Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
-El Batallón 101 y la Solución Final en Polonia-
Autor:
Christopher BrowningEditorial: Edhasa
Traducción: Montse Batista
Edición: Febrero de 2002
Cuando
pensamos en el Holocausto de la II Guerra Mundial, vienen a la mente
las imágenes de los campos de exterminio, los vagones de ganado con
carne humana y los guetos, pero a medida que se producían las
conquistas territoriales y se instalaba la administración nazi en
los territorios ocupados, eran tropas auxiliares compuesta por gente
corriente quienes integraban los pelotones de fusilamiento y
colaboraban en agrupar y embarcar a la población judía hacia los
campos de exterminio. El enfoque del autor es detenerse en la
historia de un grupo de gente corriente encuadrados en el
Batallón 101 de la Policía del Orden. No eran fanáticos nazis,
eran alemanes succionados por el nazismo donde distintos factores
culturales y sociales permitieron la obediencia a las órdenes pero
no sin resistencia y a veces mostrando su total disconformidad con
los procedimientos de exterminio y aniquilación de la población
judía. Pero también la tónica de una vez pasado el primer estado
de shock, la brutalidad y la indiferencia hacia las víctimas era lo
normal...
Christopher
R. Browning, datos actualizados al año de edición, es profesor de
Historia en la Pacific Lutheran University de Tacoma (Washington). Se
ha convertido en uno de los más célebres y reputados especialistas
en el antisemitismo nazi. Actualmente (2002) colabora en la
monumental historia del Holocausto de Yad Vashem y trabaja en el
estudio de las condiciones de vida en los campos de concentración
polacos.
Datos
sacados de la contraportada, pero sin más, unas breves reseñas que
os inciten a su apasionante lectura, sobrecogedora en ocasiones, pero
fundamental para tratar de comprender el porqué gente corriente se
convirtieron en engranajes de la máquina de la muerte nazi:
Holocausto...
“A
mediados de marzo de 1942, alrededor del 75 o del 80 por ciento de
todas las víctimas del Holocausto seguían aún con vida, mientras
que del 20 al 25 por ciento habían muerto. Apenas once meses
después, a mediados de febrero de 1943, los porcentajes se
invirtieron. En el corazón del Holocausto hubo una breve e intensa
oleada de asesinatos en masa. El centro de gravedad de estas matanzas
fue Polonia, donde en marzo de 1942 todas las principales comunidades
judías todavía permanecían intactas a pesar de dos años y medio
de terribles dificultades, privaciones y persecuciones, y donde once
meses más tarde tan sólo lo que quedaba de los judíos polacos
sobrevivía en unos pocos guetos y campos de trabajos forzados. En
resumen, el ataque de los alemanes contra los judíos en Polonia no
fue un plan gradual o progresivo que se prolongara durante un largo
periodo de tiempo, sino que fue una auténtica guerra relámpago, una
enorme ofensiva que requirió la movilización de un gran número de
tropas de asalto. Además, esta ofensiva llegó justo cuando la
campaña alemana en Rusia estaba en un momento crítico, un periodo
de tiempo que se inició con los renovados ataques alemanes en Crimea
y el Cáucaso y terminó con la catastrófica derrota en
Stalingrado.”
Policía
del Orden...
“La
Policía del Orden fue el resultado del tercer intento de la Alemania
de entreguerras de crear grandes formaciones de policías con
entrenamiento y equipo militar. Tras la derrota de los alemanes en la
primera guerra mundial estalló la revolución en Alemania. Al tiempo
que el Ejército se disolvía, los oficiales militares y los
funcionarios del gobierno, temerosos de que las fuerzas
revolucionarias los eliminaran, organizaron unas unidades
paramilitares contrarrevolucionarias conocidas como las `Freikorps´.
Cuando la situación interna se estabilizó en 1919, a muchos de los
soldados de las Freikorps los unieron con la policía profesional en
largas formaciones apostadas en barracones y preparadas para combatir
cualquier nuevo resurgimiento de la amenaza revolucionaria. Sin
embargo, en 1920 los aliados exigieron la disolución de esos cuerpos
policiales porque constituían una posible violación de la cláusula
del tratado de Versalles que limitaba a 100.000 el número de
soldados del ejército permanente de Alemania.”
Licencia
para los asesinatos...
“La
Policía del Orden inauguró su carrera asesina en Rusia antes de esa
concentración de tropas de finales del mes de julio. El escenario
fue la ciudad casi medio judía de Bialystok. La víspera de la
invasión alemana de Rusia, apodada Operación Barbarroja, el mayor
Weiss, del Batallón Policial 309, se reunió con los jefes de su
compañía. Como en cualquier otra unidad del ejército y de la
policía alemanes que se adentran en Rusia, reveló varias órdenes
que tenían que comunicarse a los hombres verbalmente. La primera era
la conocida `Kommissarbefehl´ u orden `del comisario político´,
según la cual a todos los denominados comisarios políticos (todos
los funcionarios comunistas del ejército así como aquellos miembros
de la administración civil que fueran sospechosos de ser
antialemanes de alguna manera) se les tenía que negar la condición
de prisioneros de guerra y debían ser ejecutados. La segunda orden
fue el `decreto Barbarroja´, según la cual las acciones de los
soldados alemanes contra los civiles rusos se excluían de la
jurisdicción de los tribunales militares y se aprobaban de manera
explícita las represalias colectivas contra pueblos enteros. En
realidad, era una `licencia para matar´ contra los civiles rusos.
Entonces, el comandante Weiss fue más lejos. La guerra, dijo, era
una guerra contra losa judíos y los bolcheviques, y quería que
quedara claro que el batallón debía proceder de manera implacable
contra los judíos. Según su punto de vista, el significado de las
órdenes del Führer era que los judíos tenían que ser destruidos
sin importar su edad o sexo.”
Batallón
de Reserva Policial 101...
“Fue
durante ese periodo forzoso de calma del Gobierno General durante la
Solución Final cuando el Batallón de Reserva Policial 101 llegó al
distrito de Lublin. El 20 de junio de 1942 el batallón recibió
órdenes para una `operación especial´ en Polonia. La naturaleza de
esa `operación especial´ no se especificaba en las órdenes
escritas pero a los agentes se les hizo creer que iban a llevar a
cabo un servicio de guardia. No existe absolutamente ningún indicio
de que ni siquiera los oficiales sospecharan las verdadera naturaleza
de las funciones que les esperaban. El batallón tomó el tren en la
estación de Sternschanze, el mismo punto desde el cual algunos de
sus hombres habían deportado a judíos hamburgueses hacia el este la
primavera anterior. El 25 de junio llegó a la ciudad polaca de
Zamosc, en la zona sur del distrito de Lublin. Cinco días después,
el cuartel general del batallón se trasladó a Bilgoraj y varias de
sus unidades se instalaron rápidamente en las ciudades cercanas de
Frampol, Tarnogród, Ulanów, Turobin y Wysokie, así como en la más
distante de Zakrzów.”
Métodos
de disparo para ejecutar a judíos...
“A
diferencia de la primera compañía, a los hombres de la segunda no
les enseñaron cómo debían realizar los disparos. Al principio no
se colocaban las bayonetas como guía para apuntar y, tal como
observó Hergert, `se falló un número considerable de tiros´ que
`causaron heridas innecesarias a las víctimas´. Uno de los policías
de la unidad de Hergert notó igualmente la dificultad que tenían
los tiradores para apuntar correctamente. `Al principio disparábamos
a pulso. Si uno apuntaba demasiado alto, explotaba todo el cráneo.
Como consecuencia, salían sesos y huesos disparados por todas
partes. Así que nos dieron instrucciones para colocar la punta de la
bayoneta en la nuca´. No obstante, según Hergert, utilizar las
bayonetas como guía para apuntar no era una solución. `A causa del
disparo a quemarropa que de esta manera se requería, la bala
golpeaba la cabeza de la víctima en una trayectoria tal que a menudo
todo el cráneo o como mínimo la parte trasera quedaba destrozada y
la sangre, las astillas de los huesos y los sesos se esparcían por
todas partes y ensuciaban a los tiradores. Hergert fue categórico al
decir que a ningún miembro del Primer Batallón se le dio la opción
de retirarse de antemano. Pero una vez hubieron empezado las
ejecuciones y sus subordinados se dirigieron a él o a Scheer porque
no podían matar a mujeres y niños, se les asignaron otros
servicios.”
Operaciones...
“Un
policía alemán, un conductor que iba de camino a Radzyn, afirmó
que se detuvo en el gueto del extremo de la ciudad para advertir de
la acción inminente. Por supuesto, tales advertencias no le servían
de nada a una población atrapada. Unos pelotones de registro de la
policía alemana entraron en el gueto y procedieron a detener a
cualquiera que pudieran encontrar, sin tener en cuenta ni su edad ni
su sexo. A los judíos ancianos que no podían ir a pie hasta el
lugar de la ejecución los mataron a tiros allí mismo. Más
adelante, un policía declaró: `Aunque se suponía que debía tomar
parte en el registro, en esta ocasión también pude quedarme dando
vueltas por las calles. Yo no aprobaba las acciones judías de ningún
tipo y por lo tanto no entregué a ningún judío para que lo
mataran´. Pero, como era habitual, los pocos que rehuyeron o
eludieron su participación no obstaculizaron a aquellos que estaban
concentrados en su tarea. A los judíos que atraparon en la operación
los sacaron del gueto y los llevaron a una gran casa cuya parte
trasera daba a un patio rodeado por un muro. Los hicieron entrar en
el patio en grupos de 30 y los obligaron a tumbarse en el suelo junto
a la pared. Cuando el teniente Brand dio la orden, los judíos fueron
tiroteados por suboficiales equipados con metralletas. Dejaron los
cuerpos allí tendidos hasta el día siguiente, en que fueron a
buscar a unos `judíos de trabajo´ del gueto para que enterraran a
sus muertos en una fosa común. El comandante Trapp informó
inmediatamente a Lublin de que 3 `bandidos´, 78 `cómplices´
polacos y 180 judíos habían sido ejecutados como represalia por la
emboscada tendida a Jobs en Talcyn. Según parece, el hombre que
había llorado durante los fusilamientos de Józefow y al que todavía
asustaba el asesinato indiscriminado de polacos ya no tenía ningún
reparo en matar a tiros a más judíos de los que eran necesarios
para llegar a su cuota.”
Ocupación...
"El
segundo testigo que puso en entredicho la `halagüeña´ visión de
las relaciones entre alemanes y polacos no fue un policía
superviviente, sino la esposa del teniente Brand, que había estado
con él en Radzyn durante una breve temporada. Dijo que por aquel
entonces era bastante habitual incluso para los civiles alemanes, por
no hablar de los policías uniformados, comportarse con los polacos
como una `raza superior´. Por ejemplo, cuando los alemanes caminaban
por la acera de la ciudad, los polacos tenían que hacerse a un lado;
cuando los alemanes entraban en una tienda, se suponía que los
polacos debían marcharse. Un día, en Radzyn, unas mujeres polacas
hostiles le impidieron seguir su camino; ella y su compañera
escaparon sólo después de amenazarlas con llamar a la policía.
Cuando el comandante Trapp se enteró del incidente se indignó.
Declaró que esas mujeres debían ser ejecutadas en el mercado
público. Según la señora Brand, ese incidente demostraba la
actitud de los alemanes hacia los polacos.”
Personalidad
del Batallón de Reserva Policial 101...
“Además
de esta sorprendente semejanza entre los guardias de Zimbardo y los
policías del Batallón de Reserva Policial 101, debe tenerse en
cuenta otro factor más al considerar la relevancia de la
autoselección basándose en la predisposición psicológica. El
batallón estaba formado por tenientes de reserva y agentes que,
sencillamente, habían sido reclutados en cuanto estalló la guerra.
Los suboficiales habían ingresado en la Policía del Orden antes de
la guerra porque, o bien esperaban ejercer profesionalmente de
policías (en este caso en la policía metropolitana de Hamburgo, no
en la policía política o Gestapo), o bien querían evitar que los
reclutaran en el ejército. En esas circunstancias es difícil
percibir cualquier mecanismo de autoselección mediante el cual los
batallones de reserva de la Policía del Orden pudieran haber atraído
una concentración poco común de hombres propensos a la violencia.
En realidad, aunque la Alemania nazi ofreciera unas rutas
profesionales excepcionalmente numerosos que aprobaban y premiaban el
comportamiento violento, el reclutamiento aleatorio del resto de la
población, de la que ya se habían filtrado los individuos más
proclives al uso de la fuerza, posiblemente producía un número
incluso menor a la media de `personalidades autoritarias´.
Resumiendo, la autoselección basada en los rasgos de la personalidad
ayuda muy poco a explicar la conducta de los agentes del Batallón de
Reserva Policial 101.”
Libro
inquietante a la vez que iluminador del aspecto humano sometido a una
cultura de violencia y un Estado que justifica la eliminación del
prójimo en base a la superioridad racial, nota que distingue el
fascismo alemán del italiano o del franquismo si bien ambos tenían
el mismo concepto, pero en el ámbito político, de eliminar al
contrario. Gente corriente que pasa por las fases de negación y
repulsa para terminar aceptando las órdenes especiales. Lectura que
incluye una controversia entre historiadores que hará las delicias
de los amantes del género y para el común de los lectores y
lectoras, una visión al Holocausto que no salía en los noticiarios,
de aldeas destruidas y población desplazada a los bosques para su
ejecución. Una brutalidad constante que sobrecoge pero sin efectismo
truculento, es un relato de los hechos basados en documentación y
pruebas testificales en los juicios que tuvieron lugar en la década
de los 60´s en la RFA. Nada de regalar a la suegra que igual coge
ideas para aumentar su poder a base de sopa boba...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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