Una sección del
padre I. N. Mundicia en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
¡No hay que enseñar
el culo en la playa y menos las socorristas!
Otra
vez, queridos feligreses, se ha instalado en nuestra sociedad el
indecoro, la provocación pecaminosa y la incitación al pecado y la
lujuria; todo ello con el beneplácito y la complicidad de las
autoridades munícipes, autonómicas,estatales y comunitarias. Todo
ello además en espacios públicos y a la vista de la infancia que
acude a los arenales para solaz veraniego que deben observar y ver
los culos de las socorristas como si no fuera bastante ver a bañistas
casi en cueros cuando no a medio cueros enseñando lo que debería
ser casto seno convertido en espectáculo de pechos feneminos al
aíre...
Alguna
vez os he comentado que Jesús era hijo putativo de carpintero en la
era de los romanos, lujuriosos y lascivos a más no poder. Jesús,
agraciado físicamente, con ingresos gracias a su oficio de
carpintero que le permitirían seguramente tomarse sus vacaciones
habituales cada año antes de lanzarse a predicar para ser finalmente
crucificado. Jamás se le ocurrió, los romanos hubieran dejado
constancia, que menudos eran los romanos para dejar constancia de las
cosas y hechos acontecidos, irse a los arenales y lugares
vacacionales de la época enseñando paquete o vestimentas que
resaltaran sus atributos masculinos de hombre bien dotado para las
artes del fornicio. Ni Él ni sus discípulos y seguidoras, y mirar
bien que las seguidoras eran casquivanas siguiendo su natural
instinto femenino, baste recordar a Eva y como engatusó al pobre
Adán...
¡Quiénes
somos nosotros y las autoridades para permitir enseñar lo que Jesús
recatadamente siempre mantuvo oculto!
¡Acaso
la Virgen salvo para amamantar a su hijo fue por ahí en bikini
calentando las mentes de centuriones, funcionarios y soldadesca
romana para conseguir favores!¡Somos tan soberbios como para arrogarnos el derecho de enseñar nuestro cuerpo como nos plazca!
¡Es que las autoridades quieren convertir nuestra sociedad en una Sodoma y Gomorra playera en verano con las socorristas incitando a la lascivia y la lujuria con la excusa de salvar vidas!
¡Quién salva las almas una vez han sucumbido a la visión de nalgas recias y duras, turgentes y apetitosas!
No
seáis cabestros, querido rebaño, no seáis cabestros. Es normal que
haya accidentes en las playas si tenemos la mente obnubilada por la
visión tentadora del culo de las socorristas por no hablar del alma
que es quien pagará las consecuencias de nuestra incontinencia
visual a cargo de los caudales públicos. Para salvar vidas en el
agua no hace falta andar desnudos por la arena por mucha autoridad
socorrista que se tenga. Dejaros de incitar al diablo con vuestros
pensamientos y quedaros en casa que con un barreño y algo de arena
de obra podemos transformar el baño en Torremolinos y alejarnos de
la tentación institucionalizada que tanto daño espiritual nos hace
a todos. Los socorristas han de ser masculinos y no tentadoras
féminas con ropajes debidamente aprobados por Francisco y las
autoridades eclesiásticas competentes como hacen los mahometanos,
que se les puede tildar de terroristas y herejes, pero al menos sus
mujeres son recatadas. Vale más perder una vida ahogada que salvarla
de morir en el agua y su alma perdida ante la visión de pechos y
culos por muy socorristas que sean.
AMENThe Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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