa del teniente Brand, que había estado con él en Radzyn durante una breve temporada. Dijo que por aquel entonces era bastante habitual incluso para los civiles alemanes, por no hablar de los policías uniformados, comportarse con los polacos como una `raza superior´. Por ejemplo, cuando los alemanes caminaban por la acera de la ciudad, los polacos tenían que hacerse a un lado; cuando los alemanes entraban en una tienda, se suponía que los polacos debían marcharse. Un día, en Radzyn, unas mujeres polacas hostiles le impidieron seguir su camino; ella y su compañera escaparon sólo después de amenazarlas con llamar a la policía. Cuando el comandante Trapp se enteró del incidente se indignó. Declaró que esas mujeres debían ser ejecutadas en el mercado público. Según la señora Brand, ese incidente demostraba la actitud de los alemanes hacia los polacos.”

Personalidad del Batallón de Reserva Policial 101...
Además de esta sorprendente semejanza entre los guardias de Zimbardo y los policías del Batallón de Reserva Policial 101, debe tenerse en cuenta otro factor más al considerar la relevancia de la autoselección basándose en la predisposición psicológica. El batallón estaba formado por tenientes de reserva y agentes que, sencillamente, habían sido reclutados en cuanto estalló la guerra. Los suboficiales habían ingresado en la Policía del Orden antes de la guerra porque, o bien esperaban ejercer profesionalmente de policías (en este caso en la policía metropolitana de Hamburgo, no en la policía política o Gestapo), o bien querían evitar que los reclutaran en el ejército. En esas circunstancias es difícil percibir cualquier mecanismo de autoselección mediante el cual los batallones de reserva de la Policía del Orden pudieran haber atraído una concentración poco común de hombres propensos a la violencia. En realidad, aunque la Alemania nazi ofreciera unas rutas profesionales excepcionalmente numerosos que aprobaban y premiaban el comportamiento violento, el reclutamiento aleatorio del resto de la población, de la que ya se habían filtrado los individuos más proclives al uso de la fuerza, posiblemente producía un número incluso menor a la media de `personalidades autoritarias´. Resumiendo, la autoselección basada en los rasgos de la personalidad ayuda muy poco a explicar la conducta de los agentes del Batallón de Reserva Policial 101.”

Libro inquietante a la vez que iluminador del aspecto humano sometido a una cultura de violencia y un Estado que justifica la eliminación del prójimo en base a la superioridad racial, nota que distingue el fascismo alemán del italiano o del franquismo si bien ambos tenían el mismo concepto, pero en el ámbito político, de eliminar al contrario. Gente corriente que pasa por las fases de negación y repulsa para terminar aceptando las órdenes especiales. Lectura que incluye una controversia entre historiadores que hará las delicias de los amantes del género y para el común de los lectores y lectoras, una visión al Holocausto que no salía en los noticiarios, de aldeas destruidas y población desplazada a los bosques para su ejecución. Una brutalidad constante que sobrecoge pero sin efectismo truculento, es un relato de los hechos basados en documentación y pruebas testificales en los juicios que tuvieron lugar en la década de los 60´s en la RFA. Nada de regalar a la suegra que igual coge ideas para aumentar su poder a base de sopa boba...
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/
 

 
 

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