Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
–
Diario confidencial del Presidente 1993-2001-
Autor:
Taylor BranchEditorial: RBA Libros, S.A.
Traducción: Mª Luisa Rodríguez Tapia
Edición: Primera edición marzo de 2010
Buen momento para repasar el paso por la presidencia de
EEUU de Bill Clinton ahora que parece que su señora se presenta como
muy posible candidata por el partido demócrata a las elecciones del
año que viene. Una presidencia la de su marido que ha pasado a la
histeria colectiva como la de la mamada y posterior corrida en el
vestido de una becaria...
Pero
lo cierto es que Bill Clinton asumió las riendas de un país
victorioso de la Guerra Fría y un mundo cuyas cuadernas derivadas de
la lucha entre capitalismo y comunismo se resquebrajaban con una
Rusia reinventándose a sí misma con fuerzas reaccionarias en su
seno, África desangrándose en guerras civiles y matanzas, una
Europa convulsionada en los Balcanes donde la tardanza en responder
de los países europeos recuerda la situación actual en la Guerra al
Estado Islámico, las tortuosas conversaciones de paz entre Arafat e
Israel y un frente interno donde los republicanos mandaban en las
cámaras y boicoteaban los intentos de Clinton con Medicare
mientras la prensa
aireaba sus asuntos maritales y lograba su administración reducir
el déficit del país creando millones de empleos...
Pero Bill Clinton también representó la llegada al
poder de la generación de jóvenes que en los 60´s eran activistas
a favor de los derechos civiles y contra la intervención militar y
la guerra en Vietnam. Preocupado por cómo la historia vería su
legado y su paso por el despacho oval, confía en un antiguo
compañero de piso y asesor personal para que se realicen unas
grabaciones donde Clinton rememora los hechos y aporta detalles para
los futuros historiadores...
La contraportada es parca en detalles del autor, Taylor
Branch, que se nutre de las grabaciones que hacía tras las
entrevistas en la Casa Blanca para mostrar un Presidente en su
intimidad, ágil de mente pero achacoso físicamente. Una visión
bajo un nuevo prisma para el común de los mortales que consume
imágenes y noticias de los medios de comunicación. El autor escribe
de forma leal, resaltando las contradicciones y las tribulaciones al
calor de una tertulia de Bill Clinton.
Resulta fascinante asomarse a las entretelas del poder,
tal vez localista para el lector no estadounidense cuando trata de
política interna pero que repercute en la política mundial. Ver
cómo asoman poco a poco personajes que ahora son ya históricos como
Ben Laden o aterradoramente actualidad como Putin, hace que el
interés de la obra sobrepase el mero interés presidencial y supone
una crónica del gobierno del mundo por una super potencia.
No me enrollo más y os dejo unos brevísimos pasajes
que os inciten a su lectura...
Somalia...
“Clinton
recordaba advertencias similares del general Colin Powell, el
presidente saliente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, en el
sentido de que una persecución centrada en Aidid dominaría y
acabaría desplazando los esfuerzos políticos fundamentales para
reconciliar a las facciones en toda Somalia. Además, Powell se había
mostrado escéptico ante las propuestas de operaciones concretas en
el caos calcinado de Mogadiscio. Había predicho que habría escasas
posibilidades de una `captura´ por parte de unidades de élite a
partir de datos de los servicios de inteligencia, pero el presidente
se había dejado llevar por el optimismo, pese a haber oído expresar
dudas más que suficientes como para justificar la cautela. Dijo que
el propio Powell, en uno de sus últimos actos oficiales antes de
retirarse del ejército, había respaldado la convicción de los
generales estadounidenses de que podían localizar a Aidid.”
TLCAN...
“El
presidente necesitó muy pocas preguntas para elaborar su propio
relato sobre las últimas batallas en el Congreso a propósito del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Dijo con una gran
sonrisa que el presidente de la Cámara de Representantes, Tom Foley,
llamaba al TLCAN `la Ley de Lázaro´, porque se había alzado
milagrosamente de entre los muertos. Hacía menos de dos semanas,
añadió, los líderes de la Cámara David Bonior y Dick Gephardt
habían ido a la Casa Blanca a proponer que se retrasara la votación
definitiva, prevista para el 17 de noviembre, porque no querían
humillar a su presidente justo antes de la cumbre con los jefes de
Estado asiáticos. Clinton dijo que agradecía el gesto, pero lo
rechazó. Al proyecto de ley le faltaban todavía 40 votos el 14 de
noviembre, cuando dio una cena para todos los congresistas indecisos
como parte de la enorme agitación de presiones y negociaciones de
última hora.”
Haití...
“El
presidente estaba nervioso. En estos casos, solía decir que me
convenía más dedicarme sólo a escribir, que la política era otra
cosa. Yo me apresuré a decir que su discurso podía apelar al
optimismo de los estadounidenses. Haití era el perdedor por
excelencia. Si la democracia podía echar raíces allí, aumentarían
las esperanzas en todas partes, desde Arabia saudí hasta China. Era
comprensible que la gente se retrajera ante los desposeídos y no
tomara en serio sus perspectivas, pero el movimiento de los derechos
civiles había asombrado al mundo con las nuevas libertades
conseguidas. Aristide, como Martin Luther King, era un apóstol de la
no violencia que se enfrentaba a un poder arraigado. Haití aspiraba
a vivir otro milagro nacido de la parte más luminosa de nuestro
patrimonio.”
Geopolítica...
“El
éxito continuado incrementaría una oleada de optimismo que el
presidente llamaba `la vuelta de América´. Dijo que lo había
notado en Alemania. Ni siquiera los países más avanzados de Europa
eran capaces aún de mantener los acuerdos regionales de seguridad
sin el liderazgo de Estados Unidos, y nuestras garantías
significaban para ellos más de lo que pensábamos. Clinton manifestó
que el deseo de lograr una cooperación pacífica había despertado
emociones públicas tan profundas que los políticos no sabían
todavía darles estructura y forma. Ésta fue una lección que siguió
repitiendo al hablar de su viaje a las Islas británicas, cuyos
momentos destacados recordó al menos durante veinte minutos.”
El 4º poder...
“Le
recordé al presidente que habíamos interpretado esto de varias
maneras en nuestras sesiones. Una vez había denunciado que los
periodistas se apuntaban con
mucha alegría a ser cómplices de sus
adversarios. Después había especulado sobre la posibilidad de que
las fuerzas que estaban dividiendo el mercado empujaran la cobertura
informativa hacia el sensacionalismo. Añadimos ideas derivadas de la
superposición histórica de la tecnología de la información con la
Guerra Fría, que había proporcionado la base de cuarenta años de
noticias con la amenaza de la aniquilación nuclear. Pero en esos
momentos nuestros comunicadores políticos tenían que encontrar el
drama diario en otras cosas. Clinton se limitó a asentir. Mencionó
varias veces, en tono jocoso, una teoría del `agujero emocional´ en
la cultura de las noticias basura.”
Hillary Clinton candidata por Nueva York...
“Durante
nuestra sesión de principios de junio, Clinton parecía preocupado
por los informes que Hillary enviaba desde su sede de precampaña.
Tras haber asumido que su mujer se presentaría, ya no se mostraba
tan convencido con la idea. Ese día, sin ir más lejos, ella había
sufrido una emboscada a manos de treinta enfadados manifestantes en
un acto de precampaña en Binghamton, pero en otros momentos se había
visto rodeada de multitud de seguidores que podían llegar, como le
había dicho a ella, a la adulación y la alteración. La tensión la
desequilibraba. A pesar de sus dos décadas de experiencia política,
no lograba discernir si la intensidad era la propia de una
candidatura en Nueva York o si se debía a su perfil como candidata.
En cualquier caso, estaba agitada. El presidente no dejaba de repetir
que apoyaría la decisión de su mujer. Se había comprometido, me
dijo, a no vivir dedicándose exclusivamente a ella tras dejar la
Casa Blanca.”
Heraldos del presente...
“Al
reanudar la grabación, hablamos del atentado suicida del 12 de
octubre contra el USS Cole en el puerto de Adén, Yemen, donde se
encuentran África y el mar de Arabia. El presidente dijo que
pensaban que el instigador había sido Bin Laden.
Nuestra gente sabía
dónde se había fabricado parte de la bomba. El FBI, con un
destacamento especial de 250 investigadores estadounidenses, estaba
teniendo problemas con el Gobierno yemení. Ambas partes exigían
estar al mando de la investigación, debido a la desconfianza mutua,
y Clinton dijo que habíamos tenido suerte de que se hubiese filtrado
a la prensa muy poco sobre esas fricciones. Era un conflicto muy
intenso -en el que discutían por nimiedades y por cosas
fundamentales- y lo único que podía hacer él era exigir
resultados. El presidente se encogió de hombros. `Mira -recordó- ,
yo también he tenido muchos problemas con el FBI.´ “
Libro para amantes de la política y buceadores de la
misma porque quienes busquen morbo y escándalos se encontrarán el
trabajo de un escribano que defiende el papel de su presidente como
animal político y que trató de ser mensajero de un nuevo mundo en
paz pero acosado por sus rivales políticos, la prensa y el
sensacionalismo de sus aventuras de alcoba pero cuya administración
logró acciones de paz que aún perduran y avances en la sociedad
pero que seguramente pase a la memoria colectiva por su lascivia y
tal vez eclipsado si su esposa es elegida presidenta...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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