Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor: Jung Chang & Jon Halliday
Editorial: Santillana Ediciones Generales, S. L.
Traducción: Amado Diéguez y Victoria E. Gordo del Rey
Edición: 2006
Descarnada biografía sin concesiones a la duda es la
propuesta de hoy sobre una de las figuras del siglo XX y un auténtico
exterminador de setenta millones de compatriotas que dio lugar,
gracias a la propaganda y el culto al líder, a un mito que ha
ejercido influencia en millones de personas de todo el mundo y
gobernó según el manual estanilista el país más poblado del
planeta: Mao Tse-tung.
Por
otra parte resulta fundamental su biografía para entender aspectos
de la Guerra Fría así como un viaje al comunismo y sus gulags, las
intrigas entre sus dirigentes, la influencia de la URSS en los
partidos comunistas de todo el mundo, el cumplir objetivos a costa de
hambrunas y miseria en la población y el refinamiento a la hora de
eliminar enemigos mediante humillaciones públicas, encarcelamiento,
represalias sobre los familiares y el egocentrismo despiadado de todo
dirigente comunista que se precie de ser tal. Un sistema de
actualidad tras esa subvariante del socialismo que el tal bolivariano
cuya aplicación está resultando desastrosa y calamitosa por no
citar el régimen norcoreano y la propia China actual donde sigue el
régimen comunista y que ahora su ciudadanía no pasa hambre pero se
permite que se enganche al consumismo mediante el axioma un
país, dos sistemas..
Jung Chang nació en la ciudad china de Yibin, provincia
de Sichuán, en 1952. A los catorce años entró en la Guardia Roja y
después trabajó como campesina, trabajadora del metal y
electricista antes de estudiar inglés, y más tarde, convertirse en
profesora de la Universidad de Sichuán. En 1978 dejó China para
trasladarse al Reino Unido y, poco después, recibió una beca de la
Universidad de York, donde obtuvo el doctorado en Lingüística en
1982 siendo la primera ciudadana de la República Popular China en
recibir un doctorado de una universidad británica. Jon Halliday por
su parte ha sido profesor en el King´s College de la Universidad de
Londres con ocho libros publicados.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de edición, pero sin más, unas breves reseñas que os inciten a su
lectura:
Un joven de diecinueve años...
“Era
la primavera de 1913 y Mao tenía diecinueve años. En la escuela de
Magisterio imperaba un espíritu abierto, el propio de la época, que
se ponía de manifiesto incluso en su sede, un edificio de
inspiración europea con arcos románicos y un amplio patio con
columnas. A este edificio lo llamaban yang lou: `edificio
extranjero´. Las aulas tenían elegantes suelos de madera y ventanas
de vidrio, y los estudiantes estaban expuestos a todo tipo de ideas
nuevas: se les alentaba a pensar libremente y a organizarse en grupos
de estudio y pusieron en marcha nuevas publicaciones sobre
anarquismo, nacionalismo y marxismo (durante un tiempo, en el salón
de actos de la institución colgó un retrato de Marx). Por su parte,
Mao, que se había topado con el término `socialismo´ en una
publicación periódica, se encontró en ese momento con la palabra
`comunismo´. Fue un periodo al que bien puede aplicarse la frase `
Dejad que florezcan cien flores´, que Mao emplearía más tarde para
una época de su propio gobierno en la que, sin embargo, no permitió
ni una pequeña fracción de la libertad de la que él gozó cuando
era joven.”
Stalin bendice su posición de líder supremo...
“Fue
en esa época cuando Mao supo que Moscú le había ascendido al cargo
más alto del escalafón: presidente del futuro Estado comunista
chino. Su agresiva persecución del poder le había valido el aprecio
de sus superiores. Y ahora que contaba con las bendiciones de Moscú,
decidió embarcarse en una purga a gran escala para librarse de todo
aquel que se había opuesto a él y, de paso, desencadenar un terror
tal que a partir de entonces nadie se atreviera a plantarle cara.
Shangai no estaba en posición de oponerse ni de limitar sus
movimientos, porque a mediados de noviembre de 1930 en el Comité
Central estalló una batalla por el poder. La inició un personaje
relativamente desconocido llamado Wang Ming, quien en años venideros
habría de convertirse en uno de los grandes opositores de Mao.”
Estrategia de Mao contra los japoneses...
“Por
lo tanto, el plan básico de Mao para la guerra chino-japonesa
consistía en reservar sus fuerzas y ampliar la esfera de influencia
de los rojos chinos al tiempo que aguardaba la intervención de
Stalin. De modo que cuando los japoneses avanzaron hacia el interior
desde el norte de China y desde la región de Shangai, Mao consiguió
que Chiang Kai-shek aceptase que el ejército rojo no interviniera en
ninguna batalla y que operase, exclusivamente, en funciones
auxiliares. No quería combatir a los invasores. Al contrario, ordenó
a los comandantes rojos esperar a que los japoneses derrotasen a los
nacionalistas para, a continuación, cuando los japoneses avanzasen,
ocupar territorio tras las líneas niponas. Los japoneses no
establecían guarniciones en las vastas regiones conquistadas -más
extensas que el propio Japón-. Sólo podían controlar las líneas
férreas y las grandes ciudades, lo cual dejaba libres las ciudades
pequeñas y las zonas rurales. Además Mao ordenó a sus hombres
incorporar a sus filas a los soldados nacionalistas derrotados con el
fin de aumentar sus propios efectivos. Su plan consistía en ir
pisando los talones del ejército japonés para ampliar las zonas
rojas.”
Guerra de Corea
“Pero
Mao insistió en seguir adelante con la Guerra de Corea. Quería algo
más: la Bomba. De hecho, éste fue el objeto principal del viaje de
Zhou, además las industrias de armamento. Zhou trató por todos los
medios de llevar al equipo del físico nuclear Qian Sanqiang a los
institutos de investigación nuclear soviéticos, pero sus reiteradas
peticiones para la transferencia de tecnología nuclear fueron
rechazadas. Qian siguió presionando durante tres meses, periodo que
coincidió exactamente con el de la resistencia de Mao a acabar la
guerra. Entonces, en mayo, Moscú se plantó. El bloque comunista
llevaba algún tiempo desplegando una enorme campaña en la que
acusaba a Estados Unidos de estar utilizando armas bacteriológicas
en Corea y China, y atribuyendo vagamente un gran número de muertes
a los ataques bacteriológicos. Los aviadores estadounidenses
capturados eran obligados a confesar, a veces ante una cámara, que
habían dejado caer este tipo de bombas.”
La Bomba...
“En
todo el país se organizaron celebraciones. Entre la población,
hasta entonces completamente ignorante de que China estuviera
fabricando una Bomba, la noticia se recibió con auténtico júbilo.
Poseer armas nucleares se consideraba indicativo de los logros de una
nación, por lo que muchos se sentían profundamente orgullosos,
especialmente teniendo en cuenta que lo que se les dijo es que China
había fabricado la Bomba ella sola, sin ninguna ayuda exterior. El
papel decisivo de la Unión Soviética se mantuvo en riguroso secreto
y todavía hoy es poco conocido.”
Madame Mao...
“El
ansia de relacionarse con extranjeros sólo era igualada por su
pasión por la ropa femenina. En la China de su esposo, a las mujeres
únicamente se les permitía vestir chaquetas y pantalones sin
hechuras. Sólo en muy raras ocasiones podía ella misma ponerse un
vestido o una falda. En 1972, deseaba lucir un vestido para acompañar
al presidente de Estados Unidos (que la describió como
`desagradablemente cáustica y agresiva´) y a la señora Nixon al
ballet The Red Detachment of Women (El destacamento rojo de mujeres)
una de sus ocho `obras ejemplarizantes´. Pero después de darle una
y mil vueltas abandonó la idea, ya que habría parecido demasiado
incongruente que se presentara así delante del gran número de
mujeres chinas que habría entre el público y que, a pesar de estar
especialmente invitadas, irían todas vestidas con la monótona ropa
estilo Mao. Cuando Imelda Marcos, de Filipinas, visitó China en
septiembre de 1974 ataviada con su vistoso traje nacional, Madame Mao
tuvo que aparecer con su anodino uniforme y gorra, que la dejaban
bastante malparada al lado de la ex reina de belleza Imelda. Tanto el
fotógrafo chino como la señora Mao no dejaba de mirarla con envidia
por el rabillo del ojo.”
Muere un mito viviente...
“El
8 de septiembre, la garganta de Mao emitió un gruñido
ininteligible. Su peluquero y sirviente durante diecisiete años le
puso un lápiz en su mano temblorosa y Mao trazó dificultosamente
tres débiles líneas, y luego tocó blandamente el borde madera de
la cama tres veces. El peluquero dedujo que lo que Mao quería saber
era lo que le estaba ocurriendo al primer ministro japonés, Takeo
Miki (cuyo nombre significa en chino `Tres Bosques´). Mao nunca se
había visto con Miki ni había mostrado ningún interés por él
hasta aquel momento, en el que Miki estaba luchando por evitar que le
derrocaran mediante un golpe dentro de su propio partido. Una de sus
novias reconvertidas en enfermeras, Meng, sostuvo frente a él el
boletín de noticias y Mao lo leyó durante unos minutos. Este
informe sobre otro de los líderes que estaba contra las cuerdas fue
lo último que leyó. Al poco rato de esto, Meng le oyó decir a Mao:
`Me siento muy mal. Llama a los doctores´. Aquellas fueron sus
últimas palabras. Poco después quedó inconsciente. Pasados diez
minutos de la medianoche del 8 de septiembre de 1976, Mao Zedong
murió. Su mente se mantuvo lúcida hasta el final; una mente en la
que sólo había lugar para un pensamiento: él mismo y su poder.”
Libro imprescindible para intentar comprender más sobre
el gigante asiático y los regímenes comunistas sobre un hombre que
se elevó sobre sus compatriotas sometiéndoles a todo tipo de
penurias, en todos los aspectos y niveles, mientras él se dedicaba a
intentar tomar la antorcha en el mundo comunista que sujetaba la URSS
a costa de millones de ciudadanos chinos que perdieron la vida
mientras el resto sobrevivía en un estado de control total sobre sus
cuerpos y sus mentes. Ideal para votantes de populismos de izquierda
que piensan que su mundo de confort digital tiene sitio en un estado
comunista que les venden sus líderes, amantes de la historia así
como mentes inquietas que intuyen que detrás de un ídolo de masas
siempre hay un efectivo ejercicio de propaganda y culto al líder.
Muy recomendable.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario